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El récord de parados recuerda a Hollande su principal reto para ser reelegido

El récord de parados recuerda a Hollande su principal reto para ser reelegido

EFE

París —

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El récord histórico del número de parados en Francia, 3.496.400 al finalizar 2014, pone crudamente sobre el tapete para el presidente socialista, François Hollande, el fracaso en la primera mitad de su mandato del que es, con diferencia, su principal desafío si pretende ser reelegido en 2017.

Hollande no ha querido reaccionar personalmente a las malas cifras del desempleo el pasado año, con un incremento del 5,7 % de los que se inscribieron en esas listas.

Los 189.100 parados suplementarios de 2014 son más que los 174.800 constatados en 2013. Sólo ha habido tres ejercicios peores desde el comienzo de la crisis: 203.600 en 2008, 421.900 en 2009 y 285.500 en 2012.

Desde el inicio del mandato del presidente socialista en mayo de 2012, Francia había acumulado 572.500 parados más hasta finalizar diciembre.

A falta de conocerse los resultados al terminar el cuarto trimestre, las primeras tendencias de la encuesta de población activa del Instituto Nacional de Estadística (INSEE) apuntan a una muy leve inflexión que sería prácticamente inapreciable en términos de tasa del paro.

Una tasa que había subido hasta el 10,4 % en el tercer trimestre, tres décimas más que en el segundo.

Según publicó hoy “Le Figaro”, los 2.000 parados menos que el INSEE contabilizó en diciembre en Francia son pocos si se comparan con la reducción de 693.000 en el conjunto de la zona euro (hasta un total de 18,13 millones), cuya tasa de paro disminuyó una décima ese mes al 11,4 %.

La inversión de la curva creciente del desempleo había sido la promesa central -incumplida- de Hollande en 2013 que tanto contribuyó al deterioro de su popularidad.

Aunque no quiso renovar esa promesa el pasado año, el alza del número de parados en once de los doce meses de 2014 ha contribuido todavía más a hundirlo en simas históricas de impopularidad, de las que sólo ha salido -habrá que ver si sólo temporalmente- por el movimiento de unidad nacional en torno a su figura como reacción a los atentados terroristas de comienzos de enero.

En abril pasado, había reconocido que “si el paro no baja de aquí a 2017, no (tiene) ninguna razón para ser candidato o ninguna posibilidad para ser reelegido”.

Para corregir la situación, sus esperanzas son, un nuevo plan en apoyo de los parados de larga duración que se dará a conocer el próximo 9 de febrero y, sobre todo, una verdadera recuperación económica que tarda en llegar y en gran medida no depende de él.

Su ministro de Finanzas, Michel Sapin, dijo el miércoles que este año espera “algunos resultados” en la lucha contra el desempleo, gracias a unas previsiones de crecimiento que él sitúa en el 1 % para 2015.

Sapin explicó que con el 0,4 % de alza del producto interior bruto (PIB) el pasado ejercicio “no se consigue nada en el frente del paro”; con el 1 % de 2015 “se empiezan a obtener algunos resultados”; pero el objetivo tiene que ser un 1,5-2 %.

Hollande confiaba en sacar partido en el llamado “pacto de responsabilidad” que ha reducido en 41.000 millones de euros las cotizaciones de las empresas, pero los resultados han sido hasta ahora más que discretos porque la mayor parte de las empresas han utilizado ese dinero para aumentar sus márgenes, con el argumento de que estaban erosionados por subidas fiscales en años anteriores.

Uno de los pocos cartuchos que le quedan a Hollande es una reforma y una flexibilización del mercado laboral, como el que le piden el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que le ponen como ejemplo lo que se ha hecho en España o en Italia.

Pero hasta ahora el presidente socialista se ha resistido a recetas como el contrato único o el abaratamiento del despido para las personas con contrato fijo, que podría acabar por fracturar su mayoría parlamentaria, además de dar -tal vez- un golpe de gracia al modelo social francés por cuya defensa fue elegido.

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