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¡Ay, mentirosillo!

José Manuel Soria, exministro canario de Industria y expresidente del PP en las islas

Camy Domínguez

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Dice el refranero español que “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”. En este caso no podemos decir que tenga toda la razón nuestro viejo inventario de la sabiduría popular, porque, si en el asunto media la justicia, ese “antes” debería prudentemente ser sustituido por otro adverbio más apropiado que designe la tardanza con que suele llegar la señora de los ojos vendados, pero, aun así, el refrán va bastante atinado.

Vengo a decir esto porque esta semana hemos escuchado que el juez titular del Juzgado de Primera Instancia número 99 de Madrid, don Ramón Badiola, ha sentenciado que era mentira lo que nuestro siempre impecable exministro de Turismo decía literalmente hace unos meses, a resultas de una exclusiva publicada en agosto de 2015 en eldiario.es, en la que se nos informaba de que las vacaciones del don Soria en Punta Cana por esas mismas fechas no habían sido pagadas de su bolsillo sino que habían sido un regalo -como los bolsos que recibía doña Rita en paz descanse o las corbatas que recibían muchos miembros del PP relacionados con la Gürtel- o lo que al final viene siendo una manera elegante y moderna de comprar voluntades para tenerlas cogidas por algún lado o, como decía mi padre, de untarse el bezo unos a otros. Total, una mentira como una casa sabe Dios con qué oscuros intereses.

Desde mis tiempos de investigación dialectológica me gustaba aquello de analizar las cadenas habladas, por lo que tuve una época de hacer todos los días transcripciones literales de cada palabra pronunciada por los informantes y ahora lo haré para ustedes sobre un par de ejemplos en los que don Soria, interpelado sobre el tema, contestaba enfadado. La primera es en una cadena de televisión en que decía así:

“¿Usted se cree que una persona que sea ministro de Turismo va a ir a ningún hotel del mundo a dejarse invitar? […] Porque mire, esto ya no sería una cuestión de ser más o menos honrado. Es que sería de ser simplemente, si me permite la expresión, más o menos tonto”.

La segunda, donde también se lo negó a la diputada socialista María González, mancillando el propio escaño que ocupaba en el Congreso de los Diputados y para el que fue votado por los españoles, bueno, obviamente no por todos. Decía así el entonces ministro, vestido de un delator tartamudeo:

“En el escrito de demanda de… demuestro que no estuve invitado una semana en el hotel, que fui… que pagué… con mi… que pagué… no, perdón un momento, ni una semana ni cuatro días, ni una semana ni cuatro días, y usted lo sigue afirmando cuando he reiterado al tribunal que eso es totalmente falso. Usted lo que ha demostrado hoy aquí en esta cámara es que se pone del lado de los delincuentes, pero no de los presuntos, de aquellos que están condenados por una sentencia firme de calumnias e injurias. Dé usted cuenta por eso”.

En este asunto de Punta Cana se acaba de demostrar que, en los días sucesivos a la exclusiva de eldiario.es, mintió Soria y mintió el empresario Martinón, propietario del hotel de lujo donde se alojó en un lambuceo sinigual, mientras pensaban que todos nosotros nos chupábamos el dedo. Y el juez los pilló mintiendo y le salió el tiro por la culata, especialmente al ministro canario, que ya había salido huyendo para entonces de su ministerio antes de que lo pillaran en más mentiras, como así ha sido. Ahora tendrá que pagar las costas del juicio, que le van a salir saladitas, por cierto, más que lo que le hubiera salido pagar los gastos de esas vacaciones. ¡Por requetementiroso! Mi padre, un hombre sencillo de esos con dos o tres frases realmente geniales, decía que el que piensa que otro es tonto es más tonto…

Y menos mal que estas cosas salen a la luz, porque en otros tiempos me molestaba tanto que dijeran que los políticos eran todos unos mentirosos, metiéndonos a todos en el mismo saco… Porque en la política hay muchísima gente honrada, solo que la justicia está actuando bien al sacar a la luz tantos casos de mamoneo. ¡Qué pena que las condenas nos resulten tan insuficientes!

Y mientras tanto, en este lado del Atlántico, la jauría de candidatos canarios sigue disputándose los avales para sustituir a Soria y todos “quieren ser como Pepe”. Por algo será.

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