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Flavia se enfrenta a 18 meses de cárcel tras ir a una marcha laica: “Fue el policía el que me agarró”

Flavia, detenida durante la manifestación laica de agosto de 2011 en Madrid \ Foto: Alejandro Navarro Bustamante

Marta Borraz

Flavia Totoro se sentará este martes en el banquillo acusada de un presunto delito de atentado contra la autoridad por el que la Fiscalía le pide un año y medio de cárcel. Los hechos ocurrieron hace más de cuatro años en la manifestación que recorrió las calles de Madrid contra la financiación pública de la visita del Papa Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

Las imágenes de los enfrentamientos dialécticos que se vivieron en la Puerta del Sol entre los manifestantes y los peregrinos de la JMJ aquel 17 de agosto fueron emitidas en todas las televisiones. La protesta, que había partido de la madrileña plaza de Tirso de Molina y transcurría en un ambiente festivo, culminó con varias cargas policiales en el kilómetro 0 de la capital. Los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que desalojaron la plaza a golpes, recorrieron las calles aledañas intentando que los manifestantes que ya la habían abandonado siguieran el trayecto.

Una de ellas fue Flavia, que no cuenta con antecedentes policiales y que había asistido a la protesta con otras compañeras de la Asamblea Austrias-Letras, surgida a raíz del 15M. Tanto ella como Belén García, que también fue detenida, atravesaban la calle del Carmen en dirección contraria a la Puerta del Sol cuando fueron abordadas por dos policías por la espalda, tal y como se puede ver en un vídeo grabado por el documentalista Stéphane Grueso y que será aportado como prueba.

“Yo había enrollado mi pancarta e íbamos caminando tranquilamente”, cuenta a eldiario.es. “De repente dos policías comienzan a darnos patadas en los tobillos y a insistirnos en que fuéramos más rápido”. A Flavia la actuación policial le pareció “tan indignante” que giró la cabeza para decirle a uno de los agentes “no tiene ningún derecho a tratarme así”. Fue entonces cuando un policía “me agarró por la espalda”. Belén abrazó a su compañera y, en medio de la tensión, ambas acabaron en el suelo. Las dos fueron detenidas en medio de los gritos de protesta que lanzaban las personas que se encontraban en el lugar, aunque la denuncia de Belén, a la que acusaban de obstaculizar la detención de su amiga, fue archivada.

La versión de la Policía es diferente. Según su declaración, ambas “muestran una actitud despectiva (hacia los policías) profiriendo frases como 'sois niñatos', '¿por qué coño nos tenemos que ir de aquí?' o 'iros a la mierda'” cuando los agentes les instaron a abandonar la plaza. Además, asegura que Flavia “se da la vuelta y propina un manotazo al profesional alcanzándole en la barbilla y la visera del casco” mientras “le increpa diciendo 'tu no me das órdenes, niñato'”.

Cuando Flavia leyó estas expresiones en el atestado, asegura, no podía salir de su asombro. Afirma que no tuvo “ningún contacto personal con los agentes hasta que aparecieron por detrás”. “Es absolutamente mentira”, apunta, “llevo doce años viviendo aquí, pero mantengo mi forma de hablar y esas palabras no las uso, no se utilizan en Chile”, explica.

“Una detención arbitraria”

Tanto ella como Belén califican lo que vivieron de “desproporcionado” e “injusto” y esperan que ninguno de los detenidos aquel día sea condenado en el juicio, que se celebrará en dos días (también el 26 de enero). Junto a Flavia serán juzgadas otras cinco personas por los mismos motivos, salvo uno de ellos al que la Fiscalía pide cuatro años y medio de prisión. “Íbamos andando normal, nos estábamos yendo de la plaza. Yo creo que fue una detención arbitraria, recuerdo ese día muy violento y muy desbocado”, explica Belén, “creo que ni la Policía estaba muy organizada”.

De hecho, fueron muchas las quejas, tanto políticas como ciudadanas, que se lanzaron contra la actuación policial, que se consideró excesiva, a pesar de que el entonces portavoz del Gobierno socialista, José Blanco, rebajó la gravedad de las cargas. Varias de las organizaciones convocantes, muchas integradas por cristianos de base, emitieron denuncias condenando “las detenciones y los actos humillantes de ciertos policías hacia periodistas y ciudadanos”. La periodista Patricia Horrillo relató el momento en el que fue amenazada por un policía mientras grababa con su móvil.

Los colectivos, entre ellos Europa Laica y Redes Cristianas, se quejaron también por la “diferencia de trato” que la Policía mostró con los asistentes a la manifestación laica y los peregrinos de la JMJ que se encontraban en Sol, que calificaron de “amables” y “generosos”. “En vez de aplacar los ánimos, los agentes comenzaron a agredir a los manifestantes que iban llegando a Sol”, recuerda Flavia, que confía en que “el juez se dé cuenta de que esto ha sido un abuso”.

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