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Los obispos recuerdan que no es encubrimiento no revelar un delito conocido en confesión

Los obispos recuerdan que no es encubrimiento no revelar un delito conocido en confesión

EFE

Madrid —

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El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, ha recordado hoy que no existe encubrimiento ni infracción penal alguna de las autoridades eclesiásticas por no denunciar un delito del que se ha tenido conocimiento en el ejercido del secreto de confesión.

En rueda de prensa para informar de la reunión de la Comisión Permanente de la CEE, Gil Tamayo se ha referido a los casos de supuestos abusos sexuales a menores denunciados en Granada y Lugo y ha desgranado las directrices establecidas por la Iglesia en 2010 y que fijan el protocolo de actuación ante este tipo de delitos.

Este protocolo, que recoge tres supuestos, establece la forma de actuar cuando la autoridad eclesiástica tiene conocimiento de un delito contra la libertad o integridad sexual a través de una confidencia del sacerdote o religioso presuntamente responsable, es decir a través del secreto de confesión.

“Pese al deber de denunciar los delitos de los que se tenga conocimiento, no existe encubrimiento ni infracción penal alguna al no denunciar un delito del que se ha tenido conocimiento en el ejercido del secreto de confesión”, ha subrayado.

De hecho, los sacerdotes están obligados a guardar en secreto cualquier información que obtengan bajo secreto de confesión y el incumplimiento de este precepto supone la pena de excomunión.

Gil Tamayo ha recordado que tampoco tienen la obligación de declarar como testigos en procesos civiles ni penales respecto de hechos de los que se haya tenido conocimiento “en virtud del ejercicio del ministerio sagrado”.

“Este principio del derecho se reconoce a todas las confesiones y religiones en el Estado español”, ha asegurado.

El portavoz de los obispos ha explicado los otros dos supuestos que recoge el protocolo de la Iglesia española ante estos hechos.

En caso de agresión o abusos sexuales denunciados ante la autoridad eclesiástica pero no ante las autoridades civiles, la forma de actuar será la realización de una entrevista con el denunciante para asegurarse de que los hechos son verídicos y con el sacerdote denunciado para informarle de sus derechos.

Se le prohibirá el contacto con la presunta víctima y se informará al acusado de las medidas cautelares en relación a su actividad pastoral.

Se dejará constancia por escrito de todo esto y se contactará con un abogado para ver si hay indicios racionales de un hecho delictivo. Si es así, se invitará a la víctima a presentar una denuncia ante la policía o la autoridad judicial.

Si existen dudas sobre la veracidad de los hechos, se informará a la víctima sobre su derecho a ponerlos en conocimiento de la autoridad judicial.

En el caso de que la agresión o los abusos sexuales hayan sido ya denunciados ante la policía o las autoridades judiciales, el responsable de la diócesis afectada deberá ponerse en contacto con un abogado.

Si el sacerdote acusado reconoce los hechos -ha explicado Gil Tamayo- se le acompaña advirtiéndole de las consecuencias de su delito y, mientras no haya sentencia, se debe asegurar la defensa jurídica del acusado.

El portavoz de la CEE ha destacado que en casos de supuestos abusos se debe observar siempre la presunción de inocencia del denunciado y ha trasladado su solidaridad y cercanía a las víctimas. “Las familias pueden estar muy tranquilas porque la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos”, ha asegurado.

“Tolerancia cero, cercanía y acompañamiento con quienes son las personas que han sufrido ese pecado y ese delito, que son las víctimas”, ha subrayado.

El secretario general de la CEE ha lamentado que, en estos días, parece que la Iglesia “sólo está en las páginas de sucesos” y ha recordado que en España hay 19.000 sacerdotes.

“Tenemos el deber fundamental de ejemplaridad y la opinión pública tiene derecho a exigírnoslo, pero también tenemos la dosis de pecado que nos corresponde por nuestra naturaleza humana”, ha señalado.

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