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El “periodismo de chabola” triunfa en Nairobi

EFE

Nairobi —

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A escasos cinco kilómetros del centro de Nairobi, Kibera, el mayor poblado chabolista de toda África, vive una efervescencia mediática con dos periódicos y una emisora de radio que batallan por un ideal: dar voz a los desfavorecidos.

“No tengo mucho tiempo. Estoy preparando el boletín de noticias de las diez de la mañana”, advierte a Efe Thomas Bwire, el editor de noticias de la radio Pamoja FM.

Pertrechado de bolígrafo, libreta y grabadora, Bwire es uno de los periodistas locales que patean a diario las polvorientas y laberínticas calles de Kibera a fin de “dar voz a la gente para abordar sus problemas y ver cómo se pueden solucionar”.

Alrededor de un millón de personas, la mayoría sin acceso a servicios básicos como electricidad o agua corriente, sobrevive apretujado en las casuchas de paredes de adobe y techos de uralita o latón que abundan en ese concurrido poblado marginal.

La sintonía de Pamoja FM alivia esa dura existencia a los vecinos del barrio, escenario de algunos de los peores disturbios provocados por la violencia postelectoral de 2007-2008 que azotó Kenia y que causó cientos de muertos en ese asentamiento informal.

“Durante las elecciones, hubo tensión y caos”, recuerda Bwire, al precisar que la radio se fundó en 2007 como instrumento para fomentar la paz y como respuesta a la imagen “negativa” que los medios convencionales suelen ofrecer de Kibera.

Esos medios “nos presentan como personas inferiores procedentes de las chabolas y sin esperanza”, lamenta el periodista, al subrayar que Pamoja FM cubre “noticias relevantes” para sus oyentes.

Por ejemplo, “todos los días hacemos un programa llamado 'Pasa el micrófono' al que llama gente joven desempleada”, dice Bwire a la entrada del estudio, junto a un generador eléctrico donado por la Embajada de Francia para sortear los “frecuentes cortes de luz”.

“Cuando se va la luz (algo frecuente en Kenia), no podemos salir al aire. ¡Es terrible!”, subraya el editor, mientras dos locutoras pinchan canciones de “taarab”, un alegre género musical costero.

No muy lejos del “X9”, un edificio de cinco plantas que alberga a Pamoya FM, un cuartucho anexo a una modesta farmacia, en cuyos anaqueles se apilan numerosas cajetillas de condones, sirve de “oficina” a Douglas Tamale, director del periódico Mtaani Insight.

Creado en 2006 con el nombre de Kibera Journal y rebautizado en 2011 para dar cabida a otras favelas de Nairobi, el diario es una publicación mensual que imprime unos mil ejemplares con un lema escrito bajo la mancheta que reza: “Decimos lo indecible”.

“Fundamos el periódico porque no se divulgaba información de las favelas. Hicimos un sondeo para averiguar cuáles eran sus principales necesidades. Y la gente dijo: 'Necesitamos una voz'. Así nació el rotativo”, relata Tamale a Efe.

El Mtaani Insight cuenta con cinco reporteros en Kibera: “Ellos -explica el director- escriben y hacen fotografías. Yo me encargo de la edición y el diseño, aunque también escribo ocasionalmente”.

El diario presta especial atención a “casos de corrupción” relacionados con proyectos de ayuda al desarrollo, fijación que le ha costado “algunos problemas” a sus periodistas.

“Yo -remarca el director- he recibido amenazas de políticos. Nos han intimidado, pero no nos rendimos. Muestra perseverancia ha traído importantes cambios a la favela. Le pondré un ejemplo: en 2006, cuando empezamos, no había ni una sola farola en Kibera. Hoy día, tenemos más de mil, de las que funcionan unas trescientas”.

Sentado en una silla bajo la mirada de un dibujo del rostro del expresidente sudafricano Nelson Mandela pegado en la pared, Tamale expresa su firme creencia en el periodismo como herramienta para cambiar la comunidad: “La información -dice- da poder a la gente”.

Pensamientos similares emanan de otro periódico, el Ghetto Mirror, ubicado en una casa azul que reluce entre destartaladas chabolas de color marrón, adonde se llega por un camino de tierra por el que discurren aguas residuales canalizadas al descubierto.

Fundado en 2009 con el apoyo de una organización no gubernamental, el diario se publica cada dos meses con una tirada de 3.000 ejemplares que sus propios reporteros “distribuyen a mano”, comenta a Efe su director gerente, Boniface Nyamu.

El Ghetto Mirror despliega hasta treinta periodistas en varias favelas de Nairobi, la mayoría en Kibera, y “todos ellos son voluntarios, no cobran sueldo”, puntualiza Nyamu, tras una reunión de los redactores para planificar las coberturas del día.

El rotativo también desempeña una labor benéfica al impartir cursos de formación periodística a jóvenes de las chabolas que, como afirma Nyamu, “han perdido esperanza en la vida”.

Uno de esos afortunados es el actual diseñador del diario, George Sakwa: “Cuando llegué aquí -rememora con una amplia sonrisa-, apenas sabía escribir. La experiencia adquirida me ha ayudado mucho”.

El idealismo de estos periodistas choca con la cruda realidad de las dificultades económicas que atraviesan sus medios, dependientes a menudo de generosas donaciones.

Sin embargo, ese obstáculo no socava el entusiasmo de los reporteros en las favelas, que -como señala Nyamu- ven en ellos “una plataforma para contar sus historias con libertad y justicia”.

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