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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
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La esponja de cristal

José Miguel González Hernández

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Si se produjera una lluvia de meteoritos sobre la Tierra, dependiendo del tipo de superficie sobre la que impactara, originaría una mayor o menor incidencia. No es lo mismo que caiga sobre los océanos que sobre tierra firme. Ni siquiera lo es si alcanza un arenoso desierto o una cordillera. El símil nos puede servir para preguntarnos y respondernos sobre el porqué del impacto de la recuperación económica en Canarias.

Nuestro archipiélago se ha comportado como una esponja de cristal que ha absorbido todas las regresiones económicas que han acontecido en la coyuntura económica internacional ocasionando roturas de muy difícil solución en un corto plazo, sin que se haya podido dotar de cierta impermeabilidad al respecto.

Pero el problema no surge ahora como por arte de magia. Haciendo un poco de historia, a pesar de que Canarias llegó a tener una tasa de paro inferior al diez por ciento (aunque estaba todavía por encima de la media nacional) hace apenas nueve años, tras haberla mejorado sustancialmente en un intervalo de tiempo de diecisiete anualidades, los salarios medios ya eran un veinte por ciento menores que los abonados a escala nacional; la ratio de prestaciones contributivas era, en valor y número, la menor de todo el país, mientras que la ratio de prestaciones no contributivas se situaba por encima de la media nacional debido a que en la vida laboral las personas que desempeñaban una ocupación no alcanzaban los requisitos mínimos de carencia que impone la normativa de la Seguridad Social.

También se tenía el triste prestigio de tener los peores indicadores en distribución de la renta, pese a experimentar importantes crecimientos en esta variable. De igual modo, la temporalidad laboral doblaba la media en contratación respecto a la Unión Europea…, y así. En la actualidad, la radiografía ha cambiado, pero queda mucho por hacer porque no todo el crecimiento se ha transformado en desarrollo, teniendo como una perenne asignatura pendiente el hecho de incrementar la productividad y de que ésta sea equitativamente redistribuida.

La estructura económica de Canarias ha tenido y tiene sus pilares de crecimiento económico en actividades intensivas en trabajo, en las que se es capaz de generar mucho empleo en los periodos de crecimiento, pero, de igual modo, está predispuesta a destruirlos de forma rápida en los procesos de caída de la actividad económica, y ello sin generar las coberturas sociales necesarias para que ese paro friccional pueda ser gestionado de forma adecuada.

La idea de establecer una estructura social más barata no parece el mejor camino, porque nuestra estructura económica no solo exporta, sino que necesita (y mucho) del consumo interior. Por ello, hay que apostar por una sociedad más productiva e innovadora porque cualquier cosa nos resultará costosa si no tenemos renta para sostenerla. De ahí que dotar de mayor progresividad al sistema redistributivo apostando por una recuperación económica que a su vez recupere la cohesión social pudiera ser la vía correcta en la que todas las partes tengan que enfocar sus esfuerzos.

José Miguel González Hernández

Economista

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