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Los violadores excarcelados son depredadores que volverán a actuar, según una experta

Los violadores excarcelados son depredadores que volverán a actuar, según una experta

EFE

Madrid —

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Agresores sexuales reincidentes, como el violador del portal o el del ascensor, se negaron a participar en el programa específico que se les ofreció en prisión porque son “depredadores” cuya vida gira en torno a esos ataques. Por eso “muy probablemente” volverán a hacerlo ahora que han sido excarcelados.

Esta es la conclusión clara de una psicóloga forense que comenzó a trabajar con agresores sexuales en 1998 y conoce a algunos de los que ayer quedaron en libertad en aplicación de la derogación de la doctrina Parot. Prefiere no dar su nombre porque continúa trabajando en un centro penitenciario.

Pablo García Ribado, conocido como el violador del portal, fue condenado a 1.721 años de prisión por 74 violaciones, seis agresiones sexuales y diez delitos de robo, mientras que Luis Gallego Fernández, el violador del ascensor, fue condenado a 273 años de cárcel por asesinar a dos jóvenes y agredir sexualmente a otras dieciocho. Ambos están en libertad desde ayer.

En breve también quedarán libres Juan Manuel Valentín Tejero, condenado a cincuenta años de cárcel por el asesinato, rapto y violación de la menor de 9 años Olga Sangrador, que cometió cuando disfrutaba de un permiso mientras cumplía condena por tres delitos de abusos deshonestos.

Ninguno de los tres quiso participar en el programa específico para agresores sexuales que tiene Instituciones Penitenciarias desde 1998, en el que participan voluntariamente la mayoría de los reos con gran éxito, ya que solo entre un cuatro y un cinco por ciento de los presos que lo sigue vuelve a delinquir.

“Pero una minoría de los condenados por agresión sexual son capaces de hacer mucho daño. Son depredadores, sobre todo los que acumulan muchos casos, y viven para ello”, asegura la experta, que lamenta reconocer que “volverán a delinquir”.

Estas personas se caracterizan por “una personalidad psicopática con graves deficiencias afectivas: No sienten el dolor que causan a sus víctimas y por lo tanto no tienen remordimientos”. Por eso protagonizan los casos más espeluznantes.

Su personalidad les lleva incluso a matar “gratuitamente”, ya que “no necesitarían hacerlo una vez culminada la agresión sexual”, según la psicóloga penitenciaria.

El violador del ascensor se negó, como el resto, a entrar en el programa que llevan a cabo psicólogos forenses, pero “su personalidad manipuladora” le llevó a pedir asistencia por parte de psicólogos de ONG, que sabe que son más fácilmente “manejables” para él, explica.

La experta pone como ejemplo de estas personalidades a José Franco de la Cruz, alias “El Boca”, quien cumplió 21 años de prisión por asesinar y violar en 1991 en Huelva a una niña de 9 años y no aceptó el programa.

El tribunal decidió no aplicarle la doctrina Parot, vigente entonces, por lo que salió de la cárcel en abril de 2012, y tres meses después agredió a una mujer y fue condenado de nuevo.

Por eso no saldrá ahora de prisión este hombre que cuando estaba interno decía que tenía que hablar con la presentadora de televisión María Teresa Campos porque él era “una persona muy importante”.

Diferente es el caso de Miguel Ricart, el asesino de las niñas de Alcasser, quien en opinión de la psicóloga forense sí podría llevar una vida “normal” porque participó en el crimen pero no lo ideó, sino que “probablemente actuó dejándose llevar” por el resto.

La experta ha lamentado que, una vez excarcelados estos “depredadores”, no se pueda hacer “nada más”, ya que no se les puede controlar ni seguir oficialmente.

La psicóloga forense aboga por que la participación en los programas para agresores sexuales sea obligatoria y además al salir de prisión se habilite un sistema de seguimiento y control, de manera que acudan a centros especializados regularmente.

Es partidaria del sistema que funciona desde hace 30 años en Canadá: los presos que van a ser puestos en libertad han tenido que participar en un programa y además se comprometen a seguir siendo tratados fuera, ya que de lo contrario se prolonga su estancia en prisión.

“España es hoy más insegura que ayer”, reconoce la psicóloga, que explica que “no se puede quitar el miedo” a las personas que fueron víctimas de estos agresores y que ahora saben que vuelven a las calles.

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