Integración regional

Aquellos organismos, sociedades o territorios que muestran una mayor capacidad de resistencia, así como dosis menores de vulnerabilidad y dependencia, pueden establecer las medidas correctoras oportunas con la finalidad, si no de evitar, sí de minimizar el impacto de influencias negativas, así como de la recuperación y el restablecimiento en la parte alcista del ciclo económico.

De esta forma, la competitividad depende de la predisposición a la innovación y a la formación del capital humano. De igual modo, se ve condicionada por el nivel de renta per cápita, por la productividad de los factores y por la estructura productiva y socioeconómica en relación con otras regiones.

Por ello, en aquellas regiones ultraperiféricas reconocidas por el propio Tratado de funcionamiento de la Unión Europea se debe seguir apostando de forma creciente por mejorar la capacidad de inserción en su entorno geográfico, con una mejor integración mediante una especial adaptación en materia física, económica y tecnológica.

Para lograrlo, la estrategia de planificación debe traducirse en el desarrollo de más conocimiento e innovación que haga un uso más eficaz de los recursos con alto nivel de empleo y que redunde en la cohesión económica, social y territorial.

Teniendo como base los objetivos planteados por la propia Comisión Europea para el ejercicio 2020, ya hay una hoja de ruta sobre la que hay que insistir con el fin de convertirse en un polo de desarrollo básico en la conformación de dichos procesos de cohesión a través del empleo, la investigación e innovación, el cambio climático y la energía, y la educación junto a la lucha contra la pobreza.

Para ello, deberán compartirse las estrategias planteadas y centradas en un crecimiento inteligente, a través del desarrollo de una economía basada en el conocimiento y la innovación; en un crecimiento sostenible, con la promoción de una economía que haga un uso más eficaz de los recursos, que sea más verde y competitiva, y en un crecimiento integrador, propiciando el fomento de una economía con alto nivel de empleo.

Para conseguir dichos objetivos, hay que apostar por que el conjunto de transformaciones, tanto de la economía privada como de la pública, incluyendo los ámbitos institucionales y su marco de actuación y desarrollo, deba estar presidido por contenidos que refuercen la reputación y el liderazgo de los territorios.

Pertenecer a un entorno fragmentado y alejado del continente genera obstáculos a la hora de una plena integración, aunque, dependiendo de su localización, ello podría convertirse en una baza de futuro. De esta forma, se necesita una mejor capacidad de inserción en el entorno geográfico y una mejor integración del mercado interior, mediante la adaptación de la accesibilidad física, económica y tecnológica, a través de la reducción del déficit de accesibilidad.

De esta manera, se podrán potenciar las sinergias existentes para poder llegar a convertirse en centro neurálgico de decisiones, profundizando en la compleja cuestión de la inserción económica regional. Lo otro es pura teoría.

*Economista