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El Congreso de la mayoría absoluta de Rajoy llega a su fin

El Gobierno durante una sesión del Congreso.

Luz Sanchis

La legislatura que llega a su fin ha estado marcada por el poder absoluto que han dado a Mariano Rajoy los 186 diputados de su grupo parlamentario. El Congreso que resulte de las elecciones del próximo 20 de diciembre tendrá muy poco que ver. Ningún partido tendrá mayoría absoluta y la Cámara se llenará de caras nuevas por la renovación de las listas de las formaciones tradicionales. Los partidos emergentes, aunque extraparlamentarios todavía, han conseguido marcar la vida política y desplazar las discusiones fuera del hemiciclo. A partir del 14 de enero estarán dentro. Se da por seguro que dos grupos desaparecerán, los de UPyD y Unió. En el caso de IU, sus representantes lo tendrán muy difícil y se verán obligados a sumarse a otros.

Los tres grandes asuntos que han protagonizado los debates en el Parlamento han sido los recortes y la crisis, sobre todo en la primera mitad, y la corrupción que ha impregnado todos los periodos de sesiones. En los últimos cuatro años, los titulares que han contado la aprobación de recortes y nuevas leyes han empezado casi siempre por “el PP aprueba solo con sus votos”. Muchas veces, las informaciones han recogido después la conjura de los partidos de izquierda de dar marcha atrás a lo aprobado si Rajoy es desalojado de Moncloa. En 70 ocasiones, el grupo del PP ha vetado que el presidente diera la cara ante el Parlamento para ofrecer explicaciones sobre los temas más diversos.

Crisis, recortes y corrupción han sido los tres grandes asuntos. Y el nombre más repetido en la Cámara no ha sido el de un diputado sino el del extesorero del partido del Gobierno. La sombra de Luis Bárcenas ha planeado durante los debates antes y después de que Rajoy se viera obligado a pronunciar su nombre. La exigencia de explicaciones provocó que el presidente se aviniera a hablar de él para dar su versión y pedir disculpas aunque sin contestar a las preguntas de la oposición.

Las obras de reforma en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo llevaron a celebrar ese Pleno en el Senado. El interés del Gobierno por que esa comparecencia tuviera el menor eco posible hizo que la fecha escogida fuera el 1 de agosto de 2013. A partir de ese momento, la frase más repetida por Rajoy sobre el autor de los papeles que recogían la contabilidad en negro del PP fue “ya he dado suficientes explicaciones”.

Entre el gran paquete de leyes aprobadas por los conservadores en solitario o con la ayuda de diputados sueltos de otros grupos (UPN, PNV, Foro Asturias) están las más contestadas por la calle. La ley de educación, la llamada “ley mordaza”, el tasazo judicial, la retirada de la tarjeta sanitaria a los inmigrantes sin papeles, el endurecimiento del aborto, el fin de la justicia universal, la cadena perpetua revisable y la reforma del Tribunal Constitucional son solo algunos ejemplos de las más polémicas. Obligados por su corrupción interna, los conservadores se han visto obligados a sacar adelante medidas para atajarla, así como aumentar la transparencia de las Administraciones y empresas públicas. Algunas se quedaron en globo sonda, como la reforma de la ley electoral para que pudiera gobernar la lista más votada.

Los PGE aprobados este martes han sido los protagonistas del último pleno y este miércoles tendrá lugar la última sesión de control. El Gobierno que se forme después de diciembre tendrá que volver a actualizarlos, pese a la defensa del PP de que dejar hechas las cuentas públicas para el próximo año probaba su eficacia a la hora de hacer los deberes.

El Consejo de Ministros extraordinario en el que Rajoy firmará el Real Decreto que convoca las elecciones y disuelve las Cámaras se celebrará el próximo lunes. La disolución de las Cortes Generales será efectiva el próximo 27 de octubre y los diputados que hayan sobrevivido a la formación de las listas y a las correspondientes purgas se entregarán a la campaña electoral. A partir del 14 de enero, cuando se constituya el nuevo Parlamento, la palabra clave será negociación y enmienda y el bipartidismo habrá perdido su importancia.

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