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The Guardian en español

El Gobierno belga hace equilibrios para sobrevivir tras un escándalo migratorio

Los socialistas creen que el primer ministro se ha convertido en una marioneta de los nacionalistas

Daniel Boffey

Bruselas —

La coalición de gobierno belga está a punto de derrumbarse debido a un escándalo que se resolvió con la repatriación forzada de 100 personas a Sudán, país azotado por la guerra.

El primer ministro belga, Charles Michel, apareció en televisión este lunes para insistir en que no se verá intimidado por los “chantajes y amenazas” después de que la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), un partido nacionalista flamenco que es uno de las tres grupos que forman la alianza, advirtiese de que retiraría su apoyo a la administración si se pide la dimisión de Theo Francken.

Theo Francken, miembro de N-VA y secretario de Estado para Asilo y Migraciones, está siendo investigado por denuncias que señalan que migrantes sudaneses se vieron perjudicados después de que Francken permitiese a tres autoridades del país africano inspeccionar sus documentos antes de que hacerlos regresar a su país de origen.

Existe el miedo de que el Gobierno de Sudán, dirigido por Omar al-Bashir, esté seleccionando a sus opositores políticos para que sean repatriados desde Europa. La entrega de Bashir, que llegó al poder en 1989 después de un golpe de estado militar, es requerida por La Haya por acusaciones de crímenes contra la humanidad.

El domingo, Bart De Wever, líder de N-VA, dijo que preferiría provocar el fin del Gobierno que permitir que un representante de alto nivel de su partido fuese expulsado. “Si se le pide a Theo Francken que se retire, entonces se retirará todo el N-VA”, aseguró. “Lo tengo muy claro en este asunto. Apoyo a Theo Francken y no le abandonaré”.

Cuando se formó en 2014, después de 138 días de negociaciones por la coalición, la Administración de Michel pasó a conocerse como el “Gobierno kamikaze” debido a su composición inestable. Michel dirige el único partido francófono en el Gobierno, el Movimiento Reformador. Es la primera vez que el separatista N-VA forma parte de un Gobierno.

Michel ha insistido en que, sea cual sea la investigación, la renuncia de Francken no está sobre la mesa, lo que provocó que el líder del grupo socialista en el parlamento, Ahmed Laaouej, afirmara que en Bélgica “ya no hay primer ministro”.

Eric Van Rompuy, figura destacada del partido conservador flamenco Cristiano Demócrata y Flamenco (CD&V), que también forma parte de la coalición, acusó a Michel de haberse convertido en un “títere” del N-VA.

Con 42 años, Michel, el primer ministro más joven de Bélgica, dijo que no hay necesidad de ningún cambio en el Gobierno. “El país está yendo bien, y 2018 será un año mejor que 2017”, aseguró Michel en la cadena RTL.

“En estos momentos, quien deje el Gobierno está jugando con fuego. Hay un crecimiento económico del 2% y la creación de empleo está en número positivos, pero hay que seguir trabajando. Lo que hay que hacer ahora es trabajar”, dijo Kris Peeters (del CD&V), viceprimer ministro y ministro de Economía.

Carl Devos, analista político de la Universidad de Gante, dijo en Le Soir que el primer ministro belga está en una situación insostenible. “Charles Michel sabe que Theo Francken es intocable”, aseguró. “Sabe que si pide a su secretario de Estado que renuncie, sería el inicio del fin de su Gobierno, lo cual sería un fracaso rotundo para él”, concluye.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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