La gotera del Congreso fue por un atasco en la bajante pero no por las obras

La gotera que se produjo en el Congreso el pasado 11 de septiembre, en la primera sesión de control tras el verano, se produjo por un atasco en una de las bajantes “y en ningún caso por defectos constructivos de la nueva cubierta, que resistió con solvencia” la tormenta que cayó esa mañana sobre Madrid.

Según el informe elaborado por la Secretaría General del Congreso y que hoy ha estudiado la Mesa de la Cámara, la lluvia hizo que una de las bajantes del edificio rebosara, inundando el canalón y provocando un embalsamiento de agua que se filtró por la nueva rejilla de ventilación, cayendo directamente en la tribuna de prensa del hemiciclo.

El embalsamiento tuvo lugar en el falso suelo del bajo cubierta y “no era fácilmente detectable”, aseguran los técnicos, que recuerdan que la localización de la entrada de agua hubo que desmontar varias tablas del suelo.

Este falso suelo está compuesto por una estructura de madera, que forma el techo de la tribuna, y otra estructura, a una distancia de unos 90 centímetros de altura, que forma el piso del bajo cubierta.

“Pese a lo imprevisto de la circunstancia, la dificultad para detectar el origen de la filtración y la complejidad de coordinar todas las actuaciones, el pleno pudo reanudarse sólo dos horas después de que la avería se hiciese visible”, destaca.

En cualquier caso, el informe subraya que la filtración no ha ocasionado desperfectos de importancia y únicamente será necesario tapar los orificios que se practicaron en el techo para acelerar el desagüe, así como pintar la zona afectada.