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The Guardian en español

El último atraco en París arruina el ambiente de lujo del Ritz

Un Rolls Royce aparcado en la entrada principal del hotel Ritz de París.

Kim Willsher

París —

Era la hora del cóctel y el famoso bar Hemingway en el hotel Ritz se estaba llenando de clientes, cuando el ambiente refinado de uno de los hoteles más lujosos de París fue destruido el pasado miércoles por ladrones enmascarados, armados con hachas y pistolas.

Tras disparar varias veces para demostrar que la cosa iba en serio, los tres hombres comenzaron a romper las vitrinas y a meter en bolsas relojes y joyas, cuyos precios sólo son accesibles para los clientes de este hotel de cinco estrellas.

Cuando Ernest Hemingway declaró “cuando sueño con la vida en el paraíso, la escena siempre se desarrolla en el Ritz de París”, seguramente el escritor estadounidense no se imaginaba esta situación.

Entre los turistas que estaban disfrutando de un aperitivo antes de cenar se encontraba el escritor francés Frédéric Beigbeder, que estaba bebiendo una Mula de Moscú cuando comenzó el atraco.

Igual que la mayoría de las personas que estaban en el bar, Beigbeder huyó, dando por hecho, como la mayoría piensa estos días, de que se trataba de un ataque terrorista. Los empleados cerraron con llave las puertas del bar y llevaron a los clientes a la cocina y al sótano.

El golpe al Ritz ha sido el último de una serie de audaces robos millonarios de joyas en la capital francesa en los últimos años.

Uno de los atracos de más impacto tuvo como protagonista a la estrella de televisión Kim Kardashian, que sufrió un robo a mano armada en la mansión de lujo que había alquilado en 2016. Los ladrones, disfrazados de policías, se marcharon con dinero en efectivo y joyas valoradas en millones de euros.

El modus operandi de los ladrones del Ritz fue el mismo que el del famoso ataque a la joyería Buccellati muy cerca de la Plaza Vendôme –donde está el Ritz– el pasado mayo, cuando los ladrones se llevaron joyas valoradas en más de seis millones de euros. Ese atraco sucedió dos días después de otro en el que hombres armados entraron en un piso del elegante distrito 16 de París y robaron un anillo de cuatro millones de euros.

Muchos de estos robos de joyas, incluidos otros en Londres, Tokio, la Riviera francesa y Dubai, se atribuyeron a los Panteras Rosas, una red de exsoldados y criminales de la antigua Yugoslavia, en su mayoría serbios, algunos veteranos de la guerra de Bosnia, cuyas hazañas internacionales casi se han ganado el reconocimiento de los criminólogos.

No fue un atraco perfecto

Sin embargo, al frustrado robo al Ritz, si bien fue audaz, le faltó la precisión y la planificación que muestra la famosa banda.

Tres de los ladrones entraron por la discreta entrada del personal y proveedores en la calle Cambon, una calle estrecha de única dirección, en la parte trasera de la mansión del siglo XVIII que ocupa el hotel y que está pegada al Ministerio del Interior francés, y que reabrió en 2016 después de cuatro años de reformas. Dejaron dos cómplices fuera, uno en un coche y el otro en una motocicleta.

En la parte trasera del hotel, cerca del bar Hemingway, hay tiendas de lujo y más de 90 vitrinas en un pasillo que cruza el edificio hasta la entrada principal.

Después de romper las vitrinas y coger relojes y joyas con un valor estimado en 4,5 millones de euros, los tres ladrones quisieron salir por donde habían entrado, pero descubrieron que no habían pensado en un elemento clave: el sistema de seguridad del hotel había cerrado todas las puertas y alertado a una patrulla policial que pasaba por la zona.

Uno de los ladrones logró arrojar una bolsa con joyas por una ventana y la cogió el cómplice en la motocicleta, que huyó a toda velocidad y en dirección contraria por la calle Cambon, pero atropelló a un peatón y dejó caer la bolsa al suelo.

La policía aún está haciendo un inventario de los objetos robados, pero suponen que los han recuperado todos, o casi. La policía arrestó en la escena del crimen a tres de los ladrones, que tienen entre 20 y 40 años de edad. Estaban fichados por otros robos armados o tráfico de objetos robados. Incluso parece que un ladrón estaba en libertad bajo fianza por el robo a las exclusivas joyerías Chopard en 2015 y Chanel en 2016. Los otros dos ladrones escaparon. El coche en el que huyeron fue hallado quemado en un suburbio al norte de Paris.

Vender joyas robadas ya no es tan sencillo

Sandrine Marcot, presidenta del sindicato de relojeros y joyeros de Francia, aseguró que incluso una vitrina de alta seguridad puede ser rota con un hacha, pero que los robos de joyas han disminuido a la décima parte desde 2013, año en que el Ministerio del Interior francés creó una unidad especial que rastrea joyas robadas.

“Ya no es tan tentador robar joyas, si luego no las vas a poder vender”, dijo Marcot a la radio LCI.

El récord parisino sigue siendo el atraco de 2008 a la tienda Harry Winston, en el que un grupo de ladrones vestidos con ropa de mujer y pelucas se llevó un botín de casi 100 millones de euros. Un año antes, los mismos ladrones, ocho de los cuales están presos en la actualidad, habían robado en la misma tienda joyas por un valor de 30 millones de euros.

Veinticuatro horas después del robo al Ritz, el hotel, propiedad del multimillonario egipcio Mohamed Al Fayed y cuyas habitaciones no cuestan menos de 1.000 euros la noche, había recuperado su distinguido ambiente.

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