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The Guardian en español

Gaëtan Dugas no fue el 'paciente cero' que introdujo el sida a EEUU

Detalle de varias pruebas para la detección del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)

Nicola Davis

Un grupo de científicos ha logrado reconstruir el camino que recorrió el virus del VIH antes de llegar a Estados Unidos, limpiando de una vez por todas el nombre del hombre al que se culpaba de haber causado la pandemia en Occidente.

Usando técnicas genéticas de avanzada, un equipo internacional de investigadores descubrió que el virus surgió en una epidemia anterior en el Caribe, llegó a Nueva York a principios de los setenta y luego se propagó en dirección oeste por todo Estados Unidos.

La investigación también confirma que el asistente de vuelo franco-canadiense Gaëtan Dugas, mencionado por el escritor Randy Shilts en 1987, no fue la primera persona infectada con sida en EEUU, a pesar de haber sido denominado “paciente cero” en un estudio realizado en 1984 sobre el sida en hombres homosexuales.

Al analizar el genoma del VIH de Dugas, descubrieron que contenía las cepas típicas del virus en esa época en Estados Unidos y que él no fue la fuente de diversificación del virus en América del Norte.

Según los autores, la investigación confirma una gran cantidad de pruebas que demostraban que Dugas no había sido el origen de la pandemia en América del Norte. Además, subrayan que fue un error de tipografía lo que causó la confusión: la referencia a Dugas era “Paciente O”. La letra O mayúscula del estudio original indicaba sencillamente que no vivía en California. Esa letra se interpretó equivocadamente como un cero y provocó la confusión con la expresión que hoy se usa de manera generalizada para referirse a la primera persona infectada en una epidemia.

Castigado por los medios

“Este estudio aporta más pruebas de que el paciente 57, el caso identificado tanto por la letra O como por el número 0, no fue el paciente que dio origen a la epidemia en América del Norte”, dijo Richard McKay, historiador de la Universidad de Cambridge y uno de los autores del estudio. Según McKay, los autores del estudio original ya habían considerado improbable que Dugas fuera el origen de la epidemia.

Sin embargo, la idea de que Dugas, que murió de sida en 1984, fuese el responsable ganó fuerza y el asistente de vuelo fue castigado en los medios de comunicación.

Según McKay, “las pruebas que ha habido hasta ahora señalaban desde hace décadas la falacia de esta idea del paciente cero”. “Este individuo fue solo una más de las miles de personas que fueron infectadas antes de que se reconociera el virus del sida”, explica.

En una publicación de la revista Nature, investigadores de EEUU, Bélgica y Reino Unido describen los pormenores de la técnica que desarrollaron para desentramar la historia del VIH 1 del grupo M en su variante del subgrupo B, el subtipo de VIH predominante en Occidente.

Llamada “martilleo neumático del ARN”, la técnica aborda el problema del material genético que se encuentra en el virus del VIH, con forma de una sola molécula trenzada y conocida como ARN, y de rápida descomposición, lo que dificulta su extracción y reconstrucción. La técnica de “martilleo neumático del ARN” permite que los científicos puedan copiar de manera selectiva pequeños fragmentos del ARN del virus y volver a unirlos.

Según el equipo de científicos, la técnica surgió después de cuatro años de desarrollo. Los investigadores utilizaron muestras de suero de hombres que habían mantenido relaciones sexuales con otros hombres, recolectadas en 1978 y 1979 en Nueva York y en San Francisco, antes del primer reporte, en 1981, de sida.

El 'árbol genealógico del virus'

El procedimiento, con el que se logró secuenciar meticulosamente el genoma completo del VIH a partir de ocho de las muestras más antiguas, permitió que el equipo de científicos ubicara esas muestras en una especie de “árbol genealógico” del virus. Aunque los genomas eran pocos, el equipo aseguró que con las ocho muestras pudieron explorar la diversidad genética del virus en América del Norte a finales de los setenta y también reconstruir su historia. Así fue como entendieron el papel preponderante que tuvo la ciudad de Nueva York en la serie de acontecimientos que tendrían lugar más adelante.

Según los investigadores, el nivel de diversidad genética demuestra que el virus estuvo circulando en EEUU durante una década antes de que se identificara como sida.

De acuerdo con la reconstrucción del equipo, y combinando los nuevos hallazgos con los viejos datos, después de pasar de primates no humanos a humanos en África, el VIH llegó al Caribe alrededor del año 1967, mientras que el subtipo del virus llegó a Nueva York alrededor del año 1971 y a San Francisco en 1976. Los científicos fundamentaron sus conclusiones en la preeminencia del VIH en el conjunto de las muestras de suero y en la propagación y el ritmo con el que luego aparecieron los casos.

Según Michael Worobey, coautor del estudio de la Universidad de Arizona, “geográficamente, la ciudad de Nueva York parece tener un relieve de suma importancia para el surgimiento del subtipo B”. “La ciudad funciona como un centro neurálgico desde donde el virus se transmite hacia la costa oeste, un poco más adelante y, finalmente, hacia Europa Occidental, Australia, Japón, Sudamérica y a todas partes del mundo”.

“No se debería buscar culpables”

Los resultados arrojados por el estudio sustentan los estudios anteriores de Worobey y otros científicos, que dedicaron años y una variedad de técnicas a trazar la ruta de la epidemia del sida. Además, hacen hincapié en que el virus se trasladó del Caribe a EEUU y no al revés. Aunque para Worobey, la cuestión de buscar culpables es inapropiada: “No se debería culpar a nadie por la propagación de un virus del que nadie sabía nada”.

Según Worobey, la forma en que se transmitió el virus desde el Caribe hasta EEUU y Nueva York en los setenta sigue siendo “una pregunta sin respuesta”. “Pudo haber sido una persona de cualquier nacionalidad. Pudieron haber sido incluso los hemoderivados”, apunta.

En su opinión, los propios intentos de Dugas por ayudar a los investigadores fue lo que hizo que el estudio de 1984 lo viera como el nexo determinante en la propagación del virus entre la costa este y la costa oeste de EE.UU. “Es probable que fuera una persona extraordinariamente colaboradora con los investigadores, y por eso les proporcionó una gran cantidad de nombres de contactos sexuales”, reflexiona Worobey.

Según Worobey, Dugas “era una de las tantas personas con mucha actividad sexual en ese grupo de gente que presentó los primeros casos de sida, pero terminó apareciendo como un personaje central, probablemente por toda la ayuda que prestó”.

Para McKay, el caso de Dugas también resalta las dificultades para precisar quién es la primera persona infectada en una epidemia. “Uno de los peligros de centrarse solamente en el paciente cero para analizar las primeras etapas de una epidemia es el riesgo de omitir factores estructurales importantes que podrían contribuir a su desarrollo: la pobreza, las desigualdades legales y culturales, las dificultades que hay en la asistencia médica y en la educación”.

Para Gkikas Magiorkinis, virólogo clínico y evolutivo de la Universidad de Oxford, la investigación resalta el poder de estas técnicas genéticas para aclarar de qué manera se propaga un virus. “Lograron extraer secuencias completas de los virus a partir de viejas muestras, algo que era muy difícil hasta ahora”, explica. En su opinión, estas técnicas podrían ayudar en la reconstrucción de la historia de muchos otros virus, como el de la hepatitis C, y en el desarrollo de mejores procedimientos: “Si queremos saber cómo detener una epidemia, tenemos que saber quién contagió a quién y de qué manera, así que esto tendrá usos importantes en el control de epidemias”.

Traducido por Francisco de Zárate

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