Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Unas horas con Alberto Garzón

Olga Rodríguez / Stéphane M. Grueso / Miguel Campos

19:00 horas: Alberto Garzón, ese joven malagueño al que todos conocimos como integrante del 15M, sale sonriente de su casa a pesar de haber dormido solo cuatro horas. Es miércoles por la noche y un montón de gente le espera en el teatro de La Latina de Madrid. Garzón ha pasado de ser en poco tiempo un integrante más de Izquierda Unida, de la que siempre ha dicho que debe ser más movimiento social y menos partido político, a candidato a la presidencia de gobierno por la formación IU-Unidad Popular.

Camina hacia el teatro donde se va a celebrar el mitin y de vez en cuando alguien le para: “Alberto, muy bien, sigue así, presidente”, le dice una mujer mientras le abraza.

“Este país ha cambiado mucho, a peor, porque hay más miseria, más pobreza, más desigualdad. Pero a la vez se ha producido un despertar muy potente, hay un proceso de repolitización muy necesario”, reflexiona el candidato.

El Teatro de La Latina está a rebosar y fuera cientos de personas hacen cola. “Se ha quedado mucha gente sin poder entrar”, le informa su responsable de prensa, el periodista Daniel Ayllón. “Pues habrá que hacer algo, ¿tenemos algo preparado para la gente que se ha quedado fuera? Hay que preparar algo”, dice Garzón.

Facu Díaz, humorista en el programa la Tuerka y militante de Izquierda Unida, usa la megafonía para avisar de que Garzón no se va a olvidar de los de fuera: “Compañeros y compañeras, ¿me escucháis?”, grita frente a la gente que se agolpa en la acera. “Alberto estará con vosotros en la plaza de los Carros en cuanto termine el acto, en torno a las nueve menos cuarto. Os pedimos disculpas por que os hayáis quedado fuera”. Aplausos y gritos de “Alberto presidente”.

Varios jóvenes abordan a Garzón, se hacen fotos con él, le dan abrazos. Un hombre de avanzada edad le besa. Marina Albiol, eurodiputada de Izquierda Unida, le sonríe y le mira con complicidad. “Las encuestas son encuestas e intentan marcar un poco el voto, pero estoy convencida de que el domingo IU-Unidad Popular va a dar la sorpresa”, dice Albiol. Dentro del teatro les espera Enrique Santiago, número tres de las listas por Madrid, abogado de la acusación particular en el caso Bárcenas:

“La encuesta que vale es el voto, y creo que las encuestas serán superadas por una realidad que va a permitir que haya un grupo sólido de izquierdas en el próximo Parlamento, en el que no habrá mayoría y en el que será imprescindible un grupo parlamentario de IU-Unidad Popular para garantizar la devolución de los derechos que nos han robado estos años”.

Daniel Ayllón le prepara a través del teléfono móvil una conexión en directo vía Facebook, para retransmitir su entrada al escenario. El candidato dice unas palabras frente a la cámara del teléfono y avanza hacia el patio de butacas del teatro, donde el público, en pie, le recibe con aplausos, vítores, y gritos de “Alberto presidente” y “Unidad Popular”.

Garzón se detiene ante una mujer mayor situada en la primera fila, se abrazan, se sonríen. Es Josefina Samper, la viuda de Marcelino Camacho, a la que luego dirigirá unas palabras de agradecimiento y homenaje desde el escenario. A ella, y “a todas las mujeres mayores, a nuestras abuelas, que tanto lucharon por un mundo mejor”.

Desde uno de los palcos el equipo de redes de campaña de la organización, con sus ordenadores y cámara desplegadas, retransmite el acto en tiempo real. “Cubrimos el acto, tuiteamos las intervenciones, ahora mismo nuestro hashtag en Twitter es trending topic con #GarzónEnMadrid. Lanzamos gifs, memes, estamos haciendo una campaña muy divertida, lo estamos pasando muy bien y creo que la repercusión es muy interesante”, explica Clara Alonso, jefa de campaña.

20:15: Garzón habla desde el escenario y arranca aplausos cada dos por tres. En la tercera fila una joven pareja con un bebé de tan solo unos días se abraza mientras escucha al candidato. Ella lleva pendientes con los colores de la bandera republicana. Con su pequeño en brazos, se emociona con la proyección del spot de campaña, cuando una voz en off dice:

“Puede parecer que nos hemos quedado solos, pero no lo estamos. Somos la gente común, trabajadora, rebelde, los de abajo, los que no se conforman, las que nunca se resignan. Y si somos como somos es porque venimos de donde venimos.”

El teatro entero aplaude conmovido y Garzón pronuncia una frase de mayo del 68 que recuerda a menudo: “Cuando el Parlamento es un teatro, los teatros deben ser Parlamentos, y esta noche estamos haciendo de este teatro un parlamento hablando de política”.

El candidato habla rápido y seguro, con pasión, bajo los focos del escenario. Denuncia un “imperialismo cultural que está invadiendo las conciencias de nuestra gente”, defiende el trabajo garantizado como medida que considera imprescindible y pone el foco sobre los dobles raseros: “Nos han convencido de que rescatar la sanidad no se puede, de que rescatar a la gente no se puede, pero rescatar los aeropuertos sí se puede, rescatar las autopistas de los amigotes sí se puede, rescatar el sistema financiero sí se puede”.

Fuera, en la calle, la gente sigue esperando a pesar del frío. El equipo de organización de IU-Unidad Popular les avisa de que ya queda poco.

21:00 horas: Garzón abandona el escenario, sale a la calle arropado por aplausos y dice: “Venga, vamos a la plaza de los Carros”. Y comienza a caminar con cientos de personas más ante la mirada curiosa de los turistas que a esas horas, nueve de la noche, toman algo en las terrazas del céntrico barrio madrileño.

“Con la cantidad de gente que se quedó fuera podíamos haber llenado otro teatro y un poquito más”, comenta alguien. “Eso es buena señal”, sonríe Garzón. “Alberto, en la lucha contigo siempre”, le dice una señora que le para en el camino. “Gracias, gracias”, contesta él.

Llegamos a la plaza de los Carros, el candidato a la presidencia se sube a la fuente y comienza a hablar a través de un megáfono, rodeado de cientos de personas. Es de noche y el frío aprieta, pero de allí no se mueve nadie. “Aquí hay calor humano”, comentan unas mujeres. Garzón se muestra enérgico:

“Es intolerable que en Madrid un master público oficial pueda costar 8.000 euros, porque por 8.000 euros solo pueden entrar los hijos de los ricos y las hijas de los ricos y nosotros no vamos a tolerar todo eso”, exclama.

Durante media hora habla sin pausa, rodeado de gente que le fotografía, que le da palmadas en la espalda, que vitorea. Hay algunas banderas rojas y alguien comenta que la imagen de Garzón en lo alto rodeado de gente recuerda a alguna foto de Lenin. “El Lenin de La Latina”, susurra un joven.

“Nos tenemos que ir a la charla con los de la revista Mongolia”, le recuerda su jefe de prensa en voz baja. Garzón habla un par de minutos más y se despide de la gente al grito de “Nos vemos el domingo en las urnas”.

Algunas encuestas auguran menos de cinco escaños para IU-Unidad Popular, lo que supondría que no tendría grupo parlamentario propio. Pero Garzón y los suyos están convencidos de que lo lograrán. Pase lo que pase, no se puede decir que no lo están intentando.

NOTA: eldiario.es propuso este formato “Unas horas con…” a PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos e IU-Unidad Popular. Aceptaron Podemos con Pablo Iglesias e IU-Unidad Popular con Alberto Garzón, el resto declinó el seguimiento.

Etiquetas
stats