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El paseo triunfal que diseñó Susana Díaz se convierte en carrera de obstáculos

Susana Díaz, en el acto de presentación de su candidatura en Madrid, el pasado 26 de marzo.

José Precedo

Todo el PSOE daba por hecho que Susana Díaz competiría por la secretaría general pero ella se hizo esperar. Fue la última en saltar a la carrera y lo hizo de una forma peculiar: jugó con los tiempos y el suspense durante meses hasta que finalmente optó por anunciar el anuncio. Cuando algunos sectores del partido empezaban a impacientarse por la notoriedad que estaba adquiriendo la vuelta de Pedro Sánchez, aireó hace mes y medio la fecha de su irrupción triunfal en la pugna interna: el 26 de marzo se presentaría en un acto multitudinario en Madrid.

El evento no defraudó: miles de socialistas llegados de toda España y la plana mayor del partido sentada en primera fila para aplaudir a la presidenta andaluza, que hizo un discurso emotivo basado en sus ganas de ganar y de recuperar el Gobierno. 

Fue una exhibición de fuerza planificada al milímetro. Felipe y Guerra, Rubalcaba y Zapatero, más que referentes, la historia viva del PSOE en primera fila. Un grupo de enemigos íntimos que llevaban años sin coincidir todos juntos en actos públicos, reunidos para flanquear a la nueva esperanza socialista, la misma dirigente que solo unas horas después de impulsar la caída de Pedro Sánchez en el polémico comité federal del primero de octubre, se comprometió a trabajar para “coser el partido”. Las fotos de todos casaban bien con el mensaje de la candidata: 100% socialista.

El fallo estuvo en la elección de una telonera. La primera joven que subió al estrado para contar los porqués de su militancia socialista y del apoyo a Díaz fue Estela Goikoetxea. “Hay miles de jóvenes en este país que están desesperados, indignados, porque a toda nuestra generación se nos prometió que si estudiábamos, que si nos formábamos, tendríamos el futuro asegurado y se nos engañó”, dijo desde el estrado.

Al día siguiente, cuando trascendió que la propia Goikoetxea había falsificado su currículum, tuvo que dejar el Observatorio de Salud Pública del Gobierno de Cantabria. La mujer había sido elegida personalmente por Susana Díaz para participar en el acto.

El asunto deslució la resaca del estreno pero no fue a más. Díaz siguió recorriendo las agrupaciones socialistas con un discurso dirigido a recuperar la moral de la tropa y sin avanzar demasiadas medidas concretas, visto que las ponencias política y económica ya fueron encargadas por la gestora a personas de su confianza, como Eduardo Madina o José Carlos Díez. 

Pero esta semana la filtración a El Mundo de un audio de un colaborador suyo, Miguel Ángel Heredia, número dos del grupo parlamentario socialista, en la que contó el pasado 20 de noviembre a un grupo de Juventudes socialistas que sabía por el líder de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, que Sánchez ya había cerrado un pacto de Gobierno con Podemos y el independentismo, ha montado un nuevo incendio al equipo de Díaz.

En esa grabación, Heredia también pedía disolver el PSC y faltaba al respeto a dirigentes sanchistas como Margarita Robles, por su condición de independiente, y a Zaida Cantera, a quien reprochaba su falta de disciplina pese a su pasado militar.

Un incendio que rebasó las fronteras del partido

En cuanto El Mundo avisó del material que iba a publicar, el secretario general del grupo parlamentario se apresuró a pedir disculpas en público y en privado a los compañeros afectados, y la propia Díaz intentó desvincularse de ese discurso, muy parecido al que otros colaboradores suyos defendían en los días posteriores a la caída de Sánchez.  

Pero ya era demasiado tarde. El lío había sobrepasado las fronteras del partido. Ignacio Fernández Toxo desmintió a Heredia y este cambió su versión para decir que se había enterado por otros dirigentes del sindicato. Toxo ha insistido durante toda la semana en pedir la dimisión de Heredia si no revela la fuente que le habló de un acuerdo de gobierno, desmentido tanto por Sánchez como por el resto de partidos que debían suscribirlo.

Heredia resiste en su puesto, pero el incidente amenaza con agravar la desconfianza que Comisiones Obreras mantiene sobre un sector del PSOE. 

La filtración, que el equipo de Díaz atribuye precisamente a los afines a Sánchez, ha molestado incluso al tercer candidato en liza, Patxi López, que había adoptado una posición más neutral en el debate interno. López también intervino para responder a Heredia que él de enemigo solo había tenido a ETA. El exlehendakari aludía así a otro tramo del discurso en el que el hombre de Díaz en el Congreso aseguraba que el rival del PSOE es el PP pero el enemigo es Podemos.

Es la segunda piedra en dos semanas en la paseo triunfal diseñado por Susana Díaz, que de momento se ha convertido en una carrera de obstáculos.

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