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La conquista de Palmira por parte del EI alertó del estado de antigüedades sirias

La conquista de Palmira por parte del EI alertó del estado de antigüedades sirias

EFE

Beirut —

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La conquista de la ciudad monumental siria de Palmira por parte del grupo terrorista Estado Islámico (EI) ha puesto el foco de atención en el estado de las antigüedades en el país árabe, cuyas autoridades han alertado de pérdidas irreparables.

El 20 de mayo pasado, los yihadistas arrebataban al Ejército sirio Palmira, famosa por sus ruinas grecorromanas incluidas en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, en una amplia ofensiva en el este de la provincia central de Homs.

Enseguida saltaron las alarmas internacionales y la preocupación por el destino de este yacimiento arqueológico a la luz del historial de destrucción y saqueo de antigüedades que los radicales tienen en Irak.

Allí, las ruinas asirias de Nimrud (siglo XIII a. C.) y de Hatra, patrimonio de la mundial de la Unesco, el Museo de la Civilización de la localidad de Mosul y el yacimiento de Dur Sharrukin -capital asiria durante parte del reinado de Sargón II (722 - 705 a. C.)- fueron pasto del pillaje y la barbarie del EI.

En Palmira, los extremistas han dinamitado tres emblemáticas torres funerarias del siglo I d.C., además del templo de Bel, el templete de Bal Shamin y su arco del triunfo.

El teatro romano ha sido empleado por el EI como escenario para asesinar a sus prisioneros, como ocurrió en julio pasado cuando 25 soldados sirios murieron por los disparos de menores de edad reclutados por los radicales.

Ubicada en un oasis, Palmira fue en el pasado uno de los centros culturales más importantes del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaban el árido desierto del centro de Siria.

Antes del inicio del conflicto en marzo de 2011 era una de las principales atracciones turísticas del Estado árabe, junto a los otros cinco sitios sirios que figuran en la lista de la Unesco: los cascos viejos de Damasco, Alepo y Busra; el Crac de los Caballeros y las aldeas antiguas del norte.

De todos estos lugares, el más afectado por la guerra es el casco de Alepo, la mayor urbe del norte de Siria.

En esta población, unos 150 edificios tradicionales han sido destruidos y 1.000 tiendas del zoco han resultado calcinadas, explicó el director general de Antigüedades y Museos de Siria, Mamun Abdelkarim, en una entrevista a Efe este año.

A lo largo y ancho del país, un total de 300 yacimientos arqueológicos han sufrido saqueos de mafias, excavaciones ilegales, o destrucción por combates o por acciones deliberadas del EI.

Pese a estas pérdidas, las autoridades sirias han rescatado 300.000 piezas arqueológicas que estaban en el interior de museos y que han sido trasladas a lugares seguros, como pasó en Palmira donde cientos de estatuas fueron recuperadas y puestas a buen recaudo por la Dirección General de Antigüedades.

Y allí donde no llegan los funcionarios sirios intenta operar el el Grupo de Trabajo del Patrimonio Sirio (GTPS), que hasta principios de este año colaboraba con el Gobierno interino de la oposición, pero que por falta de fondos de este ya no lo hace.

Dicho grupo dispone de arqueólogos que trabajan en secreto en los dominios del EI.

Según datos oficiales sirios, tan solo en Al Raqa y Deir al Zur, bastiones de los extremistas, habría casi un centenar de edificios y lugares arqueológicos destruidos, como mezquitas, mausoleos, iglesias y antiguos bazares.

Los yihadistas también sacan partido de las antigüedades, que tratan de vender ilegalmente.

Según datos del director del GTPS, Amer al Azm, en el verano de 2014 los radicales comenzaron a exigir un impuesto para todo aquel que quisiera excavar y extraer artefactos arqueológicos, pero ahora lo hacen ellos mismos.

“Crearon una oficina especial para administrarlo (el saqueo), y tiene su propia red de traficantes”, indicó Al Azm en declaraciones a Efe poco después de la toma de Palmira por el EI.

De hecho, la Unesco alertó hace tres meses sobre un pillaje arqueológico “a escala industrial” en Siria.

“Las imágenes de satélite (...) muestran yacimientos arqueológicos en Siria acribillados por agujeros, excavaciones ilegales y pillaje masivo que está ocurriendo a escala industrial”, denunció la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

La venta ilegal de antigüedades es una de las principales fuentes de financiación del EI junto a los rescates de secuestros y los ingresos del petróleo de las áreas que ocupa.

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