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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El español implicado en Vatileaks II intentó vender el expediente sanitario del Papa a espías chinos

Lucio Ángel Vallejo Balda

Jesús Bastante

Una novela de ficción. Y de espías. Eso parece haberse convertido el juicio del caso Vatileaks II, que acaba de ser suspendido hasta el 6 de abril después de que los médicos que atienden a la imputada Francesca Chaouqui -embarazada de siete meses- ordenaran que se mantuviera en cama durante veinte días.

Entretanto, y como publica La Repubblica, el principal imputado, el español Lucio Ángel Vallejo Balda, llegó a viajar a Dubai para “vender” a los servicios secretos chinos el expediente sanitario del Papa Francisco. Y lo hizo acompañado del ex coronel Giuseppe De Donno, actualmente juzgado por una supuesta negociación entre el Estado italiano y la mafia. En una histriónica vuelta de tuerca, añade el diario, el supuesto expediente no correspondía a Bergoglio, sino a la madre del propio Vallejo Balda.

El sacerdote riojano, que volvió a prisión tras descubrirse que escondía un teléfono móvil en un libro hueco, parece abocado a convertirse en un personaje de novela, o de sainete. Las investigaciones, que se basan en el contenido de sus teléfonos y ordenadores, hablan de un viaje a la península arábiga (aparecen los billetes y mensajes cruzados entre el exjefe de los carabinieri y el prelado español), y se encuentran los archivos de un electrocardiograma y análisis de sangre de la anciana madre de Vallejo Balda. Pero, en lugar de su nombre, aparecía el de Jorge Mario Bergoglio.

Les presentó Chaouqui

En declaraciones a la Repubblica, De Donno subraya que “fuimos a Dubai juntos durante tres ías, entre diciembre de 2014 y enero de 2015”. El expolicía, que también era miembro de los servicios secretos, asegura que quien les presentó fue Chaouqui. La salud del Pontífice es, probablemente, el secreto mejor guardado por la Santa Sede e históricamente ha sido uno de los mayores objetos de valor de los espías internacionales.

Lo que sí parece cada vez más evidente es que el ansiado indulto para Vallejo Balda está muy lejos de producirse, pues los reiterados incumplimientos del arresto domiciliario, y el conocimiento de nuevas pruebas, hacen que la posición del sacerdote sea cada vez más delicada. Además, fuentes vaticanas confirman que la dilatación del proceso impide el “gesto” que quería tener Francisco de cara a la Semana Santa. En pleno Año de la Misericordia, parece que no la habrá para Vallejo Balda.

Entretanto, Francesca Chaouqui ha comenzado a revelar en su cuenta de Facebook lo que, en su opinión, ocurrió en la famosa noche en Florencia. Aunque Vallejo Balda ha reconocido que mantuvo relaciones sexuales con la publicista, ella anuncia que pasa al ataque: “Contaré con todo detalle lo que pasó. Lo que Lucio temía que todo el mundo llegase a saber. Por primera vez traicionaré a un amigo, pero no tengo elección”.

¿Y qué pasó aquella noche? “Estábamos en Florencia con su madre. Ella dormía. Él y yo estábamos sentados a una mesa, a dos metros de distancia del dormitorio... Balda casi lloraba. Me hizo una confesión; algo que me dijo que solo yo sabía. Le escucho. Lloro con él. Entiendo su drama, de hombre y de sacerdote. Pero él es mi amigo. Y los amigos lo son siempre, esconda lo que esconda su pasado. Yo era sincera... Sincera al decirle que no importaba a quién había amado, que no importaba de qué sexo fuera aquella persona y lo que se hubiera derivado de aquellos juegos. Astorga quedaba muy lejos. Ninguno lo sabía en Roma. Y así acabó aquella noche, entre lágrimas y promesas de que siempre seríamos amigos”.

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