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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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Generación Jasp

Noemi Galván, periodista.

Noemi Galván

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Después de mesas de negociación más largas que un día sin pan, ayer por fin se firmó el pacto de gobierno para Canarias. Ha sido más que pacto un parto, con una puesta en escena que parecía la de dos familias calabresas numerosas cerrando una boda concertada para sus hijos.

La puesta en escena fue de bodorrio civil, con un novio -Fernando Clavijo- esperando más de lo debido a la novia, que por cierto llegó embarazadísima al altar. De testigo, tuvo que venir Pedro Sánchez desde Madrid, aunque para lo que hizo, casi mejor que se hubiera ahorrado el billete. Venir, firmar y no decir ni mú, deja en un mal lugar a sus compañeros, como si el acuerdo naciera desde la desconfianza y la nueva vicepresidenta necesitara de una figura paternalista para dar el paso.

Todo tiene su explicación y parece que todo obedece a la intención de Canarias de recordarle a Pedro Sánchez que existimos, ahora que enfila la veredita hacia la Moncloa y así, si se olvida en un par de meses, cojerle por los nudos de la corbata y dejarla bien apretadita a la nuez.

Lo cierto es que el amarre ya está hecho, la suerte echada y tendremos un presidente y vicepresidenta menores de 45 años. Son, lo que se decía en los 90, parte de la generación JASP, jóvenes aunque sobradamente preparados; una generación que tuvo como exponentes a gente como la actriz Winona Ryder, conocida por mangarse ropa en las tiendas. Espero que ellos no nos roben las esperanzas y que den un meneo a una sociedad en la que muchos de su generación han tenido que salir de las islas para buscarse un futuro mejor.

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