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El crepúsculo político de Jean-Marie Le Pen

El crepúsculo político de Jean-Marie Le Pen

EFE

París —

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Jean-Marie Le Pen, fundador y presidente de honor del ultraderechista Frente Nacional francés, vive a los 86 años las horas más bajas de sus seis décadas de carrera política: repudiado por la opinión pública, marginado por la dirección de su propio partido y con evidentes síntomas de desgaste físico.

Solo el 2 % de sus conciudadanos quieren que el decano de la ultraderecha francesa tenga más influencia en la vida pública del país, según una encuesta del instituto BVA que difunden hoy el canal “iTélé” y el grupo de telecomunicaciones Orange.

Se trata del peor resultado histórico para el octogenario Le Pen, que el próximo lunes tendrá que rendir cuentas ante la dirección de su partido, liderado ahora por su hija Marine.

Dos escándalos le han pasado factura a Jean-Marie Le Pen en las últimas semanas: insistir en describir las cámaras de gas como “un detalle” de la Segunda Guerra Mundial, y las sospechas de que ocultó al fisco francés 2,2 millones de euros en Suiza, las Islas Vírgenes y Bahamas, según el diario “Mediapart”.

Le Pen “atraviesa una mala racha y no está claro que la vaya a superar”, resume la directora del estudio, Adélaïde Zulfikarpasic sobre un político que pierde apoyos incluso entre los simpatizantes del Frente Nacional, donde su influencia es ahora del 7 % frente al 36 % del pasado enero.

Jean-Marie Le Pen, un exparacaidista que fundó FN en 1972, saboreó cotas de popularidad cercanas al 30 % en los años noventa y vivió sus días de gloria en 2002, cuando derrotó al Partido Socialista (PS) en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

Aquel resultado supuso todo un golpe de autoridad, aunque perdiera abrumadoramente con el conservador Jacques Chirac en la segunda ronda.

Sin embargo, su popularidad cayó en los años siguientes, a medida que aparecían las dificultades financieras y las divisiones internas en un partido que cada vez sufría más en las urnas.

Aunque sigue ejerciendo como eurodiputado y consejero regional, en 2011 le entregó las riendas del Frente Nacional a su hija Marine, que se impuso con el 67,65 % de los votos en unas elecciones internas contra Bruno Gollnisch, un histórico de la formación.

Marine Le Pen -licenciada en Derecho, de 46 años, divorciada y madre de tres hijos- ha llevado al FN a cotas de poder desconocidas, como a convertirse en el partido más votado de Francia en las elecciones europeas de 2015, al obtener el 24,85 % de los sufragios.

La pequeña de las tres hijas de Jean-Marie Le Pen está en su mejor momento político. El indicador de BVA le atribuye un inédito 32 % de popularidad e identifica sus caladeros de votos en los hombres, las personas con edades entre los 35-49 años y los 50-64 años, los obreros y, especialmente, los parados y quienes tienen un nivel de estudios inferior al bachillerato.

Por eso la dirección del partido, inmerso en un proceso de renovación para acercarse a un electorado menos radical, quiere apartar al fundador, que este lunes comparece ante el órgano disciplinario de la formación.

La encuesta de BVA, elaborada a partir de una muestra representativa de 1.028 personas seleccionadas telefónicamente e interrogadas por internet entre los pasados 29 y 30 de abril, no tiene en cuenta la complicada jornada que vivió ayer el Frente Nacional, durante el homenaje a Juana de Arco que la ultraderecha francesa celebra cada primero de mayo.

La cita se convirtió en un fiasco que eclipsó el duro mensaje de la presidenta del FN contra la Unión Europea (UE), su moneda única, la proliferación del yihadismo en Francia o la inmigración.

Primero, sirvió para evidenciar la ruptura entre padre e hija, que por primera vez desfilaron cada uno por su cuenta. Después, y a pesar de sus evidentes problemas de movilidad, el octogenario Le Pen se subió al escenario cuando iba a hablar su hija y se dio un baño de masas que pilló a la oradora por sorpresa.

Cuando por fin comenzó a hablar Marine Le Pen, tres feministas de Femen aparecieron a pecho descubierto en una balconada cercana, desplegaron parafernalia nazi y paralizaron el discurso durante varios minutos.

A continuación, los miembros de seguridad del partido las desalojaron del balcón, con una contundencia aparentemente innecesaria.

Y finalmente, varios militantes del partido agredieron a un equipo de periodistas de “Canal +” para completar un cúmulo de hechos que no parecen jugar a favor de la imagen del Frente Nacional; ni de Jean-Marie Le Pen, que puede estar viviendo su ocaso político.

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