Las minas antipersona han causado 11.800 víctimas en Colombia en 25 años

Las minas antipersona y otros artefactos explosivos utilizados en el conflicto armado colombiano han causado hasta 11.800 muertos o heridos durante los últimos 25 años, según cifras aportadas hoy por la ONG Campaña Colombiana Contra Minas (CCCM).

Es uno de los datos que la organización, dedicada al estudio de este flagelo, destaca tras conocer el acuerdo para desminar Colombia que los negociadores de paz del Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC anunciaron hoy en La Habana, sede de los diálogos.

Según dijo a Efe el coordinador nacional de la CCCM, Álvaro Jiménez, se trata de una noticia “absolutamente trascendente porque va a permitir que cambie la vida de mucha gente” en el país, que en 2013 ocupó la tercera posición mundial en cuanto a afectados por minas antipersona, según un informe de la organización.

A los afectados directamente se suman los damnificados colaterales, familiares de quienes quedan mutilados que se ven incapaces de desarrollar una vida normal.

Contando estos casos, la ONG estima que el número total de víctimas podría rondar las 800.000 personas en todo el país.

El Gobierno, que se enfoca en los afectados directos, registra desde 1990 hasta el pasado enero unas 11.043 víctimas de minas antipersona y munición sin explotar.

De éstas, el 38 %, es decir unos 4.226, son civiles y el 62 % (6.817) miembros de la Fuerza Pública.

En este cuarto de siglo unas 8.834 víctimas (80 % del total) resultaron heridas, en tanto que el 20 % restante, unas 2.209 personas, murieron en el lugar del accidente.

Se trata de un problema cotidiano que no cesa, como demuestran las cifras del pasado enero, mes en el que 28 personas recibieron el impacto de estos artefactos, lo que equivale a casi una víctima al día.

En el acuerdo de La Habana se incluyen diferentes tipos de explosivos, como las minas antipersona (MAP), elaboradas de forma no industrial por las propias guerrillas; la munición sin explotar (MUSE), granadas de mano o bombas de avión que caen y no estallan, y los artefactos explosivos improvisados (AEI), cualquier objeto que se pueda detonar.

Jiménez sostiene que es prácticamente imposible saber cuál de esos artefactos ha generado más víctimas, porque la falta de acceso a algunas zonas impide tener datos fidedignos, algo que espera que corrija el pacto anunciado hoy en La Habana.

“La existencia del acuerdo hace posible que de manera conjunta el Gobierno y las FARC posibiliten que se pueda acceder a las zonas afectadas y que podamos hacer rápidamente la limpieza de los campos minados y atender a las víctimas”, apuntó.

El proceso de desminado es lento, complejo y caro; Álvarez indica que limpiar un metro cuadrado cuesta un estimado de 1.000 dólares, un precio desorbitado en comparación con los 1,20 dólares que cuesta fabricar una mina.