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Un naturalista dice que las “ciudades se han vuelto más verdes y el campo más estéril”

Un naturalista dice que las "ciudades se han vuelto más verdes y el campo más estéril"

EFE

Madrid —

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En los últimos 50 años, el número de aves de tierras agrícolas “ha disminuido en un 60 % mientras que algunas ciudades se han convertido en verdaderos bosques urbanos” ha constatado en una entrevista a Efe el naturalista británico Chris Baines, uno de los expertos mundiales en jardines urbanos.

Este reputado ecologista y horticultor ha dedicado los últimos 30 años de su carrera como paisajista al diseño de este tipo de instalaciones capaces de atraer la vida silvestre, “involucrando a la gente a plantar un jardín diferente”.

Flores propicias para el polen y el néctar, “muros verdes” para que los pájaros tengan lugares donde anidar o árboles frutales para las aves son, según Baines “las claves para que la fauna urbana colonice un jardín urbano”.

Un pequeño ecosistema de este tipo permite que “prosperen multitud de aves e insectos” de forma que “muchas especies en el Reino Unido son mucho más exitosas ahora en las ciudades que en el campo” y prueba de ello es que “las especies polinizadoras se benefician de las flores de los jardines privados por lo que la mejor miel que producimos viene hoy día de las ciudades”.

Baines resume el declive de la vida campestre al recordar que durante su juventud “tenía que limpiar el parabrisas del coche constantemente cuando viajaba junto a cultivos debido a la gran cantidad de insectos que se quedaban adheridos”, lo que “ahora nunca sucede”.

Por ello, ha disminuido tanto el número de aves vinculadas a tierras agrícolas, pues “si pierdes los insectos, los pájaros que se alimentan de ellos desaparecen del entorno” también.

El abandono rural, combinado con la implicación de algunas ciudades en materia ambiental ha hecho que los jardines maduros, los que tienen más de 40 años de vida, se transformen en “bosques urbanos”.

Baines ha explicado que espacios como grandes parques, cementerios y jardines botánicos, forman “un corredor ecológico por el que, como una red de metro, animales como zorros, aves, gatos o erizos pueden moverse por la ciudad”.

Pero a su juicio, esto no es suficiente y se precisa una “visión general más amplia de la planificación urbana para que la vida silvestre prospere en las ciudades”.

Los jardines verticales o “muros verdes” no sólo ayudan a que aniden las aves sino que enfrían el aire e incrementan la humedad, mejorando el clima de la ciudad, aunque son “muy frágiles” porque, en general, “obedecen sobre todo a criterios estéticos”.

Además, pueden “ralentizar el daño que le hemos hecho al medioambiente”, ya que “el tiempo que las personas dedican a sus jardines no están conduciendo su coche”, ha bromeado el naturalista.

Baines también ha destacado otro concepto de espacio propicio para la fauna y flora urbanas: los “tejados verdes”, que también “hacen un buen trabajo para la conservación de la biodiversidad”.

Aunque el ciudadano no los vea desde la calle, “son una buena solución para gestionar precipitaciones extremas y ofrecen un refugio ideal para las aves que anidan al ras de suelo” ante la amenaza de la “enorme población de gatos” en Reino Unido.

Además, está el problema de su sostenibilidad pues “tenemos que pensar de dónde sacamos el agua y cómo usarla” ya que “emplear siempre agua potable como se hace ahora es una locura”.

Baines ha explicado que “en el sureste de Inglaterra tenemos hoy un problema de escasez de agua porque ya no llueve como antes” lo que, unido a que “el cinturón metropolitano de Londres es el más densamente poblado de Europa”, provoca que el nivel de agua de lluvia por habitante “sea en esta zona más bajo que en Arabia Saudí”.

Por ello, este experto ha concluido que “dada la magnitud del problema, todo esto no es sino una ayuda marginal” y la solución exigirá “medidas estructurales que cambien radicalmente nuestra forma de consumir”.

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