Las empresas demandan una transformación urgente y profunda de la Universidad

Las empresas demandan una transformación “urgente y profunda” del sistema universitario para reducir su burocracia, hacerlo más flexible en sus planteamientos, permitir la entrada de las empresas, reorganizar y racionalizar la oferta formativa y adaptarla a las necesidades laborales y de la economía.

Esa presencia de las empresas en la Universidad, aducen, es “imprescindible” para acometer juntas y en permanente diálogo cuestiones como los planes de estudio o las prácticas.

Son propuestas para armonizar educación con empleo en España presentadas por responsables de varias empresas en un informe del Centro Internacional de Organizaciones de la escuela de negocios IESE, con la colaboración del Grupo Persona, y publicado hoy.

Las empresas también deben esforzarse en seleccionar y promocionar el talento según criterios competenciales.

“El de la FP parece ser un modelo de éxito que podría servir de inspiración”, según las conclusiones.

La falta de un espacio común entre la Universidad y las empresas está causando un “importante nivel de paro entre los universitarios españoles”, según argumentan.

Aunque el paro afecta menos a los titulados superiores, también lo sufren, lo que puede atribuirse a una “inadecuación” de la formación, que “no prepara” para un acceso fluido al mercado laboral.

Explican que la burocratización de la Universidad y algunos elementos de la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) “dificultan mucho el acercamiento de las empresas” en el caso de las prácticas obligatorias.

Llaman la atención sobre la desorientación con que los jóvenes acceden al empleo, ya sea en prácticas o con contrato: no saben qué quieren ni qué se espera de ellos, en definitiva no saben qué significa trabajar.

Este sistema debería ser corregido con un sistema de prácticas “verdaderamente útil y eficaz”, reclaman.

Por otra parte, indican que España “no tiene ni ha tenido” una estrategia de país que defina los objetivos y políticas más eficaces para asegurar la competitividad de sus empresas y sus trabajadores.

La falta de emprendedores tiene su raíz en las carencias educativas a la hora de desarrollar la iniciativa como competencia profesional.

Tampoco la escuela atiende la creciente necesidad y demanda de inteligencia emocional.

En la escuela española del siglo XXI “permanece implantado el estilo de tarima y alumno pasivo”, denuncian.

También apuntan a la falta de competencia en los elementos del sistema educativo, ni entre los alumnos, ni entre los profesores ni entre los centros.

“Los sistemas en los que no hay competencia fomentan la mediocridad y la apatía”, concluyen.

En el estudio han participado empresas relevantes de los sectores financiero, energético y de servicios, según sus organizadores.