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“No queremos democracia interna en el PP para hacernos con el poder sino para controlar a la dirección”

Isabel Benjumea, directora de la Red Floridablanca.

Luz Sanchis

Isabel Benjumea montó la Red Floridablanca en 2015 llevada por el interés de democratizar internamente a su partido. Exbecaria de FAES y delegada del PP en Washington, esta empresaria –fundadora y consejera delegada de Greatness– insiste hasta la saciedad en que ella y sus compañeros lo llevan pidiendo desde antes de que la demanda se extendiera. El proyecto que lidera se gestó poco después de las pasadas elecciones europeas. Lo formaron un grupo de amigos, de entre 30 y 40 años de edad, preocupados por organizar tertulias y cenas en las que hablar de política.

Además del interés por el debate de ideas, ¿qué les llevó a organizarse?

Vistos los resultados electorales, que aparece una fuerza para muchísimos desconocida como era Podemos, y vista la falta de reacción que a nuestro entender hubo por parte del principal partido de centroderecha, dijimos 'vamos a ver qué podemos hacer en la medida de nuestras posibilidades'. Empezamos a ver qué se podía hacer alrededor de tres ejes. El primero, las ideas. Creíamos que era superimportante defender el ideario liberalconservador que para nosotros no se defendía con la suficiente pasión. Vimos en el posicionamiento ideológico en el CIS un avance de la izquierda o centroizquierda versus centroderecha y derecha y nos dijimos que está en nuestra responsabilidad defender aquello en lo que creemos. Había que hacer pedagogía de las ideas y defender y explicar qué significa ser liberalconservador, qué es para nosotros la libertad, el individuo y un Estado limitado.

¿Cómo lo hacen?

Con nuestra web y en lenguaje accesible. Porque la gente se pone a hablar de ideas se sube a un nivel superelevado y ahí no consigues llegar a nadie. Y con talento. Queríamos reclutar a gente que estuviera dispuesta a dar la batalla de las ideas y a ayudarnos a articular un discurso. Notábamos que había un desapego de los jóvenes formados en nuestro espectro pero que no querían colaborar con el PP ni con los grupos de trabajo que se estaban poniendo en marcha. Y funcionó superbien y hubo una respuesta maravillosa. La tercera es la cara más conocida de Floridablanca, que es la acción política. Había que pedir cambios para que ese debate de ideas no se quedara fuera de los partidos.

Explíqueme qué cambios quiere para el PP.

Desde el principio creímos que era posible poner en marcha una regeneración interna. La mayoría éramos militantes del PP y seguíamos pensando que era posible. Fuimos osados. Primero, rescatando la etiqueta liberalconservador y diciendo 'somos jóvenes, preferimos no a Ciudadanos sino al PP y queremos que esa regeneración de estructura y de ideas se dé dentro del partido'. Empezamos 15, ahora nuestra red de colaboradores es de 350 personas y tenemos a mucha gente que acude a los actos que hacemos.

¿Qué se ha dejado de lado desde el punto de vista del rearme ideológico?

Hubo una oposición a Zapatero tremendamente política, basada en ideas. Y cuando se llega al Gobierno, se dejan esas señas de identidad, esas banderas que se habían utilizado, habían movilizado a mucha gente y tenido mucho respaldo de gente que no tan fácilmente asume ir a manifestaciones o implicarse. Hay una emergencia económica y se centra todo en la gestión, entendemos perfectamente que era una prioridad, pero no era incompatible con lo otro. La batalla de las ideas es de todos los días y no se ha hecho. Y hemos identificado incluso un complejo. Debieron pensar que era rentable electoralmente no hacerlo. A día de hoy vivimos un imperio de la socialdemocracia, todo aquello que se salga de ahí parece que hay complejos a la hora de defenderlo. Hay que hacerlo con la misma naturalidad.

La expresión de la derecha sin complejos ya es antigua.

Pero es que durante muchos años tú parabas por la calle a alguien, fuera del partido que fuera, y le preguntabas cómo definía al PP y seguramente te lo sabía decir. Ahora no, no hay un discurso claro y coherente. Y lo más importante, no hay un proyecto que entusiasme y conecte con lo más importante para ti, que es tu base. Es el valor más importante de un partido, sus militantes.

¿Y eso es culpa del partido o del Gobierno?

Van de la mano. No podemos separarlos totalmente. Pero yo creo que desde que el PP ha llegado al Gobierno se ha dejado de lado y descuidado al partido, no se ha cuidado a los integrantes, cuadros medios y militantes del partido. No es solo eso. No tener un discurso es muy importante. Luego también está la meritocracia, a quién estás invitando a defender a las siglas. Tienes que atraer talento. Hay gente magnífica en el PP , pero la tónica habitual es que no hay meritocracia. Hacemos hincapié en regenerar al partido, pedimos democracia interna para elegir al líder, pero la democracia la queremos sobre todo porque es un mecanismo de control. No la queremos para hacernos con el poder sino para controlar a la dirección.

Me permito ser crítica con los mecanismos de los otros partidos. La democracia no es en sí la solución a todos los males, pero lo que sí es verdad es que el PP tiene la oportunidad de diseñar un verdadero sistema de democracia interno. Cuando critican a los otros partidos, el problema es que como no tiene ninguna democracia interna no tiene ninguna legitimidad para hacerlo. Hay que diseñar un sistema de un militante, un voto y un control de rendición de cuentas, de contrapesos internos para limitar el poder. Cuando creas un partido en el que el poder va de abajo hacia arriba, aunque no buscamos que sea asambleario, entonces ya puedes mirar al resto de partidos. Uno ve a Podemos, que fue un revulsivo, y ve cómo se están nombrando a dedo los cabezas de lista...

¿Y lo ve posible a corto plazo?

Es posible, incluso con los actuales estatutos en la mano. Hay un hito y precedente, que es José Ramón Bauzá, que fue elegido presidente del PP de Baleares con ese sistema. En el Congreso de 2008 Íñigo Enríquez de Luna presentó una enmienda en la que pedía modificar los estatutos para elegir así al líder del PP. La propuesta no salió, pero ya había voces. No solo Juanma Moreno, María Dolores de Cospedal en su discurso dijo que era el momento de elegirlos así por la militancia. Y dos días después, Mariano Rajoy cerró la conferencia negándolo. Estamos muy orgullosos porque lo que antes era una rara avis, unos frikis que pedían democracia, ahora es una corriente. Estoy convencida de que se hará realidad en el próximo congreso. No va a quedar más remedio porque la demanda social es inmensa.

Pues cuando a Cospedal se le preguntó por su iniciativa, zanjó que la Red Floridablanca “no es el PP”.

Las críticas desde la dirección del PP a Floridablanca siempre giran en torno al eje de que no tenemos cargo en el partido, como si el militante no pudiera expresar su opinión. ¿Hay que tener cargo para hacerlo? Ante eso, lo que yo digo es que todos aquellos que tienen cargo que lo hagan. Está la Junta Directiva Nacional, que tiene 600 y nadie levantó la mano. Que nadie se preguntara por qué nos han dejado de votar uno de cada tres...

Los poquitos que están diciendo algo lo hacen a través de la red Floridablanca. Si el PP fuera un partido con debate interno, abierto, que atrajera el talento y con vocación de ser la casa común del centro derecha no hubiera sido necesario que naciera Floridablanca. A día de hoy hay un inmovilismo total, no hay debate de ideas y por eso pusimos en marcha el proceso.

¿No le sorprende el poco debate que hay en los órganos del PP?

Lo hemos denunciado. Lo normal es que haya un inmenso debate interno con posiciones encontradas y unidad exterior. En el centroderecha tienes a diferentes familias: liberales, conservadores, democratacristianos y centristas, pero hay un mínimo común denominador. Lo raro es que no haya debate.

Entonces, ¿su papel es hacer de Pepito Grillo?

Somos un grupo de militantes del PP que hemos decidido que por nosotros, que no quede para defender el proyecto con convicción y mejorar el partido. Esperamos que cada vez se sumen más, pero estamos impresionados con el apoyo de las bases. Cuando vemos esa fuerza, nos reafirmamos en la idea de que no hay que parar. Y no vamos a parar.

La repetición electoral postergó un congreso que ya venía con retraso.

Los estatutos son clarísimos. El artículo 27 dice que el congreso nacional se hará cada tres años. Punto. Tenía que haberse hecho en febrero de 2015 y llevamos 16 meses de retraso. Nuestra idea no era pedirlo para mayo, lo pedimos el 21 de diciembre y había tiempo de sobra. Ahora lo único que podemos hacer es desear la mayor suerte del mundo para el PP en esta campaña y decir que vamos a seguir peleando para que se convoque cueste lo que cueste.

Pero el acuerdo es que si se aprueba, será para ponerlo en práctica en la siguiente ocasión, ¿no?

A estas alturas, la demanda es tan grande que no lo van a poder evitar. Habrá gente que no querrá, pero si el presidente del PP quisiera, bastaría con su decisión.

¿Y cree que Rajoy quiere? Porque dijo que seguiría al frente del partido aunque perdiera.

El adversario claro es el avance de la izquierda. Cuanto más sigamos sin poner en marcha la renovación y articular un proyecto mayoritario, menos probabilidades tendremos de dar la batalla de las ideas. La inmensa mayoría de las bases del PP no quiere que gobierne ni el PSOE ni Podemos. Por eso pedimos renovación.

¿Qué espera de esta campaña?

Que haya altura de miras. Si algo ha habido en esta negociación es desencanto con los cuatro líderes. Nosotros dijimos durante los meses de negociación que tanto Pedro Sánchez como Mariano Rajoy tenían que dar un paso atrás para poder alcanzar un acuerdo. Y no se hizo. Si se repiten resultados y tenemos otra vez líderes que solo piensan en su propio interés va a ser desastroso. Si el PP consigue formar Gobierno, no es excusa para frenar la renovación porque tendrá infinitamente menos representación parlamentaria de la que tenía hace cuatro años, menos apoyo social y una situación de debilidad igual o mayor a la de hace meses.

¿No le sorprende que sea Aznar el que pide ahora el congreso abierto después de nombrar a dedo a Rajoy?

Nosotros lo pedimos antes que Aznar. Obviamente ahora lo pide gente que ha ocupado cargos sin decirlo antes. Pero hay que aceptar a todos lo que lo digan porque como nos pongamos a ver el currículum de cada uno va a ser muy difícil conseguirlo. El PP que llega al Gobierno hace 20 años había conseguido integrar a todas las familias, se hace un diseño tremendamente jerárquico. Se debería haber hecho cambios para abrirlo y democratizarlo. No se hizo, pero nunca es tarde si la dicha es buena.

¿Qué papel juega la corrupción en la pérdida de casi cuatro millones de votantes?

Importantísimo. Cuando se dice que la corrupción es responsabilidad de aquel que ha cometido el delito es no mirar con la suficiente amplitud de miras. Hay una responsabilidad in vigilando y luego hay una cosa importante, y es que tú tienes que reaccionar no solo contra aquel que es un corrupto sino evitar casos parecidos. Es muy importante cómo se reacciona y no se ha hecho para nada en mi opinión. Junto con la falta de discurso y el dar la espalda a los jóvenes.

Ciudadanos ha sabido identificar perfectamente que a la juventud hay que atraerla apelando al talento, a las capacidades. Y eso es algo que reivindicamos. La respuesta que hemos tenido de gente que sale del trabajo a las diez de la noche y en vez de irse a tomar una caña se va a un grupo de trabajo para pensar cuál debe ser el modelo de Estado es que es gente comprometida. Hay que ir a por ellos por sus capacidades y no para pedir que vaya a aplaudir y a mover banderitas. Y también vieron claro que había que enarbolar la bandera de la regeneración. Siempre digo que los espacios que tú cedes, otro los va a ocupar. El mérito de Ciudadanos también es que no se ha hecho nada desde el otro lado. Y creo que es un error cuando se les quiere ver como un adversario. Es Podemos, no Ciudadanos, que puede ser eventualmente tu aliado porque tiene tintes de centroderecha y por eso se ha llevado esos votos. Cuando veo que en el PP se centrar en atacarlos...

¿Pero Ciudadanos no era de centroizquierda?

Lo que es un error es atacarlos. Hay que competir con propuestas y apelando a un proyecto. No peleándote con el de al lado. Eso es perder la perspectiva y en vez de lanzar argumentos para contrarrestar, centrarte en el vecino. Creo que es un error grave. Como también creo que lo es el hecho de que Ciudadanos se centre en si Mariano Rajoy sí o Mariano Rajoy no.

Entonces, ¿Rajoy podría liderar una renovación?

Yo soy militante del PP y quiero que el partido sea fuerte y mayoritario. Ciudadanos tiene todo el derecho a hablar de su funcionamiento, pero no del PP. El líder que se presentara tenía que estar legitimado. Lo que no podemos hacer es decir que no es necesario.

¿La renovación es cosa de jóvenes?

No es cosa de jóvenes sino de todos. Por ser joven no tiene usted razón, sino por las cosas que haga o diga. Tengo el máximo cariño por los vicesecretarios y no les arriendo la ganancia, están en una situación delicadísima.

¿Qué papel juega Nuevas Generaciones en esas ansias de renovación?

Como parte del partido, tienen que atraer al talento y apoyar que la gente se forme superbien, viaje y adquiera experiencia y a que sean personas independientes y libres en la defensa de sus ideas. Y eso hace mucha falta en Nuevas Generaciones. Gracias a Dios hay gente que tiene libertad, pero es poquita.

¿Cómo quiere que sea la campaña del 26J?

Que los líderes consigan ilusionar y conectar por sus propuestas. Como toda la campaña sea con quién voy a pactar o con quién no, o el miedo al vecino, va a ser muy complicado. El riesgo es que sea otra vez sin defender un proyecto.

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