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Los desplazados de Waziristán del Norte quieren regresar a sus casas

Los desplazados de Waziristán del Norte quieren regresar a sus casas

EFE

Islamabad —

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Más de año y medio después de abandonar su casa a pie con sus ocho hijos por la operación militar en el noroeste de Pakistán, Haji Rehmanullah espera con impaciencia el regreso a su hogar y teme por el estado de su localidad tras el conflicto, un destino que comparte con otros cientos de miles de desplazados.

El Ejército paquistaní lanzó la operación “Zarb-e-Azb” (Afilado y cortante) contra grupos insurgentes en la región tribal de Waziristán del Norte en junio de 2014, un operativo militar que aún continúa y que provocó el desalojo de localidades enteras con el desplazamiento de unas 103.000 familias, de las que solo alrededor de 30.000 han regresado a sus hogares.

“Nos dieron tres días para salir de la ciudad. Recorrí andando con mis ocho hijos y mi mujer los 35 kilómetros desde Miranshah (capital de Waziristán del Norte) hasta Bannu (en la vecina región de Khyber Pakhtunkhwa)”, dijo a Efe Rehman Ullah, empresario de transporte de 46 años.

Rehman participó recientemente en una protesta frente al Club de Prensa de Islamabad junto a un centenar de desplazados para pedir al Gobierno que agilice su regreso, compense a aquellos cuyas casas o negocios han sido dañados en la operación y otorgue becas escolares a los hijos de quienes tuvieron que huir.

El refugiado explicó que, como la mayoría de desplazados, vive en una casa alquilada en Bannu, recibe 12.000 rupias (105 euros) del Gobierno y comida de organismos como Naciones Unidas.

A pesar de ello quiere regresar a su hogar, recuperar su negocio, que sus hijos acudan al colegio y, en definitiva, retomar una vida normal.

Nisar Ali Khan, otro de los manifestantes y presidente de un comité de desplazados, dijo a Efe que la información que tienen es que las cerca de 8.000 tiendas del principal mercado de Miranshah están destruidas por los combates entre militares e insurgentes, y que los colegios permanecen cerrados.

Ali se preguntó qué se van a encontrar cuando regresen.

Los dos desplazados aseguraron que están a favor de la operación militar contra los terroristas, pero “no de esta manera”.

A pesar de su situación, los desplazados de Bannu viven en mejores condiciones que las casi 300.000 personas que ante la ofensiva cruzaron de Pakistán a Afganistán, donde muchos residen en campos de refugiados.

En la ofensiva han muerto al menos 3.400 insurgentes y 488 militares, de acuerdo con fuentes del Ejército, y desde su inicio el número de ataques insurgentes se ha reducido de forma significativa, lo que ha despertado el optimismo en el país tras más de una década de constantes atentados talibanes.

La relativa calma que vive el país contrasta con la suerte de los desplazados, que tendrán que vivir lejos de sus hogares al menos un año más, según las fuentes consultadas por Efe.

Un miembro del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiado en Pakistán, Hussain Changaiz, aseguró que en el mejor de los casos los desplazados regresarán a sus casas en septiembre de 2016 y admitió que desconocen la situación en Waziristán del Norte debido a que no tienen acceso.

El secretario adjunto del Ministerio de Estados y Regiones Fronterizos, Tariq Hayat, afirmó que hasta finales del año próximo los refugiados no podrán regresar.

Pero, a juzgar por situaciones similares anteriores, el regreso de las 73.000 familias restantes podría llevar mucho más tiempo.

En 2009, el Ejército lanzó una operación militar en el valle de Swat, en Waziristán del Sur, que motivó el desplazamiento de unas 72.000 familias, de las que alrededor de 25.000 no han regresado aún, según datos de Hayat.

Entre aquellos desplazados se encontraba Malala Yousafzai, la joven activista atacada en 2012 por los talibanes y que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2014.

“Nos convertimos en IDPs (siglas en inglés para desplazados internos). Sonaba como una enfermedad”, escribió la joven en su autobiografía.

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