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Las elecciones con más participación de la Rey Juan Carlos revelan un cisma entre profesores y alumnos

Una de las cuatro mesas de estudiantes en el campus de Vicálvaro. / S.P

Sofía Pérez Mendoza

La Universidad Rey Juan Carlos está en plena jornada electoral aunque nadie lo diría desde fuera. En el campus de Vicálvaro, el más movilizado, no hay ni un cartel con la cara de los dos candidatos que este miércoles se disputan el rectorado: el continuista Javier Ramos y la crítica Rosa Berganza. Y eso que estas son las elecciones más mediáticas que ha vivido la institución, que intenta sacudirse a trompicones del escándalo de los plagios.

Una normalidad aparente cubre la calma tensa de los últimos meses. Y aunque los estudiantes aseguran que “vuelan cuchillos”, las mesas electorales funcionan con normalidad y un trasiego inusual en jornadas anteriores. Solo se ha producido una incidencia, según informa la asociación Lambda, en una mesa ubicada en el centro adscrito de artes TAI.

Las urnas no se han abierto hasta las 12 de la mañana, cuando deberían estar funcionando desde las 9. “No estaba la documentación de la mesa (actas, acreditaciones, censo...) y no había un representante de la Junta Electoral”, asegura la asociación. Uno de los interventores de esa mesa asegura a eldiario.es que no disponían de los documentos necesarios para constituir la mesa y “nadie sabía nada”. “Más tarde se ha presentado el director del centro y nos ha acusado de obstruir el voto de los estudiantes y de maniobras políticas”, sostiene en su versión de los hechos. Cerca de las 12 de la mañana han recibido los papeles necesarios para abrirla y se ha constituido, según figura en la documentación, a esa hora.

La circunstancia de que una mesa arranque con más de una hora de retraso de la prevista es ser motivo para la repetición de las elecciones dos días después, según el artículo 80.5 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General. “No se puede abrir una mesa a las 11:50, eso es delito”, afirma el interventor en conversación con este medio.

Cisma entre sectores

El movimiento es tal en Vicálvaro que hasta se han formado filas en algunas mesas. Hay cuatro para estudiantes, dos para profesores y otra más para personal administrativo. El voto de todos no cuenta lo mismo, está ponderado. Los resultados, auguran muchos estudiantes, confirmarán un cisma evidente: Ramos espera concentrar el apoyo de profesores y PAS mientras Berganza cuenta con más apoyo entre el alumnado.

Basta con pararse en la mesa de las papeletas para medir el clima. La mayoría de los que se acercan van con la decisión tomada, pocos dudan y unos cuantos acompañan sin siquiera ser conscientes de quiénes son los candidatos. Un grupo de chicos y chicas de primer curso de Ciencias Políticas admiten que su voto va para Berganza “porque dice que pondrá clases de inglés”.

Las noticias sobre los plagios y las irregularidades en la gestión de la universidad no han condicionado su elección, aseguran. Aunque admiten que están enterados de casi todo: “los grupos de Whatsapp están ardiendo estos días, pero no percibimos mucha indignación, ni siquiera resignación”, dice, sincero, uno de ellos.

Una profesora y miembro de la junta electoral que está controlando el proceso percibe que la participación está siendo alta, bastante más que en otras ocasiones. “Cuanta más gente venga, mucho mejor”, afirma. En el parking adyacente al edificio donde están las urnas no hay ni una plaza libre. “Esto no es normal. Aquí no cabe un alfiler hoy. Otros días está mucho más vacío”, explica Ricardo, de Derecho y Ciencias Políticas.

¿Suárez habría ganado?

Los miembros de las mesas electorales se designan por sorteo. El presidente de una de ellas, de estudiantes, no sabe ni quién son los candidatos. Y lo reconoce. De momento en la urna hay 43 papeletas, según su recuento. Una alumna, que iba de suplente pero se ha tenido que quedar por una ausencia, dice que prefiere que los votantes lleguen a cuentagotas porque ya se les han acumulado unas cuantas veces en poco rato.

Al lado, una interventora de la candidatura de Ramos, estudiante de Periodismo, vigila que el proceso se desarrolla con normalidad. “En mi clase se ha hablado mucho de esto. La gente incluso está un poco cansada del tema y la campaña ha sido muy corta, creo que no ha dado tiempo a explicar qué quería hacer cada uno de los candidatos”, dice Almudena, que duda de que Fernando Suárez hubiera ganado de haberse presentado a la segunda reelección.

Aquí las opiniones están divididas. Ricardo y dos amigas, Laura y María, no se ponen de acuerdo. Él dice muy seguro que sí, que Suárez habría sido capaz de reponerse al escándalo y ganar de nuevo. “Los votos de los profesores tienen mucho peso. Y hay un apoyo evidente”, dice. Pocos docentes quieren hablar y dar su nombre hoy.

Más de 40.000 estudiantes y casi 2.000 profesionales, entre profesores y personal administrativo, están llamados a las urnas hasta las 20 horas. Se espera que el grueso acuda al finalizar el turno de mañana de clases, a la hora de comer. Y todos dan por seguro que serán muchos más de los habituales en otras citas, entre otras razones porque se han convocado por primera vez en un día lectivo. Las últimas fueron en junio. Hay, no obstante, muchos estudiantes (sobre todo los que cursan el último año de carrera) a los que la jornada les ha pillado en periodo de prácticas, de manera que ya no acuden día a día a clase.

El recuento de votos comenzará al cierre de las urnas aunque hasta el jueves por la mañana no está previsto que se conozcan los resultados definitivos.

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