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Sobre este blog

No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com

Qué piensan los españoles de la discapacidad (II)

Estadísticas retronas

Pablo Echenique-Robba

La semana pasada, hablamos del último barómetro del CIS, en el que, entre otras cosas, se plantean ciertas preguntas relativas a la discapacidad a una muestra supuestamente representativa de 2500 españoles. En el artículo anterior, analizamos con mucho detalle la primera de estas preguntas, referente a la definición de “discapacidad” y a las condiciones que un humano debe cumplir para que se le aplique tal etiqueta. En esta segunda parte del análisis, discutiremos con más ligereza otras preguntas planteadas en el barómetro que también consideramos interesantes... o cachondas, o absurdas, o todo junto.

En primer lugar, comparemos la pregunta 10 (en la cuál se pregunta a la gente cómo de cómoda se encuentra en presencia de una persona con discapacidad) con la pregunta 11 (en la cuál se les pregunta cómo de cómodos piensan que se encuentran los demás). Dado que la pregunta 10 distingue entre ceguera, silla de ruedas o problemas en el habla y la 11 no, he promediado los resultados de la primera para comparar. Los resultados, en la siguiente gráfica:

La conclusión más inmediata que se puede extraer de estos datos es que el español promedio piensa que está mucho más cómodo que sus conciudadanos en presencia de una persona con discapacidad. Lo cual, más o menos como la creencia que tiene la mayoría en virtud de la cual afirman conducir mejor que la media, es simplemente falso por imposibilidad matemática.

Sean cuales sean las cifras reales (en contraposición a las declaradas), no pueden ser estas.

Otra cosa que sorprende es la tremenda confianza que tiene el español medio no sólo respecto de lo bien que se conoce a sí mismo (sólo un 2,3% rechazó contestar a la pregunta 10) sino también de lo bien que conoce a “la gente” (sólo un 9,1% rechazó contestar a la pregunta 11).

Quizás en este exceso de confianza radique parte de la discrepancia anterior.

La pregunta 14 también resulta bastante sorprendente. Se pregunta a los encuestados si están “muy de acuerdo, bastante de acuerdo, bastante en desacuerdo o muy en desacuerdo” con una serie de afirmaciones entre las que se encuentra:

Las personas con discapacidad son exactamente iguales a las demás.exactamente

Habréis notado que he marcado una palabra en negrita.

Pues bien, la friolera del 53,6% de los encuestados contestó estar “muy de acuerdo” con esta frase. (Os lo prometo, id a la fuente si no me creéis.) Lo cual nos dice claramente que el español promedio o bien no entiende el español, o bien prefiere ser políticamente correcto delante de un desconocido en una encuesta anónima antes que respetar el significado de las palabras de su idioma materno.

Veamos, para empezar, asumiendo que la crítica al etiquetado que hice en el anterior artículo no está en la mente de la mayoría (una hipótesis que creo que es razonable), si las personas con “discapacidad” fuesen exactamente iguales a las demás, ¡¿cómo demonios las íbamos a distinguir?!

Nada, tarjeta de minusvalía para todos y la ley de dependencia lo mismo.

Juguemos a “buscar las 10 diferencias”. ¿Cuál de las siguientes dos personas tiene una discapacidad?

—¡Uy, no lo sé! Son exactamente iguales a mis ojos —contestó el español medio.

En segundo lugar, ¿qué sentido tendría otra de las afirmaciones en la misma pregunta, “Debería dedicarse más dinero a suprimir barreras físicas que dificultan la vida de las personas discapacitadas”, a la que, por cierto, contestó “muy de acuerdo” un 60,2% de los encuestados? Habría que reescribirla así, supongo:

Debería dedicarse más dinero a suprimir barreras físicas que dificultan la vida de todos exactamente igual.

Desde luego, es lógicamente incompatible que haya barreras que me dificultan la vida a mí sí, pero a ti (o a Thor) no, siendo que somos exactamente iguales.

Si soy benévolo —demasiado tarde, diréis—, puedo pensar que quizás los encuestados entendieron que el CIS les preguntaba por la afirmación:

Las personas con discapacidad son exactamente iguales a las demás ante la ley.ante la ley

Pero claro, esto también es falso.

Quizás:

Las personas con discapacidad deberían ser exactamente iguales a las demás ante la ley.deberían serante la ley

Esto, al ser un juicio moral, puede ser aceptado. Si bien es difícil que yo lo comparta: ¿Acaso ese “exactamente” no seguiría implicando que, si a mí me conceden una subvención por la ley de dependencia, también se la deberían conceder a Thor?

En fin, que es muy difícil —incluso siendo benévolo— interpretar ese 53,6% de “muy-de-acuerdos” como otra cosa que sinsentidos bienintencionados. Por otro lado, convengamos que la elección de palabras del CIS no ayuda a definir una posición sólida y rigurosa.

Ya por finalizar, y para que no penséis que mi único objetivo es reírme del “español medio”, voy a cerrar con un apunte positivo.

Ante la pregunta:

Por lo que Ud. conoce o la idea que tiene, ¿cree que los servicios sanitarios y sociales que proporciona la sociedad a las personas con discapacidad son...?

Un 25,6% de los encuestados contestó “totalmente insuficientes” y un 57,1% contestó “más bien insuficientes”. Sólo un 8,8% de idiotas se atrevió a decir que son “más bien suficientes” y un 0,4% de ya-no-sé-cómo-llamarlos dijo, avergonzando a toda la especie humana con su mera existencia, que son “totalmente suficientes”.

Menos mal que el CIS no incluyó la opción “excesivos y un despilfarro”, que no tengo ganas de sacarme licencia de armas.

Ante la pregunta, muy relacionada con la anterior:

¿Cree Ud. que las prestaciones económicas y beneficios fiscales que las Administraciones conceden a la persona discapacitada o a su familia son...?

Un 31,6% de los encuestados contestó “totalmente insuficientes” y un 49,4% contestó “más bien insuficientes”. El porcentaje de idiotas en este caso fue un poco más bajo, lo cual nos recuerda que la idiocia es impredecible e inescrutable.

En cualquier caso, las respuestas a estas dos últimas preguntas me confirman algo que ya sabía: el español medio (aunque tenga algunos problemas de comprensión lectora) tiene, en general, buen corazón y sentido común.

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No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.

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