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Una exposición fotográfica saca a la luz la vida en las cárceles de Bélgica

Una exposición fotográfica saca a la luz la vida en las cárceles de Bélgica

EFE

Bruselas —

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El fotógrafo Sébastien Van Malleghem (Namur, 1986) recorrió durante tres años las cárceles de Bélgica tomando miles de imágenes de las que es resultado “Prisons”, el reportaje ganador del premio Monography Series Nikon-Bozar, que se expone en el museo Bozar de Bruselas.

“He querido mostrar una realidad en el mismo corazón de Europa que la gente no suele querer ver: un sistema cuya lógica es medieval, pero que siempre existirá, siempre habrá criminales y siempre habrá penas, pese a que estas, en mi opinión, no funcionan”, afirmó Sébastien, en declaraciones a Efe.

Entre 2011 y 2014, se introdujo en doce prisiones de todo el país, donde conoció, trató y se ganó la confianza de los presos.

“Les explicaba quién era yo, que venía como independiente, que no quería saber qué habían hecho, ni tampoco juzgarlos, que solo me proponía retratar sus vidas... al principio me costó”, relató.

El tiempo vivido en el interior de los centros penitenciarios, tanto de Flandes como de Valonia, le llevó a la conclusión de que “hay buenas personas allí dentro, gente que ha sido arrastrada por las circunstancias, por el entorno, y comprendes que cualquiera podría acabar donde ellos, si la suerte es adversa”.

Más difícil que a los presos le resultó acceder a las propias cárceles.

“Estuve ocho meses mandando correos electrónicos a la administración, haciendo llamadas telefónicas, rellenando formularios, explicando por escrito qué me proponía, obteniendo autorizaciones”.

Se introdujo en un sistema que, a su juicio, debe ser reformado, porque, “aunque pueda haber algunos jóvenes con una gran fuerza de voluntad que logren cambiar sus vidas al salir, la prisión no es un lugar donde uno se reinserte, y luego hay personas que, simplemente, no tienen arreglo”.

A la luz de su experiencia, Sébastien propone la introducción del perdón en el sistema, y también fomentar el encuentro y el diálogo entre víctimas y delincuentes.

“Podría replantearse la Justicia de manera que quienes han sido objeto del delito pudiesen, si así lo desean, solicitar que se reduzca la pena de quienes les dañaron”, señaló.

En su opinión, con iniciativas de ese tipo, se podría avanzar hacia una reinserción “real”, más efectiva, y hacia un sistema “más humano”.

Las instantáneas que componen “Prisons”, y que permanecerán expuestas en el museo Bozar de Bruselas hasta el 3 de enero, se asoman al día a día de los reclusos, a los encuentros con sus parejas, a la amistad que surge en las celdas, a la vida en blanco y negro de un mundo que permanece oculto a la sociedad.

“La naturaleza del ser humano no es estar encerrado”, considera el autor en referencia a la rutina diaria de los presos, donde todo está regulado y reglamentado, “hasta fumarse un cigarro”, dijo.

Los criterios que Sébastien ha seguido a la hora de seleccionar los cientos de instantáneas que componen el reportaje son, en sus palabras, la emoción, la información, la sinceridad y la luz, “porque la fotografía, al fin y al cabo, es luz”.

Incide especialmente en la emoción, puesto que “también en la cárcel se ríe”.

Una vez reunido todo el material, el fotógrafo necesitó “tomar distancia” de lo vivido y retratado durante esos tres años.

“No es un trabajo que puedas llevar a cabo en dos semanas, tienes que implicarte, tienes que interesarte por la gente”.

En su anterior serie, “Police”, Sébastien se introdujo en los entresijos de la policía belga, a la que acompañó sobre el terreno durante tres años, de 2008 a 2011.

“Elijo temas que me golpean, que me conmueven, me interesan la vida, la muerte, la justicia, la libertad, y quiero mostrar a la gente esas realidades”, explica, y añade que no se considera a sí mismo un artista, sino “un fotógrafo que retrata aquello que quiere comprender”.

José Miguel Vilar-Bou

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