“A relaxing” paseo navideño “in plaza Mayor”

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha recorrido hoy la plaza Mayor en una visita prenavideña que por momentos ha parecido un baño de multitudes, con apretones de manos, besos, fotografías con vecinos y turistas e incluso firma de autógrafos.

Ana Botella no se ha tomado el “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” que hizo famoso en su intervención en defensa de Madrid 2020 el pasado septiembre en Buenos Aires pero sí un caldo calentito y una cerveza.

El primero lo ha ofrecido la Asociación de Hosteleros de la Plaza Mayor después de un acto de reconocimiento al comercio presidido por la alcaldesa y la segunda se la ha tomado Ana Botella en un conocido restaurante de la calle de Botoneras.

Entre uno y otra, la regidora ha visitado el mercadillo navideño de la plaza Mayor y el belén instalado en los soportales de la Casa de la Carnicería por el Ayuntamiento, que ha recuperado así una tradición que se perdió en 2004.

Sin abrigo, vestida con un traje chaqueta negro y rojo a pesar del frío, Ana Botella ha saludado y ha felicitado las navidades a los dueños de los puestos del mercadillo y se ha interesado por cómo esperan que sean las ventas este año, en las que tienen puestas algunas esperanzas después de varios años malos.

Ha preguntado a varios por el origen de las figuras de nacimiento que venden -las mejores, hechas a mano en Murcia, le han dicho- y por los productos que más se venden -que ya se verá a partir del puente de la Constitución porque cada año es distinto-.

También ha querido conocer el tiempo que llevaban con el puesto, que en algún caso llegaba a las tres generaciones.

Ajena a polémicas políticas, la alcaldesa ha conversado con dos grupos de escolares que también visitaban la plaza, en uno de los cuales un chico le ha preguntado de lejos si se iba a tomar un “relaxing cup of café con leche”.

De todas formas, también ha tenido que escuchar quejas, como la de una mujer que le ha gritado “menos tijera y más ayudar a la gente”, aparentemente sin que ella lo escuchara.

Por Eduardo Sobreviela.