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Reportaje

El fin del Frente Atlético

Una imagen del Frente Atlético que aparece en su página web.

Diego Barcala

Desde 1998, año tras año, la visita de la Real Sociedad al Vicente Calderón ha servido de excusa para que los ultras del Atlético de Madrid representaran la misma coreografía. El portavoz del Frente Atlético agarra el megáfono y grita a todo el fondo: “Por eso yo voy a pinchar al guarro de la Real. ¡Ricardo Guerra, libertad! ¡Hemos venido a acuchillaros, el resultado nos da igual!”.

Unos centenares, los más cercanos al portavoz, le siguen. Parte del resto del estadio les pita, los que recuerdan con dolor la muerte en 1998 del aficionado de la Real Sociedad Aitor Zabaleta asesinado por el ultra Ricardo Guerra. La reacción: “Atleti, atleti, atleti” y a otra cosa. Porque ni club, ni peñas pidieron su disolución hasta que el martes el propietario, Miguel Ángel Gil Marín, anunció su final, presionado por la segunda muerte en el historial de los que habitan el Fondo Sur del Vicente Calderón.

La investigación policial ha revelado que al menos 8 de los 15 aficionados del club detenidos por la muerte del ultra del Deportivo Francisco Javier Romero 'Jimmy', tenían algún tipo de vinculación con el club.

Unidos a los Ultras Sur

El Frente Atlético es una organización extremista, hermanada con las peñas ultraderechistas de toda España, incluidos Ultras Sur, desde 1982. La reciente escisión de sus homólogos en el Santiago Bernabéu desveló que algunos miembros neonazis pertenecían a ambas peñas violentas de equipos rivales. De hecho, en sus orígenes, a principios de los ochenta se quisieron llamar Ultra Sur; sin éxito porque la Delegación del Gobierno les dijo que el nombre era demasiado “belicoso”, según narran en su propia página web. Entre la nostalgia de aquellos tiempos recuerdan sus ropas paramilitares, sus brazaletes amarillos con las siglas US y el día que estrenaron en España los botes de humo.

“Unos 10 miembros destacados de los Ultras Sur madridistas acompañaban al Frente en la grada, discretamente ubicados, en clara complicidad en su odio a los seguidores vascos. Los servicios del Bernabéu quedaron totalmente destrozados y llenos de pintadas antimadridistas. A la salida todos fueron a la estatua de la Cibeles, a bañarse siendo el primer bañista, un Ultra Sur que fue arrojado por ”el Matías“, miembro histórico del grupo y amigo de alguno de los ultras madridistas que iban con el Frente. La fiesta continuó por el centro de Madrid, con unos 500 ultras del F.A., con mucho alcohol en la sangre liándose a mamporros con los pocos bilbaínos que quedaban en la Plaza Mayor y sus terrazas”, explican sobre sus orígenes.

Así fueron sus inicios y así se desarrollaron sin freno hasta 1998 cuando un seguidor despistado de la Real Sociedad cometió la terrible imprudencia de meterse en una zona plagada de neonazis sin presencia policial. Aitor Zabaleta, de 28 años, entró con su novia de la peña femenina Izar en el Bar Alegre, de Puerta de Toledo. Se topó con 10 hinchas armados miembros de Bastión, una rama especialmente violenta dentro del Frente Atlético. Una puñalada le alcanzó el corazón y se derrumbó en la puerta 6 del Calderón tratando de huir.

La Policía admitió que los fanáticos del Atleti llevaban toda la noche “a la caza” de seguidores vascos. El juicio tardó siete años en celebrarse. El asesino, Ricardo Guerra, fue condenado a 17 años de prisión. Sus acompañantes, miembros del grupo neonazi Bastión 1903 (año de fundación del club rojiblanco), no recibieron condena.

El grupo Bastión y la sección TNT

Movimiento contra la Intolerancia, que se presentó como acusación particular en el juicio sacó esta preocupante conclusión: “Después de este crimen, el grupo Bastión se desintegró. Los 11 ultras procesados, sabiéndose vigilados por la policía, no volvieron a integrar esta sección, aunque, entre ellos, siguen manteniendo una constante relación y comunicación. El resto de los miembros buscó otros grupos afines para seguir asistiendo a los partidos del Atlético de Madrid”.

En la defensa judicial del grupo Bastión 1903 se encuentra la clave que impide al Atlético de Madrid expulsar a todos los grupos del actual Frente Atlético. Según reconoció ayer el propio club, desconoce el listado completo de los nombres y DNI de los miembros de la expulsada peña. La Fiscalía no admitió en el juicio por la muerte de Aitor Zabaleta la condena de asociación ilícita para el grupo Bastión al admitir los testimonios de los 11 individuos interrogados que repitieron que la organización empezaba y acababa en la pancarta, y que los hechos que determinaron la muerte de un hincha vasco no fueron la consecuencia de un plan o “cacería”. Desde entonces, los miembros ultras han seguido acudiendo a los estadios sin mayor control bajo todo tipo de siglas.

“Todos saben de sobra quienes son los conflictivos, policía, directiva y claro esta, los propios miembros del grupo, los buenos, a los que todos les indican para que sean ellos los que señalen como si fueran chivatos y que haciendo eso únicamente tendrían los problemas que los demás mucho más fácil atajarían”, analiza el portavoz de una publicación especializada en hinchadas que prefiere mantener su anonimato.

En su opinión, la policía española cuenta con medios suficientes para detener la violencia y duda de que las medidas tomadas estos días y en los últimos años vayan a contribuir a acabar con los violentos infiltrados en las aficiones del fútbol. “Las sanciones económicas estuvieron mal dirigidas, y sin darse cuenta de que las prohibiciones de tifos etc, hicieron que crecieran los grupos de personas más cercanas a la violencia que a la animación, ya que como seguramente pase ahora con el cierre de gradas, o la decisión por parte del club atlético de Madrid de aniquilar al Frente Atlético, será con toda probabilidad contraproducente”.

La sección más dura del Frente Atlético actual se denomina TNT, sección que ya fue denunciada en el juicio de Aitor Zabaleta por el Movimiento contra la Intolerancia. Se trata de una organización plagada de neonazis que expresa sin tapujos su mentalidad violenta en una entrevista en la propia web del Frente Atlético: “A pesar de muchos años escuchando muchas tonterías... ¡aportamos seguridad! Aunque nadie lo haya querido reconocer nunca. (…) Teníamos una única pancarta en la que se leía: Sección T.N.T. con letra tipo del Oeste, en los extremos había banderas de España con la Totenkopf sobre ella, más adelante se recortó y se dejó solo la parte donde ponía T.N.T. en un extremo un Bulldog con botas estilo hooligan y la bandera de España con la Toten al otro”.

“¿Un momento emotivo? Cuando me apuñalaron un viernes en la antigua bodeguilla del FA (sabían que parábamos ahí), y tuvieron que bajar 25 auténticos cobardes, (no, ni eso, eran puras mierdas sin cojones) a por ocho de nosotros (tres de los cuales eran las novias de algunos de nosotros), les corrimos a esos mierdas, lo emotivo fue que ni me entere que me pincharon, seguí bebiendo hasta que me maree y caí al suelo, y noté como todos los que estaban a mi alrededor me cogían, llevaban al coche de Carlos el Boxeador y de ahí a urgencias de Marqués de Vadillo, no nos querían ni abrir la puerta y medio destrozaron ese centro de urgencias por mí para que me atendiesen, para mí sí fue emotivo, es que mi emotividad es muy... diferente digamos”.

La hemeroteca destaca una actividad frenética de los grupos neonazis del fútbol en Madrid contra los equipos vascos y catalanes pero en los últimos 10 años el objetivo del Frente Atlético se amplió a las aficiones con ideología de izquierdas: Biris del Sevilla FC, Riazor Blues del Deportivo de La Coruña, Celtarras del Real Club Celta de Vigo y Bukaneros del Rayo Vallecano.

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