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Experta propone educar en autonomía a los niños sin caer en la anarquía estival

Experta propone educar en autonomía a los niños sin caer en la anarquía estival

EFE

Madrid —

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Las vacaciones de verano en familia son una etapa de reencuentro entre padres e hijos después de un año de obligaciones, en la que a veces parece reinar el descontrol. Sin embargo, es un periodo que puede servir para fomentar la “autonomía” de los niños sin caer en una “anarquía estival”.

Es lo que recomienda en una entrevista con Efe la psicopedagoga Ana Roa, con dilatada experiencia en el asesoramiento familiar, que ha publicado su primer libro “¡Vive la Vida!”, de la editorial “Pasión por los libros”, destinado “a madres y padres optimistas, activos, con ganas de aprender y dispuestos a equivocarse”.

“El hecho de disfrutar del sol, la playa o el campo lleva aparejado una relajación de las costumbres pero no debe implicar el evitar ciertas normas que facilitan la convivencia y la salud”, comenta la experta.

PREGUNTA: Estamos en pleno verano, ¿es éste un buen momento para mejorar las relaciones familiares?

RESPUESTA: Por supuesto, lo importante es disfrutar de unas vacaciones alegres llenas de oportunidades para estar juntos y con mucha comunicación interpersonal e intrafamiliar. El verano nos permite hacer planes muy motivadores y estimulantes en los que todos los componentes de la familia puedan participar y disfrutar.

P: A veces se habla de “sobrevivir” a la familia en verano. ¿Podría indicarme algunas pautas para esto?

R: Podemos negociar con los niños la distribución de obligaciones ajustándonos a las posibilidades de cada uno y, por qué no, establecer reglas asociadas a los compromisos que deben cumplirse dentro de la flexibilidad veraniega. Esto no implica llegar a una permisividad extrema que conduzca a situaciones caóticas donde impere una especie de “anarquía estival”, ya que no podemos olvidar que ésta es una etapa en la que los lazos con nuestros hijos deben hacerse más fuertes de una manera amable y sólida.

P: Especialmente para los más pequeños, ¿conviene mantener regularidad en los horarios de las comidas y el sueño?

R: Los hábitos ordenados favorecen un correcto desarrollo de los más pequeños. De hecho, cuando mantenemos los horarios de alimentación y sueño rutinariamente en estas primeras etapas de vida, estamos facilitando a los niños algo que necesitan claramente: un adecuado estado físico y un bienestar emocional estable.

Evidentemente no pasa nada por ir más tarde a la cama o comer un poquito más tarde en ciertos días en los que desarrollemos actividades extras tales como excursiones o espectáculos veraniegos, pero el resto del tiempo, la comida y el sueño, tan íntimamente relacionados, tendrán sus horarios concretos y estipulados.

P: ¿Es necesario que los padres conozcan las reglas de comunicación con sus hijos muy especialmente ahora en verano, época de más permisividad y diversión?

R: El conocimiento de nosotros mismos lo vamos adaptando a las circunstancias de la vida presente y, a la hora de implantar esa sabiduría, tendremos en cuenta que no lo podemos hacer igual con un niño de dos años que con uno de diez. Un tema sobresaliente en verano es la “autonomía”, el comportamiento en la vida diaria para sobrevivir a la exigencia del entorno y asegurar el desarrollo personal y social. Los hábitos de autonomía deberían fomentarse desde el inicio de la vida de nuestros hijos y adaptarlos a las necesidades que van surgiendo en cada estadio evolutivo, es importante que sepamos entender las necesidades del adolescente y sus viajes con amigos igual que las del niño de tres años que necesita experimentar la playa y las olas del mar por sí mismo.

P: Estadísticamente durante el mes de agosto se produce un mayor número de rupturas de pareja. ¿Por qué?

R: Las vacaciones implican el obligado contacto familiar con los más allegados, especialmente con nuestros hijos, quienes ponen a prueba la fuerza y la salud de los vínculos familiares. La falta de costumbre que realmente tenemos para esa situación de vida en común tan continuada supone un escollo a la hora de afrontar los diversos contratiempos que se van presentando. Sin embargo, como en todo conflicto, nos encontramos ante un reto para mejorar si lo afrontamos de una forma correcta en lugar de permanecer totalmente indiferentes. Las propias tensiones que se producen ofrecen oportunidades para superar ciertas deficiencias que, una vez vencidas, no supondrán obstáculo sino que reforzarán la convivencia.

P: ¿Qué conviene y qué no conviene en las vacaciones familiares?

R: Conviene dejar que los niños participen en la programación de las vacaciones familiares en función de la edad, dedicar un ratito de la jornada a repasar y realizar los deberes de refuerzo, contemplar alternativas de ocio como colonias o campamentos y, al final de las vacaciones, revisar los aspectos positivos y negativos para tenerlos en cuenta el año que viene. No conviene improvisar de manera continua, sin una planificación de las actividades, transmitir ansiedad o hacer comentarios negativos delante de nuestros hijos, o no tener presentes normas de convivencia previamente establecidas.

Por Almudena Domenech

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