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La LOMCE desafina: Música deja de ser obligatoria y pierde horas de clase

Alumnos de la escuela Santa Eugenia, en Girona, durante una clase de xilófono. / Carles Palacio

Daniel Sánchez Caballero

Ya lo dijo el ministro de Educación, José Ignacio Wert: “Hay asignaturas que distraen”. No es que fuera un secreto en qué estaba pensando, pero la Música es una de ellas: los profesionales y los profesores de la materia se sienten “abandonados” por el ministerio. El Estado se desentiende de la formación musical, la deja en manos de las comunidades autónomas y su voluntad para impartirla, y la asignatura pierde peso con la LOMCE. Además de educativa, la situación puede tener una variante laboral a partir del próximo curso, cuando la nueva ley empiece a implantarse en Secundaria: la reducción de horas va a provocar que sobren profesores de la materia.

La LOMCE establece tres tipos de asignaturas: troncales, específicas y de libre designación. Las primeras (Ciencias, Lengua, Matemáticas y un idioma extranjero) son obligatorias en todo el territorio, deben ocupar al menos el 50% del horario lectivo y son aquellas sobre las que el Estado ha volcado sus competencias. Las otras dos categorías quedan en manos de las comunidades autónomas. Podrán ofrecerlas o no, y tienen libertad para determinar cuántas horas a la semana se impartirán.

Las asignaturas “que distraen”

Estas son las “asignaturas que distraen” de las que hablaba el ministro Wert. Distraen, según la máxima autoridad educativa, de las “importantes” para el ministerio –Matemáticas o Lengua–, las que te hacen quedar más arriba o más abajo en los rankings internacionales como PISA, y las que más ha reforzado Educación. Música ha seguido el camino inverso: en el tránsito de la LOE a la LOMCE ha dejado de ser troncal en Primaria (bajo el formato de Educación Artística) y en Secundaria. “La LOMCE privilegia las asignaturas útiles o ideológicas (Religión) y menosprecia aquellas que forman en su integridad a las personas”, valora Marta Fernández, jefa del departamento de Música del IES Gaspar Sanz, de Meco (Madrid).

La situación tampoco es novedosa para los profesores del sector. “En 15 años de docencia he visto pasar, una tras otra, diversas leyes educativas y la materia siempre ha ido perdiendo horario y contenidos, hasta que ahora ha llegado su sentencia de muerte”, explica Fernández.

Como en tantas otras ocasiones, Educación ha ignorado los dictámenes del Consejo Escolar del Estado, el órgano consultivo específico para la educación, o del Consejo de Estado, el máximo órgano de consulta para el Gobierno. El primero recomendó en su momento que fuera obligatoria. El segundo, que al menos se asegurara la misma oferta en todo el territorio.

“Puede producirse que un alumno termine su escolarización obligatoria en España sin haber estudiado la materia en ningún curso”, lamentaba la Confederación de Asociaciones de Educación Musical (COAEM) a través de un comunicado. Su presidenta, Blanca Domínguez, que también es profesora de Música, habla de “ignorancia” en la Administración al tomar medidas de este tipo. “Está científicamente demostrado que, cuando una persona hace música, la actividad cerebral que genera va a hacer que mejore en otras asignaturas”, asegura Domínguez. El Parlamento Europeo incluyó la competencia cultural y artística entre las competencias básicas para el desarrollo integral de los chicos.

Según los planes que se van conociendo de las diferentes comunidades autónomas, aún en fase de elaboración pese a que deben implantarse ya a partir de septiembre, el tratamiento está siendo bastante dispar, explica Domínguez. Aragón ha optado por hacerla obligatoria en 1º y 3º, Baleares no asegura su presencia. Castilla y León pierde uno de sus cursos obligatorios, igual que Murcia, mientras que Castilla-La Mancha planea rebajar la carga horaria. “No puede ser buena tanta disparidad”, valora Domínguez.

Contra sus propias definiciones

Los profesores creen que Educación ignora incluso las recomendaciones internacionales (de la UE o la Unesco, por ejemplo), a las que tan a menudo apela para justificar sus leyes y que incluso ha trasladado al real decreto que determina los contenidos básicos de Secundaria y Bachillerato. Entre las siete “competencias clave” que la LOMCE establece que deben desarrollar los alumnos está la “conciencia y expresiones culturales”. Dice la UE –y, por extensión, el BOE– que “las competencias clave son aquellas que todas las personas precisan para su realización y desarrollo personal, así como para la ciudadanía activa, la inclusión social y el empleo”. Y la música es la base fundamental de esta competencia, asegura la COAEM.

La disminución de las horas de clase de Música se trasladará, con toda probabilidad, a las plantillas de profesores y sus condiciones laborales. Los sindicatos de momento se muestran prudentes, a la espera de que las comunidades oficialicen sus ofertas de asignaturas. “Está claro que se va a producir un efecto, pero es difícil calcular el impacto, dependerá mucho de qué asignaturas se potencien más o menos”, explica Paco García, secretario de Función Pública de la Federación de Enseñanza de CC OO. Lo que García teme es que esta especialización se basará más en los recursos disponibles actualmente que en criterios de calidad. Su homólogo de UGT, Miguel Latorre, se expresa en términos similares: “Habrá disminución de horas, pero dependerá de las comunidades”.

Más claro lo tiene Fernández, que dirige el departamento de Música en un instituto. “Tendremos menos horas que Religión y se perderán puestos. En mi departamento, calculo que media jornada”, explica. No solo eso. Empeorarán las condiciones de los que queden. “Tendremos hasta 300 alumnos al año, lo que supone un agravio comparativo con otros docentes. Los de Lengua, por ejemplo, pueden tener 100 como mucho”, asegura.

Domínguez lo ve parecido. Dado que en una de las pocas victorias de la comunidad educativa en su batalla contra Educación, el ministerio retiró el polémico decreto de especialidades docentes por el que pretendía que en última instancia cualquier profesor pudiera impartir cualquier asignatura, los profesores de Música no tienen asignaturas afines, no pueden enseñar otras materias. “Con lo que, si faltan horas, mucha gente tendrá que desplazarse de sus centros. En determinadas comunidades se prevén desplazamientos y supresiones de plazas”, vaticina.

Sin embargo, no es esta su principal preocupación. “La mayoría de la población desconoce cuánto hemos mejorado en cultura musical, cómo los chicos de hoy aprenden a tocar instrumentos y a conocer –y, por tanto, valorar– los distintos estilos musicales. ¿De dónde piensan los legisladores que va a salir el público que llene los auditorios el día de mañana?”, lamenta Fernández.

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