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Alemania se replantea su diálogo social tras una oleada de huelgas

Alemania se replantea su diálogo social tras una oleada de huelgas

EFE

Berlín —

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Una oleada de huelgas de colectivos clave en Alemania ha puesto en evidencia en las últimas semanas el creciente desfase de un sistema de diálogo social entre patronal y sindicatos considerado hasta ahora como modélico.

Los educadores de las guarderías municipales de toda Alemania están en huelga indefinida desde hace una semana y, mientras decenas de miles de padres y empresas en la mayor economía europea tratan de minimizar las consecuencias, la negociación colectiva permanece bloqueada.

Este grupo de 240.000 empleados es el último en ponerse en pie de guerra laboral en lo que va de año, prolongando una lista ya generosa que no cesa de crecer, provocando entre la ciudadanía comprensión y sorpresa, pero también indignación.

Recopilando sólo las más significativas, 2015 arrancó con paros de advertencia en el metal, a los que siguieron las huelgas del personal de seguridad de los aeropuertos, las de los pilotos de Lufthansa y Germanwings, las protestas de los trabajadores de Amazon y el Postbank, la de los maquinistas de la Deutsche Bahn, y la de los empleados de Correos y de Prosegur.

En apenas cinco meses se han acumulado ya más de 350.000 días de huelga en Alemania, más del doble que en el conjunto del año pasado, según un estudio del Instituto de la Economía Alemania (IW) de Colonia.

De prolongarse esta tendencia, este centro de estudios considera probable que se superen los 430.000 días de protesta laboral este año, lo que supondría rebasar la mayor cifra desde 1992, obtenida en 2006.

El lastre para la economía es evidente: sólo la huelga de maquinistas provocó pérdidas de hasta 750 millones de euros para la economía alemana, según Stefan Kipar, economista jefe del banco BayernLB, lo que podría reducir en una décima el crecimiento en el segundo trimestre.

¿Qué sucede en Alemania para que se dispare la conflictividad laboral? Los expertos apuntan una constelación de elementos que comprenden desde la sólida evolución de la economía hasta la atomización del mundo sindical, pasando por la progresiva complejidad de las relaciones laborales.

La mayor economía europea, que según todas las estimaciones crecerá este año por encima del 1,6 % que repuntó en 2014, disfruta de una tasa de desempleo en mínimos desde la reunificación a la vez que su población con empleo ha encadenado nueve años consecutivos al alza, rompiendo todos los récords.

Esta situación anima a los trabajadores a elevar sus reivindicaciones, especialmente tras los peores años de la crisis, en los que se impuso la contención salarial debido a los problemas en Europa.

El Ministerio de Economía prevé que los salarios netos avancen este ejercicio un 2,8 % de media.

Además, algunos expertos han apuntado que las cuestiones que enfrentan a empleadores y trabajadores no son meramente salariales, como en el pasado, sino más profundas y complejas.

Así, por ejemplo, los maquinistas fueron a la mayor huelga de trenes de la historia alemana porque querían incluir en su convenio a revisores y personal de los vagones restaurante, además de a técnico de las estaciones.

Los empleados de Amazon, por su parte, protestan desde hace más de un año porque quieren que se les apliquen el convenio del comercio minorista y no el del sector logístico, mientras que los educadores de guardería exigen la creación de distintas categorías salariales dependiendo de su especialización.

Por otro lado, los expertos perciben una creciente división en el panorama sindical: cada vez hay menos grandes convenios sectoriales generales que afectan a un gran número de trabajadores y los pequeños sindicatos gremiales están ganando terreno.

Esto implica que se batalla en pequeños grupos por las condiciones laborales, lo que multiplica los conflictos, y que los representantes de los trabajadores pujan entre ellos por los afiliados, lo que les obliga también a elevar sus exigencias.

Para tratar de atajar esta tendencia, el Gobierno alemán acaba de aprobar un proyecto de ley por el que todos los trabajadores un mismo grupo laboral en una empresa estarán obligatoriamente cubiertos por el convenio del sindicato mayoritario.

Varios sindicatos ya han anunciado su intención de llevar esta normativa al Tribunal Constitucional en cuanto concluya su tramitación parlamentaria.

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