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Un escultor andaluz exporta a Filipinas su imaginería “made in” Madrid

Un escultor andaluz exporta a Filipinas su imaginería "made in" Madrid

EFE

Madrid —

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De pequeño, jugaba con sus amigos “a las procesiones” en las calles de su pueblo natal, en Jaén. Ahora, a sus 45 años, Antonio José Martínez es de los pocos imagineros con taller propio en Madrid, donde ha llegado a recibir encargos de esculturas para pasos de Semana Santa de Filipinas.

“Lo mío era hacer imaginería”, asegura en una entrevista con Efe el escultor sobre una vocación que le viene de lejos.

De niño ya se entretenía modelando figuras de plastelina y haciendo de cofrade en su pueblo de Beas de Segura, en Jaén, junto a sus amigos, con los que organizaba procesiones imaginarias.

Un tipo de juego que no sorprendía en un entorno como el andaluz, donde las tradiciones de la Semana Santa “se viven desde pequeño” y forman parte del folclore popular.

Sin embargo, durante muchos años en la vida de Antonio José pesó más su otra vocación, la religiosa, hasta el punto de que estuvo formándose en el seminario para ser sacerdote desde los 11 años hasta los 18, cuando abandonó este camino.

“La cosa no funcionó por avatares de la vida”, cuenta.

Entonces, decidió centrarse en su faceta artística y “buscarse la vida” en Madrid, donde se formó en una escuela de arte con un ciclo de dorado y policromía.

Desde allí, se trasladó a Sevilla, una de las cunas del arte de la imaginería, donde siguió aprendiendo con diversos maestros durante dos años antes de regresar ya de forma definitiva a la capital en 2001 para fundar su propio taller en el barrio de los Austrias, en pleno centro.

Antonio José es de los pocos imagineros que trabajan de forma autónoma en Madrid, donde lo habitual es adquirir las figuras de cristos y vírgenes a través de empresas especializadas en arte sacro como Granda, fundada en 1891.

En su taller, el escultor andaluz elabora solo y de manera totalmente artesanal los encargos que recibe de iglesias y particulares, como un cliente de Ciudad Real que le ha pedido recientemente un Cristo crucificado.

Algunas de sus esculturas han sido utilizadas en pasos de Semana Santa, como una Virgen de los Dolores que actualmente se conserva en la parroquia de San Nicolás, en Madrid, donde apenas hay restos de la obra de Antonio José.

“Nadie es profeta en su tierra”, dice.

A través de su página web le llegan encargos de rincones de España como Toledo, Sevilla y Jaén e, incluso, de países del extranjero como Filipinas, donde han salido a procesionar dos imágenes suyas: un Cristo y una Virgen dolorosa.

Una escultura para Semana Santa le puede llevar hasta dos años de trabajo, en función de su complejidad, lo que también hace variar los precios: desde los 12.000 euros que puede costar la cabeza y manos de una Virgen dolorosa hasta los 35.000 euros de una talla completa de un Cristo crucificado.

“Reflejo muy bien de dónde soy, Jaén, y dónde estoy ahora, en Madrid”, comenta sobre el estilo de su arte, “a caballo entre el sur y castilla”.

Sus esculturas, “clasicistas y naturalistas”, tienen “mucho de trasfondo espiritual”, ya que le sirven para transmitir su visión de la fe.

“Lo principal es el sentimiento religioso, es lo que hay que reflejar”, añade.

A pesar de que gran parte de la industria y la artesanía relacionada con la imaginería está en Andalucía, Antonio José tiene previsto seguir trabajando en Madrid, donde destaca que las procesiones de Semana Santa son “eclécticas” aunque predominan las “influencias del sur”.

El escultor lamenta el “desprecio” que asegura que padece la imaginería, ya que “apenas se enseña” pese a ser un arte que “está pegando muy fuerte entre la gente joven”.

“Piensan que somos mayores y quedamos cuatro pero todo lo contrario”, sostiene.

De hecho, cuenta que en un par de ocasiones se han pasado jóvenes por su taller interesados en hacerse imagineros, un trabajo en el que además ve futuro ya que “si eres un poco bueno, tienes años de encargos”.

En su caso, no le va a faltar tarea desde aquí hasta 2019, y ya tiene entre manos dos grandes proyectos: una imagen de Juan de Palafox para la catedral de Puebla, en México, y un grupo escultórico sobre la entrada de Jesús en Jerusalén para una cofradía de Motril, en Granada.

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