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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Capio, el gran gestor privado de la sanidad pública

Raúl Rejón

Capio Sanidad es el primer operador privado de la salud pública española. Ingresa unos 500 millones de euros al año y gana más de 100. Tres cuartas partes de ese dinero es público ya que gestiona al menos tres hospitales en Madrid de la red pública y da servicios a la sanidad de Cataluña y Castilla La Mancha en sus centros. De hecho, el hospital Sagrat Cor catalán es el que más factura a la Generalitat por atender pacientes.

Capio Sanidad pertenece a un fondo de inversión llamado CVC que busca rendimiento para fondos de pensiones e inversores privados.

En Capio Sanidad, de manera irónica se autodenominan a veces “la bestia” porque están concentrando la mala imagen y protestas contra las medidas privatizadoras de la sanidad, ahora encabezadas por la Comunidad de Madrid. El Gobierno de Ignacio González (PP) prevé sacar a concurso seis hospitales. Los presupuestos que rubricarán este proyecto llegan esta semana al Parlamento madrileño.

Capio dirige hospitales de la sanidad pública desde hace tiempo. La Fundación Jiménez Díaz (en la capital madrileña) pertenece a esta sociedad y renovó su convenio hace un par de años. Además, recibió una población de referencia al trasladarse otro centro, el Puerta de Hierro, a la localidad de Majadahonda. Como añadidura, Capio consiguió la cesión de dos centros de especialidades (los llamados ambulatorios) como fueron los de Pontones y Quintana en Madrid. Estos centros son la vía de entrada de la atención especializada ya que los médicos de familia derivan a los  ambulatorios si creen que se precisa la intervención de un traumatólogo, un dermatólogo, un urólogo…

Hace dos años, Capio se hizo con el concurso del Hospital Rey Juan Carlos en Móstoles (una ciudad de 200.000 habitantes de la región), inaugurado en marzo pasado. En 2006 ganó la primera administración completa de un centro de la red pública madrileña en Valdemoro. En otro municipio madrileño, Collado Villalba, la Consejería de Sanidad madrileña encargó un hospital cuya gestión ha recaído también en Capio. El centro ya está preparado pero el consejero, Javier Fernández-Lasquetty, informó de que no se pondría en marcha hasta finales de 2013 para ahorrar la partida que supone la puesta en funcionamiento.

Compraventa de hospitales

A principios de este año, Capio estuvo en negociaciones para hacerse con Ribera Salud, el otro gran contratista de la sanidad pública española, centrado sobre todo en la Comunidad Valenciana. La negociaciones no llegaron a buen puerto. Ribera Salud manejaba entonces el hospital Madrileño de Torrejón de Ardoz, cinco más en Valencia así como departamentos sanitarios valencianos. Al final, Ribera Salud (que pertenece a Bankia y Sabadell-CAM) vendió a Sanitas parte de sus negocios con la sanidad pública madrileña y valenciana.

Ahora, Capio está en una situación de preeminencia para aspirar a parte del negocio que se ha abierto con la decisión de la Comunidad de Madrid de externalizar servicio hospitalario. Están en plena fase de evaluación de las posibilidades que los concursos traerán consigo: rentabilidad de inversiones, servicios que habrá que ofertar, población asignada, cuotas de cobro a la Administración. En virtud de los cálculos irán optando por uno u otro hospital. Incluso deslizan que, a lo mejor, no les resulta interesante ninguna de las opciones. La historia demuestra que en todos los procesos abiertos en Madrid, siempre han accedido a algún proyecto. Además, en Castilla-La Mancha, otros cuatro centros están en el mismo proceso de cesión privada.

La decisión de políticos como Ignacio González o María Dolores de Cospedal  de privatizar la gestión médica de hospitales les ha colocado en la línea de salida de un negocio que puede superar los 400 millones de euros anuales de ingresos (en términos lineales). El único peaje que, de momento, están obligados a pagar es soportar la deriva de deterioro de imagen que les cuesta estar en el ojo de las protestas ciudadanas.

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