El 41 % de los menores de cinco años de República Centroafricana sufre malnutrición

El 41 % de los niños menores de cinco años en República Centroafricana sufre de malnutrición crónica y al menos diez menores del sudeste del país ya han muerto por inanición, denunció hoy la coordinadora humanitaria de la ONU en dicha nación, Najat Rochdi.

Desde octubre de 2016 enfrentamientos intercomunales y entre grupos armados en el país han mermado sus esfuerzos y los de la comunidad internacional por recuperar una nación que sufrió una cruenta guerra civil.

La situación ha empeorado desde mayo de 2017, lo que ha hecho que varias zonas del país, en especial el sudeste, hayan quedado incomunicadas del resto a causa de la violencia.

Las ONG han tenido que irse y la ONU no puede acceder más que de forma puntual con operaciones aéreas.

Esta situación ha hecho que la mitad de la población del país dependa de la ayuda exterior para sobrevivir, y que en las zonas del sudeste “ni tan siquiera sepamos que es lo que pasa”, dijo en rueda de prensa Rochdi.

La consecuencia es que, según los relatos que Rochdi ha podido recabar, “al menos” diez niños han muerto de inanición en el sudeste, unos datos que no puede confirmar de manera independiente.

Esta semana la ONU mandará un equipo de urgencia para evaluar la situación sobre el terreno, atender los casos más urgentes y ver las posibilidades de retomar la asistencia a pesar de la precaria situación de seguridad.

Además, en general en todo el país el 41 % de los menores de cinco años sufren de malnutrición crónica, según las últimas estimaciones.

Esta situación también se deriva del hecho de que la ayuda humanitaria para la nación, que la ONU estima en 497,3 millones de dólares, esté financiada sólo al 39 %, lo que ha obligado a Naciones Unidas a cortar las raciones a la mitad.

“Eso significa que dejamos de hacer el 61 % de las cosas que deberíamos hacer: alimentar, proteger, cuidar, dar atención sanitaria”, dijo.

Otra consecuencia directa del resurgimiento del conflicto es que ha habido un incremento del 50 % en el número de desplazados internos en el país, que se sitúa en 600.000 personas.

A los que hay que sumar a los 500.000 refugiados que han encontrado cobijo en Camerún, Chad o la República Democrática del Congo.

“Lo más triste es que muchos refugiados que estaban en Camerún habían comenzado a volver, pero con el resurgimiento de la violencia han vuelto a marcharse”, afirmó Rochdi.

Un problema adicional es que, como la ayuda en muchas ocasiones sólo se distribuye en los campos de desplazados, los grupos armados se infiltran e intentan reclutar a los adolescentes.

“Y estos chicos, que sólo han vivido guerra y conflicto, que no ven esperanza en su futuro, son presa fácil”, denunció Rochdi.

De hecho, hay 400.000 niños centroafricanos que no asisten a clase.

“La educación es siempre la partida menos financiada. Lo único que estamos logrando es una generación perdida”, lamentó.

Asimismo, Rochdi abogó por incrementar el número de soldados y policías que integran la Misión de la ONU en el país, la MINUSCA, para poder implementar efectivamente el mandato de protección.

“Actualmente la MINUSCA la integran 10.000 militares y 1.600 policías, en un país que es del tamaño de Francia y Bélgica juntas es literalmente una 'misión imposible'”, concluyó“.