El postulador: Romero es un profeta para El Salvador y toda Latinoamérica

Vincenzo Paglia, quien ha dedicado casi veinte años a conseguir la beatificación de Oscar Arnulfo Romero, aseguró en una entrevista con Efe que el arzobispo “es un profeta actual para El Salvador y toda Latinoamérica”.

El arzobispo Paglia, también prefecto de la Congregación para la Familia, ha sido el postulador de la complicada causa para la beatificación de Romero.

El objetivo resultaba difícil de alcanzar debido al que parecía un infranqueable “muro de goma” con el que una y otra vez rebotaba en su intento de subir a los altares al arzobispo, asesinado el 24 de marzo de 1980 por el disparo de un sicario mientras oficiaba una misa.

Mientras El Salvador se prepara para la beatificación, el próximo 23 de mayo, Paglia subraya que el arzobispo será un beato de toda Latinoamérica, pues su mensaje de que se debe tener como prioridad el amor por los pobres cuajó sobre todo y primero en la Iglesia del continente, y además “no es posible concebir a Romero sin, por ejemplo, Medellín (Colombia) o Puebla (México)”.

El arzobispo italiano asegura que “Romero es el profeta de la entrega gratuita del amor” y que es “un profeta actual también para su país y para América Latina, porque es el profeta que puede destruir la atracción que las maras (bandas) tienen entre los jóvenes”.

“Romero sigue siendo quien con mayor claridad erradicó la violencia como instrumento de conquista o pacificación. Romero nos dice con claridad que la vida se dona, no se quita. Que la vida se vive hasta el final, como hizo él, pero nunca y nadie puede eliminarla”, afirma.

Paglia confiesa que se sigue emocionando cuando habla del arzobispo de San Salvador y destaca cómo “Romero sigue hablando actualmente”.

“Le mataron para hacerle callar, pero ahora Romero es una de las memorias más universales y no sólo de la Iglesia Católica de hoy”, destaca, mientras mira a la fotografía del arzobispo salvadoreño que tiene en uno de sus despachos.

Ha vivido momentos de desánimo en estos veinte años, aunque asegura que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI nunca se opusieron a continuar con la causa, pero subraya que con Francisco llegó ese “empujón final que necesita el corredor para llegar a la meta”.

“Han pasado 35 años desde su muerte, y probablemente había que esperar a tener al primer papa latinoamericano para contar con el primer mártir contemporáneo de América Latina”, explicó a Efe monseñor Paglia.

“Hay como una especie de relación estrecha, de consonancia, entre el papa y Romero, y es que Francisco necesitaba también en el paraíso a alguien que le animase, y ese es Romero”, explica.

Paglia revela cómo el mismo día que Francisco inició su pontificado estaba volviendo a su residencia en Santa Marta al final de la misa cuando hizo parar el coche para saludarle y hablar de Romero.

“Tenemos que ir deprisa, y además acuérdate también de Rutilio Grande”, confiesa Paglia que le dijo el papa en alusión además al sacerdote salvadoreño colaborador de Romero asesinado en 1977.

El mensaje que lanzó Romero y que le costó la vida, según Paglia tiene ahora más actualidad que nunca, sobre todo en estos momentos en los que muchas comunidades cristianas viven una brutal persecución.

Si Romero viviese, añade Paglia, “vendría a Roma a aplaudir al papa Francisco por la petición de pedir responsabilidades en la persecución de los cristianos, porque Romero es un poco como el papa Francisco de hoy”.

Para llegar a la beatificación, Paglia reconoce que tuvo que hacer “superar las montañas de desconfianza de variado tipo” que había sobre la figura de Romero, así como “dar sustancia a un concepto de martirio un poco más extenso respecto al pasado”.

“Los obstáculos eran sobre todo vinculados a una vertiente política que había construido una serie de prejuicios sobre Romero que tenían que derribarse”, añade.

Paglia es sin duda alguna uno de los hombres que más sabe de la vida de Romero y cuenta cómo a veces éste se sintió abandonado.

“He hablado con un joven que trabajaba entonces en la nunciatura y me ha revelado que a veces recibía incluso a escondidas a Romero y que éste lloraba y le decía: 'A mi no me da miedo la muerte, pero lo que más me duele es que piensen que yo no quiero al papa, que no este con la Iglesia. Yo doy la vida por esto'”, relata.

Paglia continuará trabajando ahora para que Romero sea santo y asegura que no cree que será necesario que el papa acelere la causa y “se salte” la aprobación del necesario milagro.

“Sé que Romero es muy amado en El Salvador y por ello espero que todos los salvadoreños lo invoquen. Romero no estará en el cielo ocioso y ayudara a muchos a vivir mejor. No faltará el milagro. Yo espero que lo haya”, augura Paglia.