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Nadie controla los viajes de los parlamentarios, salvo ellos mismos

Jesús Posada y Pío García-Escudero, presidentes del Congreso y del Senado.

Carmen Moraga

El nuevo escándalo que ha salpicado al PP tras destaparse la treintena de viajes que realizó a Canarias el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, en calidad de senador y a cargo de fondos públicos, ha desatado de nuevo la polémica sobre quién controla los gastos de nuestros parlamentarios. La respuesta es simple. Nadie, salvo ellos mismos.

Los diputados y senadores pueden viajar durante todo el año -vacaciones incluidas- por todo el territorio nacional en avión, tren o barco a cargo de los presupuestos de las Cámaras siempre que lo crean conveniente y sin justificar los motivos. Se da por hecho que lo hacen por cuestiones de trabajo y no con fines privados. Por eso ni el Congreso ni el Senado mantienen un control de estos desplazamientos por el territorio nacional alegando que eso lo deben hacer las direcciones de los grupos.

Las Cámaras solo responden por los viajes al extranjero que pueden realizar los diputados y senadores como parte de una delegación parlamentaria, según confirman fuentes de estas instituciones.

Tanto el Congreso como el Senado tienen convenios con Iberia y Renfe para la realización de estos viajes que los parlamentarios realizan en clase business, salvo que renuncien a ello y vayan en turista. Los billetes los gestiona la agencia de El Corte Inglés, empresa a la que se le adjudicó el contrato, y que tiene abiertas sendas oficinas en las mismas sedes de las Cámaras.

Cuando los representantes electos tienen que viajar, sacan allí directamente los billetes. Solo tienen que dar sus nombres y el DNI. No pagan nada. La agencia pasa el importe directamente al Congreso o al Senado. Los únicos registros que quedan del destino y las fechas de estos viajes, por tanto, los guardan las agencias.

En los desplazamientos tanto por España como por el extranjero, los parlamentarios tienen derecho a percibir dietas. En ambas Cámaras están estipuladas en 150 euros diarios en el extranjero y 120 dentro del territorio nacional.

Lo que sí está sujeto a un control más estricto de las Cortes son los viajes al extranjero. Los diputados y senadores solo viajan fuera de nuestras fronteras cuando forman parte de delegaciones parlamentarias. En la anterior legislatura se supendieron los llamados “viajes de amistad” al trascender los elevados costes de algunos de ellos, realizados cuando la crisis ya empezaba a azotar a nuestro país.

Hasta entonces, la opacidad sobre estos desplazamientos era absoluta. Ahora tampoco es que haya mucha transparencia pero al menos la Mesa del Congreso publica en la web el listado de estos desplazamientos al extranjero realizados por las delegaciones parlamentarias. Los de la próxima semana ya se han hecho públicos. Lo que no se facilita es el coste de ninguno de ellos pese a tratarse de dinero de todos los españoles.

Ha tenido que saltar a la luz un nuevo escándalo para que los grupos parlamentarios pongan sobre la mesa nuevas propuestas para que la ciudadanía pueda saber qué hacen los diputados y senadores con ese dinero. En concreto, el PSOE acaba de anunciar que está a favor de que se exija a los diputados publicidad sobre los viajes y los motivos. Pero no lo que cuestan.

La propuesta la formalizarán en la ponencia de reforma de Reglamento del Congreso que funciona desde hace más de un año. Aunque tampoco es original porque otros grupos, como UPyD, ya la habían incluido entre sus iniciativas. Desde la formación de Rosa Díez aseguran, además, que ellos llevan un control interno de las actividades de sus diputados que, “para mayor transparencia”, cuelgan en la página web del partido sus agendas con las actividades diarias que realizan.

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