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La corrupción y la desigualdad, los motivos principales para sentirse indigno

Las consecuencias de la crisis han afectado de manera desigual a unos y otros ciudadanos

Marta Borraz

  • Un estudio elaborado por el Movimiento por la Dignidad, analiza cuáles son los temas que mayor sentimiento de indignidad generan entre los ciudadanos

España no es un país lo suficientemente digno. Los motivos principales que conducen a la ciudadanía a experimentar este sentimiento son la corrupción política e institucional y la consecuencias de la crisis, que han afectado de manera desigual a unos y otros ciudadanos. Es la principal conclusión del Índice de la Dignidad en España 2015, un estudio de campo elaborado por el Movimiento por la Dignidad presentado este martes, que pretende arrojar luz sobre cuáles son los temas que mayor impacto tienen en la dignidad humana.

Un 99,6% de los encuestados considera que el hecho de que la corrupción “haya llegado a contaminar a todas las instituciones de cualquier signo político” es la causa de indignidad más importante. La brecha social, que se ha ensanchado desde el inicio de la crisis, es el otro fenómeno que en, mayor medida, genera este sentimiento entre los ciudadanos. Esta desigualdad, que ha avanzado en los últimos años –solo en los dos primeros de crisis el índice de Gini, que calcula la diferencia entre los que más y menos tienen, aumentó un 10%– se mide en diferentes factores.

Entre ellos, que la cifra de parados sin derecho a protección por desempleo supere el 40% y que España sea uno de los países de la Unión Europea con mayor porcentaje de desnutrición infantil. Estos son el segundo –98,1%– y tercer –97,4%– motivo que mayor sentimiento de indignidad produce entre los españoles. La elevada tasa de desempleo entre los jóvenes, el colapso del sistema de la dependencia, los recortes sanitarios y los desahucios son otras de las causas.

La dignidad, según Guillermo Escobar, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Alcalá de Henares e integrante de la organización impulsora del estudio, se traduce, fundamentalmente en derechos humanos. Por un lado, en “la defensa frente a los ataques a la libertad”. Por otro, en la garantía de cobertura de las necesidades básicas de los individuos.

El estudio analiza también cuáles son los temas que más atentan contra la dignidad de los ciudadanos. De nuevo se sitúa en primera posición la corrupción, seguida de los altos niveles de desnutrición infantil y el desempleo. La percepción varía significativamente entre hombres y mujeres: un 59,2% de ellos considera que la corrupción es el fenómeno que más ofende a la dignidad frente al 32,5% de ellas. Un hecho que Justo Villafañe, presidente del Movimiento por la Dignidad y catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Complutense de Madrid atribuye a “la mayor integración de los hombres en la vida productiva, pública y social”.

El Ejército, la institución más valorada

De las diez instituciones o servicios analizados por el Índice de la Dignidad en España, el Ejército es el que muestra un comportamiento más digno, según los ciudadanos encuestados. Junto a esta institución, la educación y la sanidad pública son las únicas tres que aprueban con una valoración sobre 10 de 5,80, 5,71 y 5,65 respectivamente.

Cercanos al aprobado se encuentran los medios de comunicación y las empresas, a pesar de que un 76,4% están poco o nada de acuerdo con la afirmación de que los primeros se caracterizan por su credibilidad y pluralidad. La judicatura y la monarquía no alcanzan el 4,5 y las tres instituciones que llevan a cabo un comportamiento más indigno son la Iglesia, el Parlamento y los partidos políticos, según los resultados del estudio.

El Movimiento por la Dignidad ha querido analizar también el grado de acuerdo que los españoles tienen sobre si los partidos políticos facilitan la participación efectiva de la ciudadanía en los asuntos públicos. Un 91,7% considera que no. Villafañe apunta como principal explicación que el equilibrio entre participación y gobernabilidad “se ha roto hace mucho tiempo”.

“Con la Transición se nos pidió que hiciéramos una dejación de nuestro derecho a la participación en favor de la gobernabilidad, pero fueron pasando los años y se fueron olvidando de la primera”, comenta. En su opinión, “los partidos políticos deben ser un instrumento para hacer viable la democracia como cauce de la participación ciudadana”. Sobre si los españoles somos iguales ante la ley, el estudio revela que solo un 15,4% de los encuestados está bastante o muy de acuerdo con la afirmación.

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