Sobre este blog

Espacio de opinión de Tenerife Ahora

Ceiba amarilla

A

Román Delgado

0

Estaba yo tostándome en el parque, sin ganas, pero tostándome al fin y al cabo, como cualquier tontorrón atrevido que no teme meter la mano en fuego de más de treinta grados centígrados, cuando miré a lo alto, lo que hago casi siempre al introducirme en ese recinto fantasma, y vi que mi ceiba preferida, la única que amo, había cambiado de look: se había ido a la barbería, o mejor, el barbero había acudido a pelarla allí mismo, donde crece y da sombra, y de donde parece que no está dispuesta, por nada del mundo, a salir. “Ahí nací y ahí moriré”, diría ella.

La ceiba estaba distinta, transformada, amarilla, con el amarillo que adoptan los humanos cuando están más pa’lla que pa’ca. Total, que yo, asustado por ese color tan enfermizo, frené en seco, volví a mirar hacia los confines del cielo azul, me coloqué la gorra en mejor posición para facilitar la visión desde ojos tapados por la sombra y, con mucho valor, con extraordinario y novato empeño, me decidí a decir algo, más por preocupación acerca de la salud de ese gran amado bicho vegetal que por curiosidad o ambición de querer saberlo todo, que, debo admitirlo, también muchas veces me pasa. Así que me acerqué al corazón de la ceiba del parque fantasma y le dije al oído (bueno, ya saben ustedes):

–No entiendo nada. Te has puesto amarilla, pareces enferma y además casi no das sombra. Y por si todo esto fuera poco para el empeoramiento de la salud general del parque fantasma, ahora vas y lo dejas todo perdido con lágrimas de hojas marchitas. Joder, ¿qué coño te pasa? ¡Dime de una vez…! Me preocupas mucho.

Justo en este momento, de forma silenciosa, una mujer, la mujer dinosaurio, se hizo visible tras cruzar la esquina del edificio muerto y caminar abajo en busca del banco verde…, y luego de su chico. Esto me dejo frío, indeciso, tembloroso y con ganas de hallar la respuesta a mi dramática pregunta en otro momento. Partí y solté:

–Pero ¡¿me vas a decir?! ¡Por favooooor…!

… a lo lejos logré escuchar algo tenue: “Este no se ha enterado de que estoy de vacaciones. ¡Pobre!”.

*Texto publicado en el libro de cuentos llamado PolicromíaPolicromía

Sobre este blog

Espacio de opinión de Tenerife Ahora

Etiquetas
stats