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El pueblo iraní defiende con orgullo su derecho a la tecnología nuclear

Empieza el último día previsto de las negociaciones nucleares con Irán

EFE

Teherán —

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Más allá de las pretensiones que pueda tener el Gobierno iraní, los ciudadanos de a pie creen que defender ante el mundo el derecho de su país a desarrollar tecnología nuclear es, ante todo, lícito.

Preguntados sobre su interés y sobre la conveniencia de que Irán siga adelante con su controvertido programa nuclear (que expertos de la ONU dicen no poder garantizar que sea pacífico), los iraníes no responden con referencias a necesidades energéticas o de seguridad, sino que en general se limitan a preguntar de vuelta: “¿Por qué nosotros no?”.

Las autoridades han ayudado a asentar esta idea y las declaraciones oficiales en estos momentos de negociaciones en Ginebra para llegar a un acuerdo nuclear (que disipe los miedos de Occidente sobre los posibles objetivos militares del programa atómico iraní) abundan en referencias al respeto de “la dignidad” y los “derechos inalienables” de Irán.

“¿Por qué un país belicoso como Pakistán puede tener la bomba nuclear y una nación culta que jamás le ha declarado la guerra a nadie no puede tenerla?”, preguntó a Efe una ciudadana de mediana edad en Teherán que prefirió no ser identificada.

“El problema aquí es que Irán es un país islámico y ellos relacionan el islam con el terrorismo, pero están equivocados. Este no es un país terrorista”, se explicaba S.N., una profesora de mediana edad que pidió anonimato.

Ella sí considera que su país necesita desarrollar la energía nuclear “para no depender de nadie”.

Cuestionado sobre su apoyo al programa nuclear, un jubilado contesta de inmediato “¿Por qué Israel, que es mucho más peligroso, puede tener la bomba nuclear e Irán no?”.

Muchos consideran una hipocresía de Occidente vigilar estrechamente a su país, considerarlo una amenaza y poner en duda las intenciones pacíficas de sus investigaciones nucleares.

Creen que se trata de una cuestión de discriminación; De hecho, esta es la palabra que usó esta semana el presidente, Hasán Rohaní, en un discurso ante el Parlamento, al que prometió que no tolerará “ningún tipo de discriminación” en las negociaciones que se llevan a cabo en Suiza con el Grupo 5+1 (EEUU, China, Rusia, Alemania, el Reino Unido y Francia).

También recientemente el jefe del Gobierno instó al mundo a que reemplace “el lenguaje de las sanciones por el del respeto”.

Una mujer en la cuarentena dejó claro el papel que juega para muchos la cuestión del orgullo nacional al asegurar a Efe que ella es “absolutamente contraria a la energía nuclear en cualquier país”, pero que precisamente en este caso y por la actitud de el mundo contra Irán, quiere que Teherán la desarrolle.

“Yo me opongo a la energía nuclear, y mucho más en una zona sísmica como Irán. Pero cuando nos lo prohíben, entonces creo que hay que desarrollarla, porque es una injusticia”, afirma categóricamente.

Preguntada si lo que cree que se debe conseguir es energía nuclear o la bomba atómica dice “las dos cosas. Yo no creo en ninguna de las dos, me opongo a ambas, pero si nos lo intentan impedir, sí las quiero”.

Sin embargo, no son pocos los que dejan de lado el orgullo herido y anteponen la mejora de las relaciones exteriores y el fin de las sanciones a la continuidad del programa nuclear.

“Lo que hace falta es solucionar los problemas económicos. Si Irán está obligado a parar el programa nuclear tendrá que hacerlo”, señaló a Efe el taxista Akbar

Una estudiante, Mariam, también opina que “no vale la pena tener energía nuclear si a cambio hay que soportar las sanciones”, que asfixian la economía del país.

Coincide con ella Reza, un residente del norte de Teherán.

“Estoy de acuerdo con la energía nuclear porque es nuestro derecho, pero si teniéndola el país va a quedarse atrasado y por las sanciones y la gente sufre presión y tiene que aguantar amenazas militares y no puede progresar nuestra industria del petróleo, entonces así no”, afirmó a Efe.

Está convencido de que “ahora mismo, las pérdidas que le trae al país el programa nuclear son mayores que los beneficios”.

Algunos creen que Irán debe seguir adelante, como la conservadora Jamile Nurolahi, del sur de la ciudad, que piensa que “gracias a alá, Irán ha desarrollado la ciencia” y recuerda que el país “no quiere el programa nuclear para hacer una matanza, es Estados Unidos quien usa armas nucleares para matar”.

En ese sentido se expresa Mohamad Ahmade, estudiante de empresariales, que recuerda que “el líder (ayatolá Alí Jameneí) ya anunció que no queremos la guerra con nadie, pero tienen que respetar nuestro régimen y a nuestro líder”.

Respeto, igualdad, dignidad, derechos... vocablos todos ellos que rápidamente salen a la palestra cuando, en Irán, se pone sobre la mesa la cuestión nuclear.

Ana Cárdenes

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