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The Guardian en español

Roma y Turín se convierten en el talón de Aquiles del Movimiento 5 Estrellas en Italia

Chiara Appendino, alcaldesa de Turín, en la feria del libro de mayo de 2017.

Angela Giuffrida

Turín —

Pocas cosas han cambiado en la elegante ciudad de Turín en el norte de Italia desde que Chiara Appendino, del Movimiento 5 Estrellas, se convirtió en su alcaldesa en junio de 2016 desbancando a la izquierda que había dirigido la transformación de la ciudad en las últimas dos décadas. 

Las amplias calles rodeadas de árboles siguen estando tan limpias, la variedad de atracciones culturales tan envidiable y la red de transporte, en su mayor parte, tan eficaz como siempre. Pero por debajo de la calma, sus ciudadanos, habitualmente conocidos por su carácter reservado, están enfurecidos.

“Hay un fuerte sentimiento, incluso entre los que votaron a Appendino, de que Turín es una ciudad que ya no está gobernada por nadie”, dice Pietro Ochetto, dueño de una tienda en el centro de la ciudad.

Turín y Roma –con otra alcaldesa del Movimiento 5 Estrellas (M5S), Virginia Raggi– deberían haber sido el orgullo del partido que es el primero en las encuestas antes de las elecciones del 4 de marzo (la coalición de varios partidos dirigida por Silvio Berlusconi va por delante de todos los demás). Por el contrario, las ciudades del M5S han pasado a ser una plaga para el partido.

Los problemas de Roma, desde los socavones y la basura sin recoger hasta un sistema de transporte que no funciona y la abundancia de ratas, perseguían a la ciudad mucho antes de que Raggi fuera elegida. Pero su mandato se ha visto inundado de escándalos y críticas por su fracaso a la de hora de encontrar soluciones. También se enfrenta a un juicio en junio por acusaciones de nepotismo en los nombramientos. 

Por el contrario, Appendino heredó una ciudad que aún disfrutaba del legado de los Juegos Olímpicos de invierno de 2006, un acontecimiento que hizo posible su reinvención desde su condición de gran centro industrial, más conocida por contar con la sede central de Fiat, para pasar a ser un centro moderno de cultura e innovación. Appendino tuvo un comienzo prometedor y fue elegida como la mejor alcaldesa de 2016.

El desastre de la final de la Liga de Campeones

Pero la luna de miel terminó de repente en junio de 2017 cuando una mujer murió y más de 1.500 resultaron heridas. Los hinchas de la Juventus que veían la final de la Liga de Campeones en una pantalla gigante en la Piazza San Carlo protagonizaron una estampida al confundir el sonido de unos artefactos pirotécnicos con la explosión de una bomba (vídeo del incidente).

Appendino, una antigua empleada de la Juventus que había viajado a Cardiff para ver el partido contra el Real Madrid, fue criticada por permitir que el partido se ofreciera en una zona que no estaba preparada para albergar a una multitud. Ella es una de las 20 personas que están siendo investigadas por un posible delito de homicidio y negligencia. 

También ha recibido ataques por no cumplir sus promesas electorales, como trasladar a centenares de inmigrantes que viven en la antigua villa olímpica y ocuparse de los problemas que afectan a las personas que viven en las zonas deprimidas de Turín.

Un asunto en el que sí ha cumplido –tomar medidas contra la contaminación de Turín, una de las peores ciudades de Europa en eso– ha enfurecido a los comerciantes, que temen que cobrar una tasa a los conductores por entrar en el centro pueda perjudicar a sus negocios. Hubo críticas airadas cuando la alcaldesa no apareció en una reunión con los comerciantes a la que envió en su lugar a dos concejales. 

“La gente estaba furiosa”, dice Massimo Guerrini, presidente de Circoscrizione Torino Centro-Crocetta, uno de los distritos céntricos de la ciudad, que organizó la reunión. “Nunca he visto tal distancia entre la Administración municipal y los ciudadanos”. 

La reunión también se convocó para tratar otros temas, como los recortes en la financiación de actos culturales y el aumento de permisos para la apertura de nuevos hipermercados, a pesar de la promesa del M5S de poner fin a su proliferación. 

“Hay falta de experiencia y también arrogancia”, añade Guerrini. “Imponen las soluciones y piensan que tienen razón. Pero necesitan escuchar a la gente y darles la esperanza de que están trabajando para el futuro”.

El rechazo es aún mayor en Vallette, un suburbio que se ve acosado por múltiples problemas sociales. “El 60% de la gente votó aquí por Appendino”, dice Thomas Lussi, miembro de la asociación de vecinos. “Fue un voto de protesta, porque se habían sentido abandonados durante años por los partidos tradicionales, que sólo se preocupaban por el centro. Pero no ha cambiado nada. Nos sentimos engañados”. 

Una deuda heredada

Appendino niega que haya evitado el contacto con sus críticos. Afirma que ha suspendido todas las reuniones públicas hasta después de las elecciones generales para no comprometer a la posición de su partido. 

Una deuda inmensa que procede del anterior gobierno municipal le ha obligado a tomar algunas decisiones impopulares y le impide cumplir sus promesas de campaña, comenta. “Estamos enfrentándonos a grandes problemas, pero si no tienes una financiación suficiente, no puedes hacer nada”. 

Hay una promesa que sí ha cumplido. Los funcionarios municipales han sufrido recortes de salarios, en la línea del objetivo del M5S de reducir los sueldos de los parlamentarios. 

Appendino cita los datos que muestran que la actividad industrial de Turín ha aumentado, así como el turismo y las inversiones. “La ciudad se está recuperando, y no soy yo quien lo digo, son los datos”. 

Sin embargo, admite que no se presentará a las elecciones otra vez cuando su mandato concluya en 2021. Tampoco lo hará su colega Raggi en Roma, que dijo en diciembre: “Llegar viva al final del mandato ya sería un éxito”.

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