Miles de personas abarrotan Balmaseda para asistir a la Pasión Viviente

Miles de personas han abarrotado las calles de Balmaseda para seguir la representación de la Pasión Viviente, la más antigua de Bizkaia, y así, como manda la tradición, más de 350 vecinos de ese municipio vizcaíno han recordado las últimas horas de la vida de Jesús de Nazaret.

El Vía Crucis ha comenzado hacia las 9.45 horas en el Campo de las Monjas con el ahorcamiento de Judas y el juicio de Jesús ante Pilato, en una mañana gris, fresca y húmeda que no ha desanimado a quienes acuden a esa villa cada año para asistir a una representación cuyos pasajes más destacados también han podido seguirse a través de internet.

Esta tradición se ha convertido en uno de los actos más importantes de la Semana Santa en Euskadi y su origen se remonta a mediados del siglo XVIII.

En la actualidad, la Asociación del Vía Crucis Viviente organiza esta representación y ha ido incorporando con los años escenas y pasajes del relato bíblico.

Balmaseda parecía hoy Jerusalén cuando al comenzar la Pasión han pedido desde la megafonía apagar los móviles y han agradecido a “quienes han colaborado para mantener viva la Semana Santa” de la villa de las Encartaciones.

Pero la Pasión Viviente comenzó anoche, hacia las 21.30 horas, cuando se recordó a la luz de las antorchas la Última Cena y la oración en el huerto de los olivos, según narra la Biblia.

Estos dos días de Pasión se ha percibido el componente de recogimiento religioso en cada una de las escenas, que los espectadores han acompañado con su respetuoso silencio, pero además ha supuesto un momento festivo muy especial para el pueblo después de siete meses de preparación y ensayos.

Esta vez, el joven Ander Rivero Vélez, licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas, de 29 años, ha sido el protagonista de la Pasión de Jesús, quién ha necesitado preparación personal, pero también física para cargar durante horas una cruz de madera de alrededor de 70 kilos de peso por calles del casco histórico de Balmaseda hasta el escenario de la crucifixión.

Para Ander Rivero ha sido también una celebración familiar ya que su madre, Sara Vélez, ha representado a la Virgen María y su padre, Txinto Rivero, a Caifás, el hombre que le ha conducido ante Pilatos.

Casi 700 personas han colaborado en el largo trabajo de preparación de vestuario, carpintería, música, escenarios, iluminación, caracterización de los personajes dejando pelos largos y barbas y en organización del tráfico, que en los últimos años han sumado la tarea de la retransmisión por 'streaming' para hacer llegar esta tradición a cualquier parte del mundo.