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La victoria de Espinar en Madrid corta alas al “errejonismo” en Podemos

EFE

Madrid —

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El triunfo de Ramón Espinar en las primarias de Madrid puede leerse como un revés para el sector “errejonista” y quienes, como Íñigo Errejón, defienden un Podemos que atraiga a los que faltan y crezca en las instituciones frente a los que como Pablo Iglesias quieren abanderar la resistencia social.

Ese modelo de Podemos presente en la protesta es el que representaba en Madrid el portavoz de la formación morada en el Senado, Ramón Espinar, que competía por la Secretaría General de la formación en la región con la portavoz en el Ayuntamiento, Rita Maestre.

La renovación del partido en la Comunidad de Madrid ha sido el epicentro de un debate que no es nuevo en Podemos pero que ahora, con un nuevo Gobierno de Mariano Rajoy ya constituido, se ha centrado en el papel que debe jugar la formación morada en el nuevo ciclo político: buscar el protagonismo en la calle y en las protestas o primar su trabajo en las instituciones.

Una discusión que se ha personalizado en los dos candidatos a liderar Podemos en Madrid: Rita Maestre y Ramón Espinar.

Maestre ha sido encuadrada en el sector “errejonista” del partido y, aunque ella ha apelado reiteradamente a huir de “tutelas” y etiquetas, no ha pasado desapercibido que algunos miembros de su lista forman parte del equipo de la Secretaría Política que dirige Errejón.

Igual pasa en el caso de Espinar, a quien se ha señalado como el candidato apoyado por Pablo Iglesias, y a quien acompañaban en su candidatura varios colaboradores del secretario general.

Ha sido fácil, por tanto, identificar las dos candidaturas con esas dos diferentes visiones del camino que debe emprender el partido, que a principios de año tiene previsto celebrar una Asamblea Ciudadana estatal, un segundo Vistalegre, en el que además de elegir a la dirección se fijará la hoja de ruta política.

De ahí la importancia de lo ocurrido en Madrid, no sólo por ser uno de los principales graneros de voto de Podemos y escenario de sus primeros pasos, sino también por lo que suponía de laboratorio para pulsar el poder de las diferentes tesis que se defienden de cara al futuro.

Y del resultado ya se puede leer que, en Madrid al menos, donde los afines a Pablo Iglesias pilotarán esta nueva etapa de la organización, el proyecto que ha sido más apoyado por sus 'militantes' es el que presentaba Ramón Espinar por un Podemos que se mantenga en “la resistencia” y “la protesta” y que “no se parezca a las élites”.

Pierde, por tanto, el modelo más “normalizado”, en palabras de Espinar, que representaba Rita Maestre, candidata que apelaba a un Podemos ganador, plural, que siga trabajando por “atraer a los que faltan” y preparándose para gobernar en las instituciones.

Y ganan las voces que piden alejarse de la moderación: “Lo que tenemos que hacer ahora es no moderarnos”, señalaba el portavoz del partido en el Senado en el último día de votación.

Esa opción, la de “hablar claro” y “llamar a las cosas por su nombre” es la que el líder del partido, Pablo Iglesias, cree que debe guiar los pasos de Podemos en lo que venga a partir de ahora, incluidas sus relaciones con el PSOE.

Un contexto en el que también marcaba distancias Espinar en una reciente entrevista con Efe, en la que afirmó que “la alternativa no se construye con pequeños pactos sobre pequeñas cosas con el PSOE, sino con un gran acuerdo con la sociedad civil para plantarle cara a las políticas del PP”.

Espinar ha tenido que lidiar además con las consecuencias de la información sobre la compraventa de una vivienda protegida conocida en plena campaña, que no parece tenido un efecto negativo, quizás por la ardua defensa de la dirección y del propio Iglesias, que llegó a culpar a “intereses y grupos de poder” de querer debilitar su liderazgo.

No ha sido así. Por unas razones o por otras, los “pablistas” salen reforzados de las primarias en Madrid.

Que en el siguiente Vistalegre triunfen las mismas tesis es algo que todavía está por ver. Lo que sí parece es que, de momento, la victoria de Espinar en Madrid puede afianzar aún más y dar alas al llamado “sector pablista”.

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