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Femen, frente a su primer juicio en España por interrumpir una marcha antiaborto: “Es una persecución política”

Momento en que las activistas interrumpen la marcha y son agarradas por uno de los asistentes / EFE

Marta Borraz

Cinco activistas de la organización feminista Femen se sentarán en el banquillo el próximo 19 de julio tras dos aplazamientos del que será el primer juicio al que se enfrenta la organización en España. Lo harán por interrumpir una marcha antiaborto, convocada por el colectivo Derecho a Vivir, que se celebró en Madrid el pasado 17 de noviembre de 2013, un mes antes de que el Gobierno aprobara el anteproyecto de la ley del aborto más restrictiva de la democracia, que finalmente se quedó en un cajón.

Lara Alcázar, líder de Femen en España es una de las cinco activistas que irrumpieron en la manifestación con los torsos desnudos y gritando lemas como “aborto es sagrado” o “mi cuerpo, mis normas”. “Justo en ese momento estábamos con el tema de la reforma del aborto y queríamos mostrar nuestro desacuerdo: es un derecho no solo enmarcado en un contexto de libertad, sino de salud reproductiva, como reconocen los organismos internacionales”, afirma Alcázar.

Varios de los asistentes a la manifestación se enfrentaron a las mujeres, a las que rociaron con un aerosol rojo al grito de “abortistas terroristas”, hasta que varios agentes de Policía redujeron a las activistas y las colocaron contra una pared. “Da la casualidad de que era una iglesia, fue todo muy simbólico. Nosotras queríamos abrir el debate sobre que detrás de las reformas que proponía Gallardón había un lobby religioso con una moral muy conservadora”, dice la líder del colectivo.

De nueve meses a un año y medio de cárcel

“Éstas mostraron una actitud de desprecio al principio de autoridad, oponiéndose de manera activa a la actuación de los agentes de autoridad, lanzando manotazos, codazos y patadas a estos, si bien ninguno de ellos resultó lesionado”, asegura la Fiscalía. En la acusación relata que “lograron ponerse frente a la cabecera de la manifestación, llegando incluso a sobrepasar el cordón de seguridad dispuesto por los manifestantes y se dirigieron hasta su pancarta principal”.

Alcázar reconoce que se resistieron a la detención por parte de la policía, pero “porque varios asistentes nos empezaron a tirar de los brazos y el pelo, todo era caótico y nosotras nos queríamos proteger, es una reacción humana porque si te están agrediendo así no tienes la percepción adecuada de quién te está intentando reducir, aunque sea la policía. Intentas defenderte”, explica Alcázar.

Por estos hechos la Fiscalía pide nueve meses de prisión y una multa de 1.800 euros y les acusa de un delito de desórdenes públicos y otro de resistencia a los agentes de la autoridad. Más allá va la Asociación Enraizados en Cristo y en la Sociedad, representada por Abogados Cristianos, que añade los delitos de exhibicionismo y contra el ejercicio de los derechos fundamentales. Por todo ello pide hasta siete años de cárcel para las acusadas. 

“Una reacción desmesurada”

Alcázar insiste en que la manifestación prosiguió su recorrido por las calles de Madrid tras el incidente y “en ningún momento se vio alterado su derecho a expresarse, ellos realizaron su marcha y gritaron sus lemas. Nosotras éramos cinco personas que hicimos un acto simbólico y pacífico, que además somos las que fuimos atacadas”, remarca.

Sobre la acusación de exhibicionismo que hace Enraizados, la líder de Femen se defiende opinando que “para alguien primitivo puede serlo, para alguien que conciba el cuerpo de la mujer como un pecado carnal y un escándalo y no como un instrumento político”. Por eso, define el juicio como “una persecución política y moral” porque “es una muestra de que unos tienen derecho a expresarse y otras no”, asegura.

Lo que ocurrió tras la detención lo califica de “reacción desmesurada frente a una acción pacífica”. Las cinco activistas fueron llevadas a comisaría y permanecieron 48 horas en privación de libertad, “la primera vez que nos dejaban allí tanto tiempo”, recuerda Alcázar. El colectivo se sigue reafirmando en lo que hicieron porque “los colectivos católicos deben entender que la moral cristiana no puede inmiscuirse en los asuntos públicos: las leyes por un lado y las iglesias por otro”. 

Femen, que lleva varios meses sin realizar protestas de este tipo, asegura que volverá a la carga. Su líder confiesa que el pasado año el grupo ha estado inmiscuido en temas alejados de la acción directa: “Sacamos el manifiesto y el libro y nos hemos centrado en la reflexión y el posicionamiento ideológico, además de en la gestión de las consecuencias legales de lo que hicimos previamente”, asegura. “Pero no nos hemos ido, volveremos cuando menos se lo esperen”, zanja.

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