América se une para enfrentar en conjunto su difícil situación epidemiológica

América da los primeros pasos en la concertación de una estrategia común para enfrentar su “compleja situación epidemiológica” en una cita regional que reúne hoy y el viernes La Habana a representantes de unos 30 países para dialogar sobre arbovirus como el zika, el dengue o el chikunguña.

El evento, que cuenta con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), servirá para “definir hojas de ruta que inicien la implementación de una estrategia regional para la prevención y el control de las arbovirosis”, precisó la directora de la OPS, Carissa Etienne, en la apertura del acto.

Para ser efectivas, estas acciones deberán responder a las realidades de cada subregión y país del continente, insistió Etienne, quien agradeció la presencia de autoridades sanitarias de una treintena de naciones.

“La situación epidemiológica en la región es extremadamente compleja (...) Hoy el dengue, la fiebre amarilla, el chikunguña y el zika, con sus lamentables complicaciones como la microcefalia y su impacto social y económico, golpean particularmente fuerte a las poblaciones más vulnerables de la región”, señaló.

La incidencia de estos arbovirus “tensiona los sistemas de salud de la región, por lo que se han convertido en un reto que debemos abordar de forma integrada, aunando recursos y compartiendo experiencias y buenas prácticas que han surtido efecto en los diferentes países, para hacerles frente”, advirtió Etienne.

A pesar de los esfuerzos por controlar la epidemia, entre el año 2000 y el 2014 se han registrado en América 14,2 millones de casos de dengue, con más de 7.000 muertes.

Colombia, Brasil y México son los países con mayor número de infectados.

Según datos de la OPS, el chikunguña se ha diseminado en los últimos dos años a todos los países que han reportado dengue.

El zika, por su parte, ha sido registrado en 47 naciones del continente, lo que ha provocado un “impacto negativo” en los servicios de salud debido a complicaciones asociadas como la microcefalia en recién nacidos y el síndrome de Guillian Barré.

“Aún no tenemos una proyección clara de la dinámica de la trasmisión del zika a largo plazo. Pensamos que los países de la región van a tener millones de casos, incluyendo un grupo importante de malformaciones congénitas”, advirtió Etienne.

Según la directiva, el zika “ha encontrado en las Américas una población susceptible y un vector (el mosquito Aedes aegypti) ampliamente distribuido desde el sur de los EE.UU hasta el norte de la Argentina, con altos niveles de infestación”.

De ahí que la reunión en la capital cubana sea el espacio para enriquecer y aprobar una estrategia conjunta, propuesta por la OPS para prevenir, detectar y controlar estas enfermedades, que toma como base experiencias de la gestión integrada para enfrentar el dengue, aplicada en los últimos doce años.

En este esfuerzo, Cuba ha probado ser una fuente de experiencia incalculable que puede aportar mucho a los países vecinos, tanto en la vigilancia epidemiológica como en la investigación médica, agregó Carissa Etienne.

“Que el consenso de La Habana sea el punto que marque el declive definitivo de las enfermedades arbovirales en nuestra región”, concluyó.

Hasta este viernes se extenderá este evento regional, en el que participan también expertos de Europa y Asia y la secretaria de Salud de EE.UU, Sylvia Burwell.

Burwell, además, sostendrá hoy un encuentro bilateral con su homólogo cubano, Roberto Morales, como parte de su agenda oficial en la isla y firmarán acuerdos conjuntos.

Estados Unidos y Cuba aprovecharon también la coyuntura para celebrar el miércoles un primer contacto técnico sobre la gestión y las investigaciones relacionadas con las arbovirosis.

Especialistas de importantes instituciones estadounidenses y sus colegas cubanos sostuvieron un encuentro en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) que sirvió para preparar el programa de una cita “al más alto nivel” a celebrarse en La Habana entre el 28 y el 30 de noviembre.

También se definió de manera general el protocolo para los trabajos conjuntos de investigación por espacio de tres y cinco años, cuyas líneas y áreas específicas serán abordados en noviembre.