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2.000 inmigrantes esperan saltar la valla de Melilla con o sin concertinas

2.000 inmigrantes esperan saltar la valla de Melilla con o sin concertinas

EFE

Melilla —

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Mientras políticos, ONG y asociaciones de la Policía y de la Guardia Civil debaten sobre la instalación de concertinas en la valla de Melilla, alrededor de 2.000 inmigrantes aguardan a pocos kilómetros de la ciudad el momento oportuno para saltar hacia un futuro mejor, haya o no cuchillas en la verja.

La mayoría de ellos están en el monte Gurugú (Marruecos), donde malviven en campamentos protegidos por el bosque, pero con la alerta constante de que una redada de los agentes marroquíes desmantele los pocos enseres de los que depende su alimentación y su descanso.

Desde sus 900 metros de altura, el Gurugú sirve como un auténtico mirador hacia Melilla, que aparece cada noche bien iluminada aumentando más si cabe los anhelos de esos cientos de inmigrantes por llegar hasta la ciudad que representa el territorio europeo sin salir de África.

Melilla es para ellos como una fortaleza que es difícil de asaltar por la férrea vigilancia que hay en la costa y en ambos lados de la valla, que desde hace unos días se está reforzando con las cuchillas que tanto rechazo han provocado entre los partidos de la oposición, diferentes entidades y personalidades como el fiscal general o la Defensora del Pueblo.

Pero incluso después de empezar a instalar las cuchillas, los inmigrantes no han cejado en su empeño de entrar a Melilla saltando el perímetro fronterizo, como así se pudo comprobar en la madrugada del miércoles, cuando mil inmigrantes fueron filmados bajando del monte Gurugú y se dirigían a la valla caminando uno detrás de otro.

Una fila india que avanzaba sin prisa pero sin pausa y que al final se quedó a escasos metros de la triple alambrada porque las fuerzas de seguridad marroquíes, tras escuchar la voz de alarma de la Guardia Civil, lograron dispersar a los inmigrantes sin que éstos pudieran siquiera acercarse a la valla.

Un intento de tantos que lleva la valla de Melilla en estos años registrado en un vídeo grabado por el helicóptero de la Guardia Civil que hoy algunos partidos se han apresurado a señalar como un arma estratégica del Gobierno para justificarse y acallar las críticas que está recibiendo por la instalación de la concertina.

El PSOE, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y Prodein son algunos de los que han mostrado sus sospechas hacia esta teoría, aunque el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, lo ha desmentido al afirmar que esas imágenes tenían como única intención “visibilizar ante la opinión pública lo que está ocurriendo”.

En definitiva, hacer ver que las mafias están haciendo negocio con el drama humano de la inmigración y, por lo tanto, “ellas son el auténtico problema” contra el que hay que luchar con la política común de la UE, habida cuenta de que el inmigrante que salta la valla y entra en Melilla lo hace para llegar al resto de países europeos, no para quedarse en España.

La AUGC, según declaraciones a Efe de un portavoz, también está de acuerdo con eso y pide que el Gobierno dote de más medios materiales y humanos a la Guardia Civil, haciendo especial hincapié en los recursos para unidades de investigación, que deberían incrementarse en un 60 % para “desactivar” a las mafias que trafican con inmigrantes.

La ONG Prodein también rechaza de plano la concertina, cuyas cuchillas, afirman, funcionan casi como un anzuelo para provocar “un mayor desgarro” de la masa muscular cuando se intentan arrancar de la piel.

Es por eso que más de un inmigrante se ha quedado enganchado en los saltos de años anteriores, llegando a provocar “terribles lesiones” y “poniendo en peligro la vida de las personas que de forma desesperada quieren entrar en Melilla”, ha recordado el PSOE a Rajoy cuando éste ha solicitado un informe para conocer los efectos que causa.

Mientras llega ese informe y el debate político sigue fluyendo, la concertina, ese alambre de cuchillas con nombre de instrumento musical por el fuelle circular que va creando a lo largo del perímetro, va ganando espacio en la valla de Melilla por el trabajo que unos operarios, equipados con gruesos guantes, deben tener terminado a finales de este mes.

Como cada mañana, varios operarios se afanan en colocar a lo largo del perímetro fronterizo de Melilla la famosa concertina, ajenos al ruido mediático que ha generado la decisión del Gobierno de recurrir a esta medida para frenar a los 2.000 inmigrantes que esperan en Marruecos para saltar la valla.

Paqui Sánchez.

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