Una familia de lutiers de un siglo de antigüedad, en un lugar de La Mancha

Desde un lugar de La Mancha salen guitarras clásicas y españolas fabricadas desde hace más de un siglo por las expertas manos artesanas de los miembros de la familia del lutier Manuel Rodríguez, una técnica que actualmente buscan modernizar con la incorporación de la tecnología.

En Esquivias, cerca de Toledo, se encuentra la fábrica donde los hermanos Rodríguez, Manuel y Norman, intentan preservar la labor familiar de lutieres iniciada por su abuelo Manuel Rodríguez en 1905.

El abuelo Manuel aprendió el oficio en unos talleres de fabricación de guitarras, iniciándose como barnizador. Pero pronto llegó a dar forma a los instrumentos para la compañía Los Marequi, a la que pertenecía su padre, quien desde finales del siglo XIX recorría Europa con su grupo dando a conocer la guitarra española y el flamenco.

Su hijo Manuel Rodríguez II siguió con la tradición y, tras varios años establecido en Madrid, viajó a Californa por sugerencia de un profesor de música estadounidense que pasó por su tienda. Tras dos años, instaló su propio taller en Los Ángeles.

Pero los años dorados llegaron a su fin por la competencia de las guitarras japonesas, y entonces regresa a España, donde abre primero una fábrica en Illescas, para posteriormente establecerse en Esquivias.

La selección y el secado de maderas preciosas para la fabricación de guitarras permite que cada nuevo instrumento sea único. Una madera de crecimiento lento permitirá dar más calidad al sonido, mientras otra de desarrollo más rápido hará que la tonalidad resultante sea menos delicada, explica Manuel Rodríguez III, actual director de la firma.

Las maderas para la elaboración de estos instrumentos musicales provienen de más de 20 países; entre ellas, palo santo, de Madagascar, India y Brasil; ébano, de Camerún; cedro, de Canadá, caoba, de Honduras, y otras maderas, de Alemania, Egipto y los países árabes.

Manuel Rodríguez II, quien falleció en 2008, definió la guitarra como una “bella caja de forma humana y maderas preciosas”, que está formada por 63 o 65 piezas.

Manuel Rodríguez III dice que con “la guitarra siente la pasión de llevar la música por el mundo”, una pasión que aprendió desde la infancia. Intérpretes como Narciso Yépez, Andrés Segovia, Paco de Lucía, Eric Clapton, David Rusell, han tocado “guitarras Manuel Rodríguez”, muy apreciadas para música clásica en Japón, Nueva Zelanda y Europa.

Rodríguez, “un hombre inquieto” como le definía su padre, trabaja actualmente en la incorporación de la tecnología a las guitarras con el proyecto F Home Studio, un método que facilitará el estudio de este instrumento.

Las guitarras de su fábrica en Esquivias se exportan a Estados Unidos, Japón y diversos países europeos. Sin embargo, la empresa abrió otro centro de producción para ahorrar costes en el sur de China.

Las guitarras Manuel Rodríguez son además solidarias. Desde 2006 colaboran con la Fundación Jimmy Carter en los proyectos de prevención de enfermedades en África y América por medio de la construcción de pozos y sistemas de abastecimiento de agua.

Stevie Wonder, a quien Manuel Rodríguez conoció en la Feria Namm Show (California), se ha interesado por la fabricación de guitarras para personas ciegas.

Esta empresa apoya además la Marca España tras un acuerdo con la CEOE, según el cual entregan un instrumento a los mandatarios asistentes a las cumbres iberoamericanas. Además, muchos premios Nobel tienen una de estas guitarras “made in Spain”.

La historia del abuelo Manuel y la familia de estos lutiers, cuyo origen está en San Fernando de Cádiz, la podremos ver próximamente en una película que prepara actualmente Altruism Madiz Production, según fuentes de la propia empresa.

Por Lourdes Uquillas