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La manifestación del 25N, un grito unánime contra la violencia machista: “Nos queremos vivas y libres”

Como cada 25N, Madrid acoge la manifestación por el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Marta Borraz

El frío que ya se siente en Madrid no ha impedido que, como cada 25 de noviembre, la manifestación para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer recorra las calles de la capital. Con el recuerdo todavía presente de la histórica marcha que acogió la ciudad el pasado día 7 para pedir que la violencia machista sea considerada una cuestión de Estado, mujeres y hombres han unido sus gritos en uno solo: lograr una vida libre de violencias para todas ellas.

Pasadas las 19:30 de la tarde, la protesta comenzaba su recorrido en la conocida como Plaza de Ópera para acabar desembocando en la Puerta del Sol, donde se ha producido una emotiva lectura de los nombres y lugares de procedencia de todas las asesinadas por violencia de género en lo que va de año. “Nos queremos vivas y libres”, han acabado entonando los asistentes, que han ido abandonando la plaza progresivamente.

Los lemas, que han resonado durante todo el recorrido, se entremezclaban con los tambores de la batucada que confería un toque festivo a la manifestación. “Basta ya de terrorismo patriarcal”, “si tocan a una, nos tocan a todas” o “mujer si no luchas, nadie te escucha”, han sido algunos de los más coreados. El ruido de fondo no impide a Encina contar por qué ha asistido: “El Gobierno no demuestra que esta lucha esté entre sus prioridades”, dice indignada.

“No es un caso aislado, se llama patriarcado”

Revertir los recortes que el Ejecutivo ha hecho en materia de prevención de la violencia de género en los últimos años ha sido una de las principales reivindicaciones. Y para ello han querido aprovechar los asistentes este 25N: “El Gobierno de Rajoy no lo está haciendo ni lo va a hacer por buena voluntad”, afirma Mina, convencida de que la presión ciudadana es la forma de influir en las políticas públicas.

La mujer, que porta un cartel con la frase “no es un caso aislado, se llama patriarcado” no deja de intentar que las personas que atraviesan la plaza no pisen una de las pancartas que espera tendida en el suelo. Es la que minutos más tarde llevará el Bloque Feminista Estudiantil, que para culminar ha realizado una acción con el objetivo de visibilizar todas las violencias machistas que sufren las más jóvenes.

Las activistas, sentadas y con caretas blancas que escondían su rostro, han ido enseñando uno a uno diversos carteles con frases como “si no eres más femenina no vas a encontrar novio”, “tu no vas a estar con ningún tío porque eres mía” o “¿de verdad te vistes así para ver a un amigo?”. Tras la lectura de cada una, la respuesta de todas: “Mi cuerpo es mío” o “yo no soy la mujer de tu vida, soy la mujer de la mía”.

Jóvenes y mayores

La marcha, a la que han asistido la exvicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega, la exdiputada de UPyD y ahora fichada por el PSOE Irene Lozano o la histórica abogada Cristina Almeida, ha estado protagonizada por personas de todas las edades. Jóvenes, como Isabel, que habla de “experiencias cotidianas machistas que también son violencia y que hay que visibilizar”. La reforma de la ley del aborto, que impide a las menores abortar sin el consentimiento de sus padres, es otra “opresión machista”, afirma.

En el otro lado, Lucía, que ha vivido 66 años con el convencimiento de que “a pesar de lo que se diga, no hay un prototipo de víctima ni de maltratador”. La mujer recuerda cómo su padre las maltrataba a ella y a su madre. “En la calle era un señor, pero entraba al portal y cambiaba”, dice. Entre lágrimas, pero sin miedo, cuenta que “cuando tenía siete años y él llegaba a casa, me moría de miedo porque sabía que le iba a pegar”.

Son muchos los niños y niñas que, desde el pasado mes de agosto, son reconocidos por ley como víctimas de la violencia machista. Sin embargo, la falta de recursos y de atención hace que estos menores estén desprotegidos. La hija de Ángela González, que ha sido recordada y nombrada en la manifestación, fue asesinada por su exmarido en un régimen de visitas sin supervisión. La ONU ha condenado a España por este caso, pero el Gobierno se niega a reparar adecuadamente a la víctima.

La retirada de la patria potestad a los maltratadores ha sido otra de las principales demandas, así como la necesidad de la educación para la igualdad o el compromiso de los medios de comunicación con la denuncia de las violencias machistas. Violencias que no solo son golpes. “El mercado laboral también es machista”, dice José Antonio, que ve “imprescindible” que los hombres se impliquen. Las mujeres cobran un 23,9% menos al año que ellos por trabajos de igual valor.

Por eso Lucía ha querido recorrer las calles de Madrid este 25N. Porque no quiere oír que otra mujer cuenta la misma historia que ella relata. Por la joven Isabel y por todas las que ya no están. “Su recuerdo ha de ser un estímulo y compromiso para terminar con todas las manifestaciones de violencias hacia las mujeres”.

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