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Cuatro minas que pueden explotar en el camino de Podemos e IU a la confluencia

Pablo Iglesias y Alberto Garzón conversan durante la sesión constitutiva del Congreso / Foto: Sergio Barrenechea (EFE)

Aitor Riveiro

La posible repetición electoral ha provocado que también se repita uno de los culebrones políticos que ocupó más páginas y minutos de información antes de las generales del 20 de diciembre: la posible alianza electoral entre Podemos e IU. Como entonces, ambas organizaciones se muestran favorables a intentarla. Los sondeos previos ya han comenzado y, tal y como ha avanzado eldiario.es, la primera reunión entre delegaciones se produjo el miércoles en el Congreso de los Diputados. El acuerdo, sin embargo, está lejos tal y como aseguran desde las dos orillas. Casi tan lejos como antes del 20D. Eso sí, la situación política es distinta y la consideración de “segunda vuelta” de los comicios que se convocarán el próximo 26 de junio si los partidos no lo evitan antes con un acuerdo in extremis.

Pese a la buena disposición de partida de Podemos e IU, conscientes de la gran importancia de los nuevos comicios, el camino para una candidatura conjunta no está hecho, pese a que programáticamente los puntos de vista son muy próximos. Ambas organizaciones mantienen posiciones encontradas en algunos aspectos cruciales, afrontan resistencias internas y cuentan con muy pocos días para cerrar la confluencia. Algo que se analiza como positivo y, a la vez, como un contra si aparecen problemas.

Las negociaciones, que se retomarán cuando se confirmen las nuevas elecciones, se encuentran con cinco obstáculos fundamentales para llegar a buen término.

Pacto estatal o pacto por territorios

Alberto Garzón ha sido muy claro en sus planteamientos en las últimas semanas: el acuerdo será estatal o no será. Antes del 20 de diciembre, IU también puso esta exigencia sobre la mesa pero entonces Podemos la rechazó rotundamente. El referéndum que el verano pasado aprobaron las bases del partido hablaba explícitamente de “acuerdos territoriales”, que sí se alcanzaron en Catalunya, Galicia o Comunitat Valenciana. En esta ocasión las voces que piden desde Podemos que el acuerdo se negocie territorio a territorio son menos numerosas, aunque siguen teniendo su principal defensor a Íñigo Errejón.

Fuentes conocedoras de las conversaciones previas entre los partidos señalan este planteamiento ya ha sido explicitado por las partes y apuntan como solución intermedia la posibilidad de que el acuerdo sea estatal, es decir que todos los territorios entren sí o sí en la confluencia, pero que se puedan “territorializar” las cuestiones que tienen que ver con la campaña, los nombres, los logos, los socios, etcétera. Algo similar a lo que ya ocurrió con las confluencias el 20D

El nudo gordiano de este asunto es Andalucía. La comunidad más poblada, la que más diputados aporta y allí donde se puede producir el ansiado “sorpasso al PSOE”. Superar al partido de Susana Díaz sería, tanto para las bases de IU como para las de Podemos, todo un logro. “El miércoles se habló mucho de Andalucía porque es clave”, aseguran fuentes de IU conocedoras del contenido del encuentro a eldiario.es. Y añaden: “La fórmula idónea es un encaje federal, que no sea una confluencia aparte”, añaden.

El encaje de las listas electorales

“No es una cuestión de personas”. La frase la pronunció esta misma semana Íñigo Errejón. Pero podría atribuírsele a muchos dirigentes tanto de Podemos como de IU. Y, sin embargo, al final siempre hay una cuestión de personas. Fuentes de las direcciones de ambos partidos aseguran a eldiario.es que en los escasos contactos mantenidos hasta ahora no se ha abordado el asunto de las listas electorales. “Eso será al final”, señalan. Precisamente porque puede ser uno de los problemas más importantes que solo se superará si hay voluntad política y si el resto de los elementos está superado, según explican.

Desde IU niegan categóricamente que Garzón haya pedido un número determinado de puestos de salida, pero será una cuestión para abordar. Y entre los diputados electos de Podemos cunde el nerviosismo. Como entre quienes optan desde IU a formar parte de las listas.

Lo que sí está ya planteado al menos ante la opinión pública es cómo encajar a Alberto Garzón. Descontado el número uno por Madrid, y teniendo en cuenta que la lista será cremallera, para que el dirigente de IU ocupe la tercera posición habría que desplazar a Íñigo Errejón. O bien que sea Garzón quien ocupe ese lugar si hay un empeño en esta circunscripción y se descartan otras como Sevilla o Málaga. Precisamente la filtración el pasado mes de septiembre de que Podemos ofrecía a Garzón el número uno por Málaga supuso el principio del fin de las opciones de confluencia para el 20D.

Reconocimiento y respeto mutuo

La relación entre IU y Podemos ha sido cuando menos complicada desde el principio. El partido que lidera Pablo Iglesias surge precisamente cuando se preparaba la candidatura para las europeas de 2014 y con la intención de agitar a la coalición que aún dirige Cayo Lara. Pero su éxito les situó frente a buena parte de IU, que les percibieron (y les perciben) como un peligro.

Un miedo que, pese a lo que pudiera parecer, también ha existido en Podemos. Buena parte de sus dirigentes vienen de IU, del PCE o de sus alrededores. Y saben que los “cuadros” entrenados en organizaciones tan complicadas son un riesgo ante dirigentes medios más inexpertos en las lides internas como los de Podemos.

Desde entonces los encuentros y desencuentros han sido continuos. Desde experiencias de éxito como Ahora Madrid o En Marea hasta flechas lanzadas desde los medios, como cuando Iglesias mandó a IU a “cocerse en sus estrellas rojas” o Garzón dijo de Podemos que era “la nueva UCD”. El tono de las últimas semanas ha cambiado. Y mucho. “Todos hemos aprendido de los errores del pasado”, reconocen desde Podemos.

El respeto es el ingrediente previo para otro de los elementos que pueden complicar la confluencia: el reconocimiento mútuo. Es una de las obsesiones de IU, temerosa de quedar oculta bajo el tsunami mediático del partido de Iglesias. La coalición que lidera de facto Alberto Garzón quiere hacer valer su pasado, sus cuadros y su presencia territorial, sobre todo allí donde no llega Podemos. Como explicaba un destacado dirigente de Podemos, el 20D el partido de Iglesias ganó “el norte” y las grandes concentraciones de población, pero el PSOE mantiene “el sur” y las provincias más rurales. Y ahí, IU puede aportar y llegar a donde no llega Podemos.

Aquí es donde puede entrar en juego la geometría variable. Como cada circunscripción puede tener una papeleta diferente se puede jugar en función de las necesidades y de las fortalezas. Tema aparte es la cartelería y la campaña. Desde IU avisan: “El reconocimiento a nuestra organización debe ser integral, en todas las esferas. Pero esto ya se concretará”.

Resistencias internas

Es quizá lo que más temen en IU y Podemos. En él se suman las anteriores y juega el miedo a las filtraciones. Por ejemplo, a la de septiembre de 2015. Pero también a la de este mismo miércoles, que daba por cerrado un acuerdo que todavía no está hecho. “Está provocada por quienes quieren romper”, apuntan desde IU.

Las resistencias internas son públicas y notorias y tienen distintas graduaciones. Desde quienes como Gaspar Llamazares rechazan de plano cualquier colaboración electoral hasta quienes desde Podemos advierten de que la colaboración con IU puede laminar los elementos que han hecho del partido una maquinaria electoral: la transversalidad, los nuevos referentes, la separación “con lo viejo”.

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