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The Guardian en español

Tailandia suspende a fuerza de amenazas un acto de Amnistía Internacional que iba a denunciar torturas

Varios soldados protegen un retrato del rey de Tailandia en Bangkok.

Oliver Holmes

Bangkok —

Amnistía Internacional ha cancelado la presentación de un informe sobre la tortura en Tailandia, después de que la policía del país advirtiese a la organización de derechos humanos de que podrían arrestar a sus representantes y procesarlos por irregularidades con los visados.

El informe acusa a los militares y policías tailandeses de torturar a sospechosos de insurgencia, opositores políticos, presuntos consumidores de drogas y miembros de minorías étnicas, entre otros. Esta organización radicada en Londres envió a miembros de su equipo británico al evento, que se iba a celebrar en un hotel en el centro de Bangkok con la asistencia de diplomáticos, periodistas y activistas locales de derechos humanos. También de miembros de la división especial de la policía tailandesa y del ministerio de Empleo.

Amnistía ha explicado que había estado en estrecho contacto con el gobierno durante las semanas previas a la presentación, pero que le han informado este miércoles de que su equipo internacional –los autores del informe– tenía los visados equivocados.

Una hora después de la hora en que debía empezar la rueda de prensa, Nadthasiri Bergman, asesor legal tailandés de Amnistía, ha informado de que las autoridades “insisten en que no están clausurando el evento, pero dicen que si los representantes de Amnistía Internacional hablan habrá consecuencias y podrán ser arrestados y procesados bajo la legislación laboral tailandesa”.

A pesar de las amenazas que denuncian, Yuval Gimbar, investigador del informe, ha hablado con la prensa en el vestíbulo del hotel, junto al ascensor, a 20 metros del lugar en el que se iba a celebrar el acto.

“Sabemos que el gobierno tailandés no acepta muy bien las críticas”, ha dicho. “Pero en el siglo XXI no se puede callar a la gente. Se puede intentar. Creo que lo que han hecho nos ha dado probablemente más voz que si nos hubieran dejado ejercer pacíficamente nuestro derecho humano a la libertad de expresión”.

El informe, titulado “Make Him Speak by Tomorrow”: Torture and Other Ill-treatment in Thailand (“Haz que hable antes de mañana”: tortura y otros maltratos en Tailandia), documenta 74 presuntos casos de tortura y otros malos tratos que incluyen palizas, estrangulamientos a mano o con soga, la técnica de ahogamiento conocida como waterboarding y diferentes formas de humillación.

Amnistía acusa a la junta militar que gobierna Tailandia de permitir que se extienda una cultura de la tortura a lo largo del país desde el golpe de Estado de 2014. El gobierno no ha respondido por el momento a una petición de declaraciones sobre el informe o sobre la cancelación del evento.

El informe incluye testimonios de varias personas, incluido un hombre que dice que el ejército lo tuvo retenido en una localización no revelada durante siete días, el periodo durante el que se permite a los militares detener a gente bajo la nueva legislación.

“Me pusieron una bolsa de plástico en la cabeza hasta que me desmayé, y luego me echaron encima un cubo de agua fría”, relata en el informe. “Me aplicaron electroshocks en el pene y en el pecho. Me tenían sujetado, con las piernas atadas y la cara cubierta con cinta adhesiva y una bolsa de plástico”.

Tailandia está preparando una ley que criminalizaría la tortura y las desapariciones forzadas.

Laurent Meillan, representante regional interino de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en el sudeste de Asia, lamenta la decisión de bloquear la presentación y dice que esto plantea graves interrogantes. “Este incidente es otro notable ejemplo de un nuevo patrón de acoso a los defensores de los derechos humanos que documentan torturas en Tailandia”, valora.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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